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JOSÉ LUIS BENLLOCH
Domingo, 11 de septiembre 2022, 00:50
Hay citas taurinas ineludibles y la de Utiel por la Virgen del Remedio es una de ellas. Ayer fue muy especial, dos años después, una pandemia y un pleito pendiente de resolver, la Utielana volvía a abrir sus puertas. Como si no hubiese pasado el tiempo, a la hora en punto la Unión Musical, gran banda, atacaba las notas del obligado Gato Montes, Rafa Pons torilero dinástico y copropietario del coso, aceitaba los los goznes del portón. Los «40 Pavos» respiraban ansiosa torería. «A los toros, a los toros» era el ánimo general, el equipo médico del doctor Carbonell en su sitio, ¡que no tengan ustedes que trabajar! era el deseo más repetido. La solera de Utiel de nuevo en ebullición y hasta Carlos Puertas sacaba su mejor bagío empresarial para que el mano a mano de Pablo Romero y Cebada Gago, diese nivel y juego.
De los espadas lo mejor corrió a cargo del colombiano Sebastian Ritter, torero a recuperar, lidió asentado, con sentido del temple, ambicioso, sus lances al primero fueron un primor y su disposición la propia de quien pide sitio en el toreo. El otro gran triunfador de la tarde fue Leonardo Hernández que salió toreando con un caballo albino, Giraldillo se llama y todo seguido con el azabache Calimocho a dos pistas y con Xarope lo bordó. Dos orejas.
Ritter cortó la oreja a su primero, le debió cortar otra a pesar de matar mal a su pablorromero y desorejó por partida doble a su segundo cebada. Rafael Cerro estuvo voluntarioso aunque sin acabar de redondear. Se retiro Antonio Puchol que banderilleó con gran lucimiento.
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