
El retrato al óleo del valor de la vida
LOS LUNES DE SOROLLA ·
'Aún dicen que el pescado es caro', pintura que cuelga de las paredes del Prado, dio al artista una Medalla de Oro en la Exposición Nacional de 1895Secciones
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LOS LUNES DE SOROLLA ·
'Aún dicen que el pescado es caro', pintura que cuelga de las paredes del Prado, dio al artista una Medalla de Oro en la Exposición Nacional de 1895Más de 1.700 trasplantes hepáticos avalan la trayectoria del doctor José Mir en los quirófanos valencianos. Gurú de la cirugía hepática se le ha llegado a llamar al médico que en este Lunes de Sorolla se convierte en el experto que elige entre todas las del pintor, su obra preferida: 'Aún dicen que el pescado es caro'. Es el título de un óleo que, casi como quien no quiere la cosa, pone ante los ojos de quien lo contempla el valor de la vida. Ni más ni menos.
Elige pronto, muy pronto. Sin titubear se pronuncia en favor de esa pintura clave en la trayectoria de Joaquín Sorolla. Es la inmersión del artista –de la mano de un retrato costumbrista de inspiración en la cultura valenciana– en la pintura social, género que en el momento en el que el universal valenciano arrancó esta obra a su paleta era el que triunfaba en los ambientes creativos.
Cuando se escucha la elección del doctor Mir, de inmediato se adivinan algunas razones que le han podido llevar a optar por esa obra y no por otra. La imagen del joven pescador herido tendido en el suelo de la bodega de un barco remite a la de «un enfermo sobre la mesa de quirófano», como reconoce el especialista. Y ante una herida tan profunda y veraz como la que Sorolla pintó en el torso desnudo del joven, un galeno como el doctor José Mir no puede más que confesar que esa imagen «a un médico le impacta».
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La admiración por este óleo de 151 x 204 centímetros que forma parte de la colección del Museo del Prado le viene de lejos al cirujano. Mucho antes incluso de ser médico. Recuerda que en los tiempos del bachillerato «en los libros aparecían ilustraciones, en blanco y negro, claro» de esa pintura de un artista al que teníamos como número uno». No sólo eso. El padre de aquel joven que se especializó en trasplantes ya le hablaba a su hijo de 'Aún dicen que el pescado es caro'. Así que «desde pequeño ha sido mi pintura favorita», recalca el doctor Mir al mismo tiempo que apunta que es la obra que llevó al artista a una nueva Medalla de Oro, la que cosechó en la Exposición Nacional de 1895.
Los detalles en el retrato de la bodega del barco y de los tres personajes que habitan la pintura detienen también los comentarios del cicerone de este Lunes de Sorolla, que confiesa su pasión por la luz de quien se convirtió en su máximo representante en la historia del arte.
«Siempre me impresiona la luz», apunta, y en esta obra está centrada en la imagen central. Pero ahora las emociones que el óleo le despiertan no llegan tanto de la fijación plástica de los elementos como de la lectura de la obra, del mensaje que Sorolla imprime en un retrato social ante el que al detenerse a analizar, el cirujano conduce a prestar atención al título con el que el artista resume cuanto ha querido contar, y con casi total seguridad denunciar.
En el suelo yace el cuerpo de un joven, la imagen de la vida en su esplendor y cuando se ha puesto en peligro. Y ahí encuentra el médico otro ejemplo del gran magisterio artístico de Sorolla, la lectura más allá del retrato «al contemplar ese cuerpo joven que vuelve herido de la pesca, Sorolla está retratando el valor de la vida», el precio que el joven puede tener que pagar mientras la sociedad se lleva las manos a la cabeza por lo que le cuesta el pescado. Y surge entonces la reflexiva pregunta del doctor Mir ante la contemplación de un óleo en el que hay que ver mucho más, que ya es, que una obra de arte: «¿Cómo valora usted una vida humana?». Es el interrogante que lanza un médico, un humanista que sabe bien qué se llevan entre manos esos otros dos pescadores de avanzada edad.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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