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Diego Galán (Tánger, 1946-Madrid, 2019) rememora en el libro 'Jack Lemmon nunca cenó aquì' (Plaza&Janés, 2001) sus dos etapas como director del Festival ... Internacional de Cine de San Sebastián. En su crisol de recuerdos, le dedica un capítulo al director Robert Wise (Estados Unidos, 1914-2005), que en 1994 fue presidente del jurado del certamen.
«En la sesión de prensa», cuenta Galán, «hubo risas y hasta algún silbido ante un fragmento de 'Sonrisas y lágrimas' (The Sound of Music'), película que tantos habíamos considerado banal y cursi pero que en Estados Unidos es indiscutible título de cabecera». Los términos 'banal y cursi' son duros, pero parecen amables si los comparamos con otras calificaciones que se le dedicaron a la película en los años 60-70. Recordamos algunas de ellas: 'Empalagoso pastelito', 'remilgada historieta familiar', 'estomagantes canciones'...
La venganza de 'Sonrisas y lágrimas' ha sido contundente: se convirtió en su momento en la película más taquillera de la historia, superando incluso a 'Lo que el viento se llevó' (Victor Fleming, 1939). Sesenta años después de su estreno, el film de Wise, con pegadizas canciones de Rodgers y Hammerstein, hermosos paisajes, actores con carisma y un saludable anti-nazismo (eso siempre se agradece), es un clásico más allá de convencionales debates.
Robert Wise, ya octogenario y director de obras maestras como 'Nadie puede vencerme' (1949), 'Ultimátum a la Tierra' (1951), 'La torre de los ambiciosos' (1954) o 'West Side Story' (1961), no se merecía risas y silbidos.
Con exteriores en Salzburgo y los Alpes (Austria) e interiores en Hollywood, el rodaje de 'Sonrisas y lágrimas', iniciado en marzo de 1964, duró alrededor de medio año. La película se estrenó el 2 de marzo de 1965 en el Rivoli Theatre de Nueva York y ocho días después en Los Ángeles. El 29 de marzo de 1965 se produjo su lanzamiento general en cines de Estados Unidos, y en diciembre de 1965 llegó a España, varios países de Europa y Latinoamérica.
Me pongo el Blu-Ray de 'Sonrisas y lágrimas'. Desde mi confortable butaca disfruto de nuevo con un aspecto que rara vez comentan los cinéfilos. No me refiero a la música ni a las interpretaciones de Julie Andrews (Reino Unido, 1935) y Christopher Plummer (Canadá, 1929-2021), protagonistas de la película y ambos en el mejor momento de sus carreras. Mi mayor debilidad por 'Sonrisas y lágrimas' tiene un nombre: Eleanor Parker (USA, 1922-2013). Su repertorio de gestos, sutiles y divertidos, dicen más que mil palabras.
Eleanor Parker, en su papel de la baronesa Elsa Schraeder, es una perdedora, pero ¡con cuanta elegancia asume la derrota al descubrir que su amado capitán George Von Trapp se ha enamorado de María, la joven novicia!
Además de Eleanor Parker, hay otro divertido aspecto de 'Sonrisas y lágrimas'. Me refiero a la canción 'Do-Re-Mi' que Maria enseña a los hijos del capitán. En la versión española, dicha canción fue adaptada con una letra que asociaba cada nota musical a una palabra o concepto, para facilitar así su memorización por parte de los niños Von Trapp.
En esa delirante enseñanza musical -reitero: en la versión española-. María afirma que 'do' es 'trato de varón'. Lo dudo, María: nunca he escuchado llamar 'Do' a Don Pedro o a Don Alberto. Otra discrepancia: la voluntariosa novicia dice que 'Re' es 'un selvático animal'. Yo diría que la palabra correcta es 'Res', no 'Re'. Y estoy convencido de que una res no es un animal selvático.
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