JOSÉ LUIS BENLLOCH
Sábado, 11 de marzo 2023, 23:07
Los festejos taurinos de estas fallas arrancaron con buenos presagios. A tomar viento pues aquella creencia gitana que asegura que no quieren buenos principios para sus hijos. Al fin y al cabo, digo yo, que lo que va delante va delante. La novillada sin caballos del prólogo tuvo buen ambiente, cinco novillos de Jandilla embistiendo, el sexto que en la plaza fue el cuarto resultó el más desabrido y seis chicos que saben torear. Los chicos de ahora, la gran mayoría sabe torear, otra cosa es que luego tengan suerte, persistan ante la exigencia profesional, ya se sabe que el eral no es el toro, santa palabra el toro, la inquisición o poco menos, la selectividad más radical; y además deben tener ese toque que reparte, supongo, el espíritu santo o la madre naturaleza, que hace que haciendo lo mismo o parecido, aquello crezca, luzca y enamore o por el contrario caiga en la vulgaridad, pero saber torear saben la gran mayoría.
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Ayer fue Samuel Navalón, el de Ayora que juega con la camiseta de Albacete si se me permite el símil, quien se destacó por encima de todos en esa locura de ser torero.No quiere decir que lo tenga todo hecho, que en esto del toro nada es seguro, perolo de ayer tuvo crédito de futuro y si eso lo sumamos a lo que hizo los últimos días en Vistalegre, en Ciudad Rodrigo o en las pruebas de Arnedo hay que convenir que ya no es casualidad. Y la noticia puede tener más trascendencia de lo que supone el triunfo de un chavalín. Tan necesitados como estamos de revulsivos en esta tierra puede considerarse agua bendita, ya se sabe que en el toreo no hay mayor estimulo que el triunfo de un torero de casa. Ayer se mostró sobrado, seguro, con el temple de los buenos toreros; además lo cogió feamente y ni se miró que en los chicos es como la prueba del algodón. No mudo el color decían los mayores. Luego pinchó, le dieron una oreja porque los presidentes no aciertan a distinguir entre mayores millonarios y los chicos. Alguno dirá que no hay que mimarlos, pero ayer este Navalón se ganó la segunda oreja y la consiguiente puerta grande.
El otro valenciano Alberto Donaire no tuvo suerte en el sorteo. Se llevó el único jandilla complicado, pero aun así tuvo momentos esplendidos. Torea pausado, con gusto exquisito, con profundidad, tiene el don, el día que le acompañe un novillo que se ate los machos el mismo Navalón. Sería el complemento perfecto para levantar la afición, la gran suerte de ambos.
El resto de espadas, El Quitos, Ignacio Boné, Javier Aparicio de Castellón y Martín Morilla, nieto del que fuese apoderado de Jesulín, tuvieron momentos interesantes, diría que sacaron nota, ahora, a unos y otros, les toca persistir.
Las previas de las corridas falleras tuvieron lugar en los salones como ya es tradicional. Al Aula de LAS PROVINCIAS le ha sucedido en el tiempo la entrega de la quinta edición de los galardones «Va de bous», que concede la Generalitat Valenciana. Con la presencia del secretario autonómico de seguridad y emergencias, José María Ángel, y el presidente de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, se hizo entrega de este galardón a Luis Francisco Esplá, al novillero Niño de las Monjas y a la plaza de toros de Bocairent, en la categoría de espectáculos taurinos en la plaza de toros; al recortador Ramón Bellver «El Blanco» y a la localidad castellonense de L´Alcora en el apartado de festejos tradicionales de «bous al carrer»; y hubo un premio extraordinario por su labor al frente del centro de asuntos taurinos, fue Toni Gázquez.
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