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El fotógrafo Ricardo Cases en una imagen de archivo. IGOR AIZPURU
Ricardo Cases: «Nuestro alucinante paisaje mediterráneo se puede ir al suelo por egoísmo o desidia»

Ricardo Cases: «Nuestro alucinante paisaje mediterráneo se puede ir al suelo por egoísmo o desidia»

El fotógrafo oriolano, ganador de uno de los premios a libros mejor editados, lamenta la falta de difusión de «estos trabajos arriesgados»

Laura Garcés

Valencia

Domingo, 11 de julio 2021, 23:49

El fotógrafo Ricardo Cases (Orihuela, 1971) acaba de ser galardonado por el Ministerio de Cultura en uno de los apartados de los Premios a los Libros Mejor Editados. La obra con la que ha obtenido la distinción, de la editorial Dalpine, es 'Estudio elemental del Levante'. Para Cases el paisaje que habita, vive en la huerta de Torrent, es esencial en su obra. Es esa experiencia la que le lleva a mostrar temor a que «por desidia o egoísmo» todo se caiga. Habla de ello con LAS PROVINCIAS y de algunas circunstancias que acompañan al mundo de la edición, como la falta de difusión de trabajos como el premiado, que considera un libro «arriesgado».

–¿Qué supone este premio?

–Sobre todo dar visibilidad al proyecto editorial de Dalpine y a la publicación. Es una apuesta de tres editoriales independientes, gente apostando su esfuerzo y su economía por proyectos como el mío que también es un libro arriesgado. Para empezar es una obra sin texto, pura fotografía. Y desde el punto de vista técnico también es arriesgado. Seis de sus páginas están troqueladas. Nunca habíamos hecho esto, y era un reto. Es de agradecer que estas tres editoriales, una de Madrid, otra de Tokyo y una californiana inviertan en proyectos que les apasionan.

–¿Qué transmite con este trabajo, con este libro?

–Mi obra desde que me trasladé de Madrid a Valencia básicamente trata diferentes estrategias a la hora de abordar el paisaje mediterráneo español. Yo vivo en Torrent, en el campo, y todo tiene que ver con lo que me provoca este paisaje en el contexto actual sumado a la ilusión de volver a vivir lo que viví cuando era pequeño; me he criado en la huerta oriolana con un paisaje similar. Este trabajo, tiene mucho que ver con lo que pasa –la idea de contexto– y en el lugar donde vivo. Este trabajo, de los cinco que he hecho en la costa levantina, quizás es con el que toco fondo, el más decadente. Va de cómo todo este paisaje alucinante que tenemos se puede ir al suelo por egoísmo, mal uso o desidia.

–¿El público, los lectores, son conscientes del valor de una buena edición?

–Un libro así, el público lo ha de tener en la mano, y esto es complicado porque se tiran pocos, suelen quedarse en un entorno muy cercano. No se difunde, no se conoce, pero supongo que si llegan a las manos de alguien –por fuera que esté de esto– libros como este llamarán la atención. Ahora el papel está, entre comillas, en desuso. Es una contradicción de lo que nos toca vivir. Justo ahora que está la era digital, que se acaba el papel, yo soy de una generación de fotógrafos que ha disfrutado del papel, de elegir el soporte del libro como herramienta fundamental para contar las historias. Ahora hay muchas ferias sobre autoedición.

–¿Las nuevas tecnologías constituyen una amenaza para la edición?

–A mí y a la gente que me rodea se nos va la vida en esto, Disfrutamos tanto que es muy raro que cambiemos de camino en lo que nos queda de vida. Además, esto tiene muchísima tradición, estamos recogiendo el relevo. Creo que no, pero la gente que tiene que hacer la labor de difundir estas cosas, igual está más entretenida con lo digital. No son un riesgo, pueden convivir las nuevas tecnologías con estas ediciones. Yo me estoy planteando este año hacer un trabajo audiovisual.

–¿Cómo ha afectado la pandemia a los fotógrafos?

–Yo nunca he producido tanto. A mí me ayudó a centrarme. Cuando pude empecé a hacer fotos. Hice cosas que nunca habría podido hacer. Me ha afectado en la medida en que me dedico a realizar reportajes de encargo y también a dar clases que se han caído.

–¿A qué personaje nos ha fotografiado y le gustaría hacerlo?

–Suelo tener facilidad para acceder a la gente. Vivo cerca de un restaurante en el campo, un icono del mundo rural; hay un ambiente impresionante. Me gustaría hacer un trabajo de puro retrato en la puerta. Me interesa gente con carácter y gente corriente.

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