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Sibila Freijo, escritora: «Se nos exige hasta ser las perfectas menopáusicas»

La escritora estará en este sábado en la Feria del Libro de Valencia de 11 a 12:30 y el domingo de 12:30 a 14 horas firmando su nueva novela 'Señora lo será tu puta madre'

Viernes, 25 de abril 2025, 01:12

Sibila Freijo lanza titulares casi en cada frase que pronuncia. Tiene seis novelas publicadas y, en esta última, 'Señora lo será tu puta madre', habla, o mejor dicho, clama contra las injusticias estructurales que sufren las mujeres a partir de los cincuenta. Arrojadas a lo invisible, tildadas de viejas, obligadas a pretender una perfección inalcanzable, avergonzadas por el tabú de la menopausia. De todo esto habla en una novela que combina grandes dosis de humor, reflexión y terapia de choque.

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La autora estará este fin de semana en la Feria del Libro de Valencia. El sábado de 11 a 12:30 y el domingo de 12:30 a 14 horas, ambos días en la caseta de Imperio Librería.

-En 'Señora lo será tu puta madre' habla de la crisis de edad que la sociedad impone a las mujeres, que parece que siempre tienen que ser perfectas, y en esa perfección entra la edad, claro.

-Estamos tan exigidas que hasta se nos exige ser las perfectas menopáusicas. La sociedad nos dice como tenemos que cuidarnos, qué suplementos tomar, qué ejercicios hacer… Queremos que nos dejen envejecer como nos dé la gana. Este es el primer libro que trata el tema de la menopausia. No había nada así que no fuese divulgación. Y cada personaje la vive de forma diferente. Ali tiene muchos más síntomas, cuida de su hija y de su madre, es una mujer sándwich (ríe). Y su hermana Vera la vive desde la negación. Tiene amantes jóvenes, cuida la dieta… Es una novela de mujeres, de la maternidad, del miedo a envejecer y de las presiones. Estamos hartas de que nos metan en un cajón de restos de fábrica cuando cumplimos los cincuenta.

-Hasta hace nada, la menopausia era algo de lo que ellos huían y de lo que ellas no querían hablar. ¿En qué punto estamos ahora?

-Sigue siendo un gran tabú. A nivel social se está empezando a hablar de ello porque la menopausia también es un negocio para las farmacéuticas, las clínicas de estética o los gimnasios que en muchos casos quieren vender el alargamiento de la vida. Pero a nivel particular sigue habiendo un gran tabú. Hay que rascar mucho para que las mujeres te cuenten los problemas que acarrea. Antes ocurría lo mismo con la regla. Los temas esencialmente femeninos han estado marginados de la conversación general. Así que si se empieza a hablar de ellos, aunque sea por negocio, está bien.

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-También habla de cómo la maternidad siempre está en el centro en las mujeres. De hecho, dice exactamente que una es madre y luego lo demás: mamá y empresaria o mamá y modelo, pero siempre mamá primero. ¿Qué horror, no?

-No somos madres perfectas. Hemos tenido hijos porque hemos querido, pero no somos seres de luz, ni mujeres abnegadas dispuestas a sacrificarnos por nuestros hijos a toda costa. Esa lanza se está rompiendo. Hay días que mato por mis hijos y otros que no los soporto (ríe). Asumir esto quita tanta culpa… Ser madre no debe anular todo tu ser, soy muchas más cosas que madre.

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-Da la sensación de que los padres tienen un mayor margen para ser malos que las madres. El mundo está lleno de padres ausentes y adictos al trabajo a los que nadie nunca les reprocha nada, y en cambio las madres conviven con la culpa de haber hecho las cosas mal.

-Que un padre se reduzca la jornada para estar con sus hijos todavía es inédito. Pensemos en una reunión de trabajo: ¿Qué padre la abandona porque tiene que recoger al niño de la guardería o llevarlo al médico? Aunque, afortunadamente, este rol ha cambiado mucho. En parte, el problema también es culpa de las mujeres, que muchas veces queremos acaparar mucho nuestro rol y no soltamos. Al fin y al cabo, nos han criado para esto. Liberarse del rol es un proceso largo.

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-Llama la atención la cantidad de matrimonios infelices que todavía se ven y que no conciben que el divorcio sea una opción como ahora, que de hecho ha aumentado un 47% entre 2013 y 2023. En tu libro hay una pareja así. ¿Por qué esos matrimonios infelices se mantienen?

-Hay muchísimos matrimonios como el de Ali y López, los personajes de mi libro, que se mantienen por miedo. ¿Quién me va a querer? ¿Qué hago yo ahora? Miedo a la soledad, a la madurez en soledad. Estamos muy metidos en eso de más vale malo conocido que bueno por conocer. Vivimos en el «ya, total». «Total, si ya llevo veinticinco años con este, ¿adónde voy a ir?». Y otro motivo es el dinero. La vivienda está carísima, como para separarse. Pero esos matrimonios, muchas veces, cuando los hijos se van, se desintegran. Hay muchas separaciones a los sesenta años por eso. Pero sí, muchísimos matrimonios se mantienen aunque sean infelices. Por miedo, costumbre, dinero, hijos y falta de aspiraciones.

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-¿Cree que esto acabará con las nuevas generaciones?

-No querer estar solos es inherente a la condición humana. Pero es cierto que ahora hay nuevos modelos de familia. Lo tradicional se está resquebrajando. No creo que las cosas sigan como hasta ahora, sería impensable. Vamos hacia vidas más individuales, a compartir momentos de ocio pero no convivir tanto con la pareja.

-También habla mucho de la sexualidad masculina y de temas como las disfunciones o la impotencia, sobre los que también hay un tabú gigantesco, sobre todo en hombres maduros. ¿Por qué ha querido tratar este tema?

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-Porque está silenciado. También por el hartazgo que tenemos nosotras, que también nos afecta. Es tabú porque va contra el centro de la masculinidad. La integridad del hombre está muy basada en su potencia sexual desde tiempos inmemoriales. Si eso se pone en duda, se pone en duda todo. No se habla nada de eso. Tampoco creo que a los hombres les haga gracia que no se hable de este tema, porque así no pueden normalizarlo de ninguna manera. Se nos ha vendido que el hombre es un ser sexual obsesionado, pero yo creo que la mujer es más sexual en realidad. Es tanta la represión que sufren los hombres que ves a jóvenes que van al sexólogo a pedir viagra por miedo a que no se les levante. Hay una crisis de masculinidad brutal. Las mujeres ya estamos tomando las riendas de nuestra sexualidad, así que los hombres tendrán que reinventarse como buenamente puedan, porque el mismo rol de siempre no lo van a poder tener.

-También se pasa de refilón por un asunto muy importante, que es la frustración de mujeres que, pasados los cincuenta, se dan cuenta de todo lo que no han hecho, ven la persona que no han sido por las imposiciones sociales. ¿Esto está muy presente en las mujeres de su generación?

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-Y en los hombres. Esto es la crisis de los 50, cuando llega ese momento en que te preguntas si quieres seguir como hasta ahora o quieres dar un vuelco y emprender otros caminos en tu vida. ¿Esto me hace feliz? Esa cuestión es indistinta al hombre y la mujer. En las mujeres hay una liberación cuando los hijos se van. Piensan que podrán hacer lo que quieran, pero no, porque enseguida te enchufan a los nietos (ríe). Hay muchísimas abuelas a tiempo completo. La madurez puede ser un momento muy gozoso, porque dejas de educar, de trabajar como una mula, aprendes a no hacer lo que no quieres. Te da más igual lo que piensen y digan los demás.

-Este es tu sexto libro. Háblame de esa pasión que sientes por la escritura. ¿Qué es para ti escribir?

-Joan Didion decía que escribe para saber lo que piensa de las cosas. Yo no digo cosas así porque podría vivir perfectamente sin escribir. Necesito mucho más leer o viajar (ríe). Pero estoy de acuerdo con Joan Didion en que me ayuda a saber lo que pienso de las cosas. Y me sumerge en otros mundos donde me convierto en otras personas, me evado. También escribo para que me quieran.

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