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El ilustrador canadiense Seth, en el Salón del Cómic de Valencia. IVÁN ARLANDIS
Seth: «Estoy tan decepcionado con el mundo que soy incapaz de dibujarlo»

Seth: «Estoy tan decepcionado con el mundo que soy incapaz de dibujarlo»

El ilustrador canadiense, que presenta en Valencia la novela gráfica 'George Sprott', afirma que ser historietista «es pensar sobre tu propia vida»

Noelia Camacho

Valencia

Sábado, 5 de marzo 2022, 01:27

Memoria. Nostalgia. Pasado. Cultura. Son cuatro palabras que bien pueden describir la producción artística del ilustrador canadiense Seth, de nombre verdadero Gregory Gallant, que este viernes ha visitado Valencia para participar en el Salón del Cómic que hasta el domingo está instalado en Feria Valencia. El historietista, una de las voces más originales de las viñetas, crecido en la escena independiente del cómic canadiense en los años 90 y creador de títulos como 'Palooka-ville' o 'Ventiladores Clyde', ha presentado en la ciudad del Turia la novela gráfica 'George Sprott'. Colaborador de medios de comunicación como The New Yorker y The Washington Post, Seth desvela en esta entrevista cómo es su particular universo creativo.

-¿Qué se siente, tras dos años de pandemia, al regresar a los eventos multitudinarios y volver a tener cercanía con los seguidores del cómic?

-Es curioso porque como dibujante me paso gran parte del tiempo solo así que, incluso antes de la pandemia, yo ya sabía lo que es trabajar en casa y en solitario. Han pasado casi tres años en los que no se daba el contacto con los lectores y creo que ahora la gente es más tímida por eso de la distancia social. Pero noto que las personas están encantadas de reencontrarse.

-En este tiempo, ¿la situación le ha inspirado para crear o es de esos autores que no ha podido trabajar?

-La pandemia no ha ejercido ningún efecto determinado en mi vida diaria. Lo que ha sido extraño es trabajar en casa y que estuviera mi mujer (ríe). Puede que haya creadores que no han podido hacerlo, pero para mí, tener compañía, me animaba a trabajar más si cabe. Mi identidad está tan conectada con el trabajo que estar ocupado es una necesidad.

-Presenta en Valencia 'George Sprott', un volumen en el que habla de uno de sus temas recurrentes: la memoria. ¿Es fijación personal o más profesional el mirar siempre al pasado? ¿Es un tema que ve poco explotado?

-Como siempre digo, no sé hasta qué punto eliges el tema del que vas a dibujar. Yo no planifiqué mi vida alrededor de escribir sobre la memoria. Pero cuanto más escribo y dibujo sobre ello, más veo lo esencial que es para mí mirar al pasado. Lo más importante de ser dibujante es pensar sobre tu propia vida. Porque la vida, para mí, son tus recuerdos. Mis padres me hablaron siempre mucho de su vida, por eso tengo el hábito de escuchar historias.

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-En un momento en el que todo va tan rápido, la información lo domina todo, todo está en las redes sociales... ¿Es necesario reivindicar las enseñanzas del pasado?

-Es una gran pregunta. Pero el mundo tampoco ha cambiado mucho. En mí caso, lo que yo reivindico es el mundo de lo pequeño, que es lo que a mí me inspira. Lo que veo ahora es que todo es más disperso. Cuando veo a los niños, el acceso que tienen a las redes sociales, a la información, me hace darme cuenta de que es un paisaje nuevo y que ellos, dentro de treinta años, lo verán todo con una perspectiva diferente a la mía. Es un error que se estimule tanto a los niños con tanta información. Yo no tengo teléfono móvil, no estoy en Facebook y fue mi mujer, cuando nos casamos, la que me compró mi primer ordenador. No hubiera tenido de no ser por ella.

-El personaje de George Sprott, cuya novela está presentando en Valencia, ha sido varias personas al mismo tiempo: amante fabuloso, marido horrendo, mal padre... ¿Hay algo de Seth en este personaje?

-Más que de mí, en él se puede ver a mi padre. Este protagonista está en un momento en el que le da igual todo, no se preocupa por nada. Creo que cada uno de mis personajes tiene alguna parte de mí. Cuando escribes sobre un personaje así, al final acabas empatizando con él. George Sprott se da cuenta que, como no puede cambiar el pasado, es inútil ofrecer un arrepentimiento.

-Ha sido ilustrador para The New Yorker o The Washington Post. ¿Al periodismo le falta más ilustración?

-A mí me sigue encantando el papel. Es decepcionante ver que falta ilustración en los periódicos porque los cómics, en los diarios, siempre han funcionado bien. Antes, gracias a estos medios, accedías a dibujantes que, quizás no te gustaban, pero podías leer todo tipo de historias. Ahora, con internet, sólo recurres a aquello que te gusta.

-¿La ilustración es política?

-Sí. Yo no estoy centrado en la política, aunque como cualquier persona tengo mi ideología. Mi obsesión son las cosas pequeñas, más personales. Estoy tan decepcionado con mundo que soy incapaz de dibujarlo y escribirlo.

-¿Son buenos tiempos para el cómic?

-Nunca ha sido buen momento para el arte, es difícil ser artista. Y en el mundo del cómic se ha producido un fenómeno bastante curioso. Empezó siendo algo para niños y, después, se fue desplazando y ahora son los adultos los que consumen este tipo de productos.

-¿Conoce algún dibujante valenciano? ¿Ha leído a alguno?

-No. La ausencia de traducciones de ilustradores españoles que llega a Norteamérica dificulta el acceso a ellos. Es el principal problema. Pero ayer estuve en la Nau de Valencia y vi la exposición de Paco Roca. Me lo han recomendado y ya tengo un ejemplar suyo.

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