El cineasta y escritor compartió charla con LAS PROVINCIAS. IRENE MARSILLA
Rodrigo Cortés: «La cultura de la cancelación es una milonga»
otoño literario ·
El escritor y cineasta llena de palabras el Otoño Literario de LAS PROVINCIAS con su 'Verbolario' | «El político es el ejemplo de alguien poco literal y nada claro», afirma el autor
No es María Moliner. Ni falta que le hace. El escritor y director de cine Rodrigo Cortés tiene su propia forma de ver el ... mundo y, por tanto, de crear su particular diccionario. Cortés firma para el diario 'ABC' la sección 'Verbolario', en la que cada día define una palabra del rico e inagotable castellano. Ese trabajo ahora toma forma de libro y, bajo este mismo nombre, recoge 2.500 palabras con sus correspondientes y divertidas definiciones. Todas ellas, además, cargadas de humor, sarcasmo, fina ironía e inteligencia. El autor ha querido presentar su 'Verbolario' dentro de las iniciativas que lleva a cabo el Otoño Literario de LAS PROVINCIAS. Acompañado del jefe de Desarrollo Digital del periódico, Mikel Labastida, y de la jefa de Culturas del diario, Carmen Velasco, la conversación se ha llenado, inevitablemente, de palabras. La primera de ellas, como no podía ser de otra forma, ha sido la de entrevistador, rol que en este caso ejercen Labastida y Velasco. Cortés califica este término como «individuos que le preguntan a otro por quién pondría la mano en el fuego». «Yo no la pondría por nadie. Y eso me incluye. Entre otras cosas porque nadie estamos a la altura de la pureza moral que exigimos a otros, no soportaríamos la lupa con la que analizamos el comportamiento ajeno. En general puedes decir lo que quieras con tal de que no des lecciones. Así estás a salvo», confiesa el autor de este personal 'Verbolario' (Random House).
En este sentido, se le plantea una dicotomía: ¿utilizamos más las palabras para conciliar o para atacar? Rodrigo Cortés lo tiene claro: «Las usamos hasta para pensar». «Pensamos a través de ellas aunque no seamos conscientes. Nuestro manejo de la lengua, de forma inconsciente, acaba configurando los límites de nuestro mundo. En general, las usamos para mentir, incluso de forma amable. El uso del lenguaje tiene a veces mucho de eufemístico», asegura un Cortés que es capaz de describir a un 'negacionista' como a alguien «que afirma un montón de cosas» o a un 'puritano' como un «lascivo que se disfraza con las plumas del moralista».
«Los españoles hablamos cada vez peor. Es un mal general. Hay una reducción del vocabulario medio»
En este diccionario en el que ha recopilado los términos que cada día publica en el diario 'ABC' no sólo le sirve para defender su propia tesis de que cada palabra tiene su significado oculto. Porque en 'Verbolario' no define el lenguaje, lo desnuda. Lo que permite, a su vez, analizar cómo nos comunicamos. «Los españoles hablamos cada vez peor. Es un mal general. Hay una reducción del vocabulario medio. Somos más directos. Por ejemplo, en comparación con los latinoamericanos somos hasta agresivos. El español, en general, sin librarse de sus hipocresías y eufemismos, es más directo y simple en la enunciación y, a la vez, se siente menos atacado cuando recibe eso», afirma antes de asegurar que «hablar bien, es ante todo, decir lo que uno quiere decir». «Nos hacemos un lío al comunicarnos cuando surge la contradicción interna entre lo que decimos y lo que pensamos. Ahí empieza el balbuceo», sostiene el autor.
Rodrigo Cortés habló de 'Verbolario' en el espacio La Rotativa.
IRENE MARSILLA
La conversación, inevitablemente, deriva hacia la política. Para este especie de atípico filólogo, un político es, en una de sus acepciones, un «profesional al que no le importan los asuntos, sino el impacto de los asuntos en la opinión», según se recoge en el libro. «Las palabras son neutras. Uno ya las dota de la intención, que puede ser política. Con las mismas palabras se pueden hacer poema de amor o uno de desprecio. Pero es cierto que un político es un buen ejemplo de alguien poco literal y nada claro. No hay más maldad en la política que en otros sitios pero su objetivo es conseguir votos. Tienen que intentar no irritar», argumenta.
La charla deriva por muchos senderos, pero las palabras son las protagonistas. Nuevos términos, nuevas formas de llamar a las cosas que a Cortés le horrorizan, como el caso de la 'cultura del esfuerzo'. «Me pongo en guardia ante la palabra cultura. Y ya cuando se asocia a algo en forma de sintagma, dejo de escuchar. ¿Qué es eso? La cultura del esfuerzo, la cultura de la corrección, la cultura de la violación... No existen tales cosas. Existe el esfuerzo», señala en esa batalla que parece que ha emprendido contra los eufemismos o el hecho de retorcer el lenguaje. ¿Y la cultura de la cancelación?, se le inquiere. «Eso es, en general, una milonga. La cancelación se produce en ocasiones y hay gente que lo pasa mal al ver su vida sometida a escrutinios insoportables. En el 99% de los casos uno deja de hacer cosas por si acaso, no quiere afrontar determinadas reacciones y quiere asegurarse de estar en el lado soleado de la vida. No quiere correr el riesgo de que nadie lo considere de los malos», defiende en su razonamiento. «Todos nos importamos tan poco que en general no existe. No sucede nada», asegura.
«Nadie estamos a la altura de la pureza moral que exigimos a otros. No soportaríamos la lupa con la que analizamos el comportamiento ajeno»
Entre victorias y derrotas
Las palabras siguen discurriendo por este encuentro en el Otoño Literario. Palabras que le sirven a Rodrigo Cortés para dibujar realidades que, a veces, son difíciles de verbalizar. En su definición de 'derrota' afirma que son «futuras victorias». «Sobre las derrotas tengo experiencia», afirma riendo. Y prosigue: «Tiendo a celebrar poco. Me mantengo cauto y me deprimo poco también. Me vengo abajo con dificultad. Todos recibimos lo que merecemos, pero siempre a largo plazo», describe.
Es inevitable que en esta conversación plagada de definiciones y términos aparezca la utilización del lenguaje inclusivo. ¿Cuál es la opinión de Rodrigo Cortés? «La definición de inclusivo es que cuanto más se especifica más se excluye. Porque si dices 'todos', está todo el mundo incluido. Cuando dices 'todos' y 'todas', hay quien puede no sentirse dentro de estas categorías, por lo que es 'todos', 'todas' y 'todes'. Poco a poco vas sumando conceptos y al final nunca nada es suficiente», defiende el autor.
«Nuestro manejo de la lengua, de forma inconsciente, acaba configurando los límites de nuestro mundo»
En este encuentro también desvela cómo elige los términos a los que luego les va a dar su propia definición para ser publicados. «No comento actualidad. Me impuse o me regalé no hacerlo», afirma antes de revelar que envía al diario siete palabras cada semana. Lo hace a la vez. «Pero no escribo siete términos cada vez. Tengo una especie de vivero de 70-80 palabras, en diferentes grados de desarrollo. Algunas están cerradas otras están buscando su música, pero aún se les ven las costuras... Lo que me permite elegir siempre siete que ya hayan pasado por un control de calidad», cuenta. ¿Habrá segunda parte del libro? «No tendría sentido hacer una segunda versión con nuevos términos. Este va de la 'A' a la 'Z'. Otro volumen así sería repetirse. Lo que sí, podría hacerse una actualización», confiesa Cortés, quien cada día sigue brindando su personal visión del lenguaje a través de su 'Verbolario'. ¿Con qué palabra nos sorprenderá hoy?
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