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El silencio del Covid cuesta 20 millones a las bandas

La suspensión de actos entre marzo y diciembre y la reducción en el número de alumnos en las escuelas de música lastra un sector que reclama el apoyo de todas las administraciones

Lunes, 19 de octubre 2020, 19:00

Han resistido a las guerras, a la peste... Algunas sociedades musicales tienen más de 200 años de historia y una capacidad de resiliencia increíble a pesar de lo mal que lo estamos pasando». Daniela González preside la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana y no tiene duda alguna de que la música volverá a sonar por las calles y a llenar de alegría a un pueblo como el valenciano, que tiene este arte en su ADN.

Y eso que la herida sufrida por el sector musical de la Comunitat no es leve ni mucho menos. La cancelación de actos entre el pasado mes de marzo y el próximo mes de diciembre ha provocado un agujero «de 20 millones de euros» de pérdidas económicas, detalló González.

Otro de los aspectos negativos ha sido el descenso en el número alumnos matriculados en las escuelas de música. Por el momento se está recopilando el estropicio sufrido. Aunque, paradójicamente, «hay casos de escuelas a quienes les ha ido mejor. Algunas nos comentan que han tenido la mejor matriculación de su historia». El motivo es que «muchas de ellas se han tenido que reinventar, añadiendo una programación diferente con novedades como clases de guitarra o batucadas».

La presidenta de la Federación de Bandas pide a los municipios que cuiden lo que es «un Bien de Interés Cultural»

El descenso también ha provocado, lamentablemente, la destrucción de algunos empleos de profesores ya que la demanda ha descendido «pero por suerte no nos consta el cierre de ninguna escuela. Todas sobreviven».

Esta reinvención de la música se ha traducido en la celebración de eventos de diferente tipo: «Hemos tenido que impulsar pequeños formatos para poder seguir en la calle. Este mes hicimos casi 800 conciertos en toda la Comunitat y hemos estado en la calle para promocionar el turismo».

Por delante está el día más importante para cualquier músico, la celebración de Santa Cecilia: «Evidentemente no va a poder ser como otros años, es un año atípico pero creemos que el pasacalle para poder recoger a los músicos va a poder seguir realizándose». Los conciertos masivos serán más complicados, «lógicamente cualquier actividad deberá ser al aire libre pero con el ánimo de Santa Cecilia estaremos ahí».

Aunque el futuro es complicado para cualquier sector, la música «cuenta con la red de voluntarios más extensa de toda la Comunitat que luchan por sacar adelante a sus respectivas sociedades musicales. Están tocados, porque han perdido muchas cosas por el camino, pero saldremos adelante», señaló la responsable de las bandas en la Comunitat.

Con respecto al apoyo que han tenido por parte de la administración en estos últimos meses, el veredicto es variado: «Ha habido de todo. Ayuntamientos que han mantenido una línea de mayor colaboración y otros que no tanto», explicó.

Recordó que los consistorios «han de ser conscientes de que tienen un Bien de Interés Cultural en sus pueblos que son las bandas de música y su deber es protegerlo». Y no sólo con ayudas económicas, sino con la gestión para que puedan contar con los espacios que ahora necesitan para realizar sus ensayos. Algunas bandas se están teniendo que limitar a ensayar por grupos de instrumentos. Como apuntaron desde la Sociedad Musical de Alzira, apenas hay espacio para unos 30 componentes de su banda, que roza el centenar de miembros.

El presidente de esta histórica entidad alcireña, Camilo Mascarell, destacó que han tenido que buscar otro local de mayor tamaño para poder ensayar. Una actividad otrora tan inofensiva como los ensayos incluso genera inquietud entre algunos músicos, quienes no asisten a los mismos «por miedo», relata Mascarell.

Pero para superar todas estas situaciones, las agrupaciones musicales sacan músculo y exponen otras cifras, como los 200.000 socios que pertenecen al más de medio millar de sociedades musicales en prácticamente cada rincón de la Comunitat.

Y es que si la pandemia ha afectado a muchas familias, será difícil encontrar una con más damnificados por la actual situación debido a la densidad de músicos entre sus miembros.

Una familia de récord

«Espera que te envío un Excel donde te lo explico todo», señala Marián Canós. Y efectivamente sorprende la presencia de hasta 24 miembros de una misma familia de La Vall d'Uixó dedicados a la música de un modo u otro. Hay quienes tocan el piano, el violín, el violonchelo, hay con estudios profesionales de canto y otros como Pablo, el último de la saga, quien con ocho años ya inició sus estudios de percusión.

Marián, portavoz de la familia y una de las pocas que no se ha dedicado a la música, «alguien tiene que organizarlo todo», comenta con alegría, relata que todo comenzó con Vicente Peirats Montón, el bisabuelo de la familia, quien fue director de la Unión Musical Valldeuxense durante 40 años y que tiene una calle en la localidad. A partir de ahí, su hija Teresa (contralto del coro, violonchelo y flauta y la primera mujer que se incorporó a la banda) y su marido Salvador Canós (director suplente del coro parroquial) vieron cómo un virus mucho más benigno que el Covid se apoderó de toda la familia.

Lógicamente, esta familia se ha visto afectada tanto en lo económico como en lo emotivo. «Algunos miembros de la familia se sacaban sus extras y todo eso se fue a pique», comenta la portavoz de la familia.

Pero el factor emocional también se ha visto afectado: «El otro día mi hija de 16 años vino llorando de la emoción después de su primera procesión desde el mes de marzo y me dijo, 'ahora entiendo por qué me gusta tanto la flauta'»

«Somos tantos en la banda que nos preguntan si tenemos boda antes de fijar un concierto», dicen desde la familia Canós

No es difícil imaginar cómo son las reuniones familiares. «Ahora, cuando nos juntamos cada domingo, ponemos tres mesas separadas de diez», explicó Canós, quien agregó que los veranos en el chalé incluso la situación se 'descontrola' después de comer: «Uno saca el ukelele, el otro la guitarra, el otro se pone a cantar... ese es nuestro día a día».

Incluso, como si fuera un conservatorio o una escuela de música «establecemos un programa de ensayos para que unos no se molesten a otros».

La trascedencia de esta familia llega hasta un punto casi surrealista: «A la hora de programar un concierto de la banda nos tienen que preguntar a la familia si tenemos algún evento importante como una boda o una comunión, porque si no podemos ir son 10 o 12 personas menos en el escenario».

Marián recuerda que aunque son muchos los músicos de la familia que residen en la localidad, otros se ganan la vida en Barcelona o incluso en Viena, en la universidad Anton Bruckner, donde estudia Miguel.

Desde esta familia están convencidos de que la música triunfará: «La música lo es todo para nosotros. Es lo que nos hace expresar lo contentos que estamos. Todas nuestras anécdotas giran alrededor de la música. Por eso estamos convencidos de que no acabará la nunca. Se reinventará pero no se puede frenar de ninguna manera». Pero también pidieron el apoyo de las administraciones públicas para que la música llegue aún a una mayor cantidad de gente.

Finalmente, la responsable de las Sociedades Musicales quiso lanzar un mensaje positivo en estos tiempos inciertos: «Igual que hemos hecho el pasacalle de Fallas o el de Santa Cecilia ojalá podamos celebrar pronto el pasacalle de 'bienvenida la normalidad'», tal y como concluyó Daniela González.

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