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Una de las piezas de la colección Gerstenmaier que se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Valencia. jesús signes
La revolución tranquila del Museo de Bellas Artes de Valencia

La revolución tranquila del Museo de Bellas Artes de Valencia

La incorporación de las colecciones Gerstenmaier y Banco Sabadell y la compra del fondo pictórico de Lladró revitalizan un San Pío V que aún tiene por resolver la falta de autonomía, la carencia de personal y la mejora del entorno

Carmen Velasco

Valencia

Martes, 19 de julio 2022, 01:56

Se convirtió en titular sin ser la primera opción y su gestión artística está deparando sorpresas. Y algunas sonoras, como la recepción de la colección Gerstenmaier -uno de los conjuntos más prestigiosos de pintura flamenca con piezas de Rubens, Van Dyck y Brueghel El Viejo-. En julio de 2019 Pablo González Tornel resultó segundo en la convocatoria abierta a funcionarios para elegir al director del Museo de Bellas Artes de Valencia. El elegido fue Carlos Reyero, que renunció a su plaza un año después. Su marcha se anunció el 22 de julio de 2020. Cultura optó por continuar con la lista de mejor evaluados y en segunda posición estaba González Torne, profesor en la Universitat Jaume I de Castellón y doctor en Historia del Arte.

Dos años es un tiempo breve en cualquier institución cultural para hacer un balance completo y definitivo, pero 24 meses han sido suficientes para evidenciar una gestión profesional e independiente en el museo valenciano y con notables avances respecto a los antecesores del actual director del San Pío V. En este punto cabe recordar que desde 2015, año en el que Compromís y PSPV asumieron la Conselleria de Cultura, el Bellas Artes ha sumado cuatro responsables diferentes: José Ignacio Casar Pinazo, Margarita Vila, Carlos Reyero y Pablo González Tornel. Sin estabilidad en la dirección difícilmente un museo o cualquier entidad artística puede consolidar cualquier cambio o avance.

En los dos años de González Tornel el museo valenciano ha revitalizado sus fondos artísticos. Primero, por adquisición o por depósito; y segundo, por una revisión de la colección propia que ha permitido crear un espacio con la obra escultórica de Ricardo Boix y otro permanente con una quincena de piezas de María Sorolla, Manuela Ballester, Emilia Torrente, Helena Carabia y Rosario de Velasco.

La dirección del museo ha abierto una puerta a las colecciones privadas, algo que también intentó José Ignacio Casar Pinazo con el depósito de la Colección Delgado donde reinaba la dama de perfil de Velázquez. El anuncio de marzo de 2021 de que el prestigioso mecenas Hans Rudolf Gerstenmaier legaba al museo su colección de pintura flamenca fue una de las operaciones artísticas de mayor calado en el panorama nacional. El que fuera el gran benefactor de El Prado cambió su testamento. ¿Quién salió ganando? El público del Museo de Bellas Artes de Valencia donde se exhibe la colección (con joyas de Joost de Momper El joven y Martin de Vos) desde el 14 de diciembre de 2021.

Luego vino el único retrato de Botticelli en España. Pertenece a la familia Guardans-Cambó pero gracias a un comodato se exhibirá en Valencia durante tres años con posibilidad de prórroga. Marullo Tarcaniota, el retratado, observa a todos los que se topen con él desde una de las salas principales del museo desde junio de 2021.

El fortalecimiento del fondo artístico ha ido a más en este año. En los últimos meses ha habido más incorporaciones. Una, aún por materializarse, es la adquisición por parte de la Generalitat de la colección Lladró. Y la otra, el depósito del conjunto pictórico del Banco Sabadell. Una de las colecciones privadas valencianas que se tejió con más criterio fue la perteneciente a los hermanos Juan, José y Vicente Lladró. La Generalitat adquirirá por 3,7 millones de euros alrededor de 70 piezas (Zurbarán, Joan de Joanes, José de Ribera, Vicente López, Benlliure, Pinazo...) cuyo destino es el Bellas Artes.

En esta revitalización artística, ¿cuál es la relación del Museo de Bellas Artes de Valencia con Sorolla? Pese que la dirección general de Patrimonio y Cultura, de la que depende la pinacoteca, cerró la sala homónima del pintor valenciano en marzo de 2019, la pinacoteca no sólo ha naturalizado la presencia de Sorolla en las salas del centro de arte sino que ha incrementado los fondos del pintor de la luz bajo el mandato de González Tornel. Compró 'Retrato de Isabel Bru' por 60.000 euros, los siete sorolla de Lladró -entre los que destaca 'Yo soy el pan de la vida'-, y gestionará 'Dama de perfil' del Banco Sabadell. El San Pío V se rearma de sorollas antes del año del centenario del artista valenciano. Justamente para celebrar esa efeméride, la institución cultural acogerá la exposición 'Sorolla. Obras maestras', que impulsa el Museo Sorolla de Madrid.

La gestión de los fondos del Bellas Artes no es suficiente para relanzar la institución. Requiere el apoyo del Ministerio, la Conselleria de Cultura y el Ayuntamiento. Falta que el Gobierno dé el impulso definitivo al plan museográfico -que permitirá reordenar los fondos con criterios profesionales y artísticos en todas las salas del edificio-. La autonomía en la gestión fue un compromiso de la Conselleria de Cultura en mayo de 2015 y sigue sin cumplirlo (ni fundación, ni consorcio, ni ley). Tampoco mueve ficha para recuperar la cafetería, cerrada en marzo de 2020, o la tienda-librería, que se clausuró en 2017. Y algo similar sucede con el plan urbanístico para embellecer y adecuar el entorno del museo, un proyecto que nunca se materializa por parte del Ayuntamiento y del Ministerio.

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