La lluvia obliga a suspender la primera corrida de toros de fallas
Viernes 14 de marzo ·
La demora, ya que se tardó casi una hora en tomar la decisión, disgustó al público que ocupaba los tendidos
Viernes 14 de marzo ·
La demora, ya que se tardó casi una hora en tomar la decisión, disgustó al público que ocupaba los tendidosLa lluvia caída desde la tarde del miércoles y a lo largo de la jornada de ayer dejó el ruedo de la plaza de toros muy encharcado y en pésimas condiciones para la práctica del toreo, obligando a suspender la que iba a ser la primera corrida de toros de la feria de Fallas. La decisión se tomó tras largas deliberaciones entre los protagonistas, matadores, empresa y autoridad que salieron en varias ocasiones a comprobar lo resbaladizo del suelo y después de cincuenta y cinco minutos de espera, tiempo en el que se trató infructuosamente de acondicionar la arena con escasos y rudimentarios medios.
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El anuncio de la suspensión, plenamente justificada dado el estado de la arena, fue anunciada por la megafonía de la plaza y acogida con abucheos por parte del público que ocupaba pacientemente los tendidos del coso. La decisión que bien se pudo tomar mucho antes y haber evitado la espera y la incomodidad de los espectadores que no entendieron por qué se les había hecho esperar para llegar a aquel desenlace. Pocos minutos después, gran parte del público se agolpaba en las taquillas para que se les devolviese el precio de las entradas.
Miguel Ángel Perera, Paco Ureña y Fernando Adrián al llegar a la plaza examinaron el estado del piso de plaza y en un primer momento acordaron con la autoridad que se reacondicionara el ruedo, demorando el comienzo del festejo unos treinta minutos.
Finalmente, una hora después, y tras haber deliberado la terna, con las cuadrillas y autoridad, se anunció la suspensión, tras no contemplarse la posibilidad de un aplazamiento.
Fuentes de la empresa han achacado la demora a la voluntad de los matadores de apurar todas las posibilidades para sacar adelante la corrida esparciendo el agua encharcada y echando arena encima. Finalmente, no dieron con la solución por cuanto el albero que es el tipo de arena que hay en Valencia con la lluvia se convierte en muy resbaladizo y la tarde se vio abocada a la suspensión.
La potestad de suspender corresponde al director de lidia, en este caso Miguel Ángel Perera, pero desde un principio este planteó que la decisión final tenía que ser consensuada con sus compañeros. «Les dije que el ruedo estaba impracticable pero que si ellos decidían torear yo estaba con ellos, me liaba el capote y echaba adelante. Finalmente creo que se ha impuesto la sensatez». Aunque nadie ha querido confirmar ningún nombre concreto, al parcer uno de ellos insistió todo el tiempo, llevado por su ilusión, en querer torear hasta que ha entendido que no podía poner el peligro la integridad de los compañeros y ha aceptado finalmente la opinión mayoritaria. Y en todo ello ha ido el tiempo de espera cuyo desenlace lógicamente ha enfadado al público que permanecía paciente en los tendidos con la esperanza de que se diese el festejo.
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