La exposición crea una especie de periódico con textos e imágenes de la época en la que falleció el pintor valenciano. LP
¡Sorolla ha muerto! ¡Viva Sorolla!
Año Sorolla ·
Una exposición en el museo del pintor en Madrid exhibe por primera vez la máscara mortuoria que Benlliure realizó en el lecho de muerte del artista valenciano en 1923 | A través de fotografías y el retrato inacabado que dejó el maestro de la luz, la exhibición rinde homenaje a la repercusión que el fallecimiento del creador tuvo en el mundo de la cultura
Cerrar un círculo. Hablar de los orígenes, pero también del fin. Un Año Sorolla que celebra la vida del pintor valenciano más universal, pero también reivindica su muerte, nos la pone ante los ojos, para recuperar un acontecimiento -sí, se puede decir así- del ... que se cumplen cien años. El Museo Sorolla de Madrid sigue rindiendo tributo al maestro de la luz en el centenario de su fallecimiento y este lunes ha presentado la exhibición '¡Sorolla ha muerto! ¡Viva Sorolla!', una muestra que traza el recorrido vital del valenciano a través de los últimos años de su vida y que saca a la luz la enorme repercusión que tuvo su muerte, tanto en el mundo de la cultura de su tiempo, como a nivel social, así como los homenajes que el pintor recibió con el paso de los años.
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Tanto es así que este nuevo proyecto exhibe desde la máscara mortuoria que el valenciano Mariano Benlliure realizó del genio a otra escultura, la mano de Sorolla con un pincel, que lleva la firma de Ricardo Causarás.
Con una cuidada selección de documentos y obras de arte «traza un recorrido documental a través de los tres últimos años de vida del pintor, cuando la enfermedad le sorprende aún joven y le aleja de su mayor pasión, la pintura», señalan los responsables del proyecto, comisarriado conjuntamente por el departamento de documentación de la pinacoteca madrileña. «Y celebra también al maestro, en el centenario de su fallecimiento, y lo hace mostrando al público por primera vez los numerosos homenajes y reconocimientos que recibió tras su muerte, muestra de la importancia y el aprecio que había conseguido a través de una vida dedicada plenamente a la pintura», relatan.
«Trabajador incansable, quiso plasmar en sus lienzos la luz y la belleza que le rodeaban, en sus propias palabras 'sin artificios'. Laureado, admirado e incluso envidiado, cosechó gran reconocimiento internacional y nacional que se hizo sentir en forma de los más sentidos homenajes a los que se quiere sumar su museo con esta exposición», afirman desde la institución.
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La exposición, que puede verse en la sala I del Museo Sorolla, se organiza en cuatro secciones organizadas a través de una cuidada selección documental casi inédita en su totalidad: 'Una fina y templada mañana', 'La luz que se apaga', '¡Sorolla ha muerto! ¡Viva Sorolla!' y 'El pintor inmortal'.
En cada una se exhibe una cuidada selección de fondos documentales de muy variado formato procedentes del Archivo del Museo Sorolla: fotografía antigua, correspondencia, noticias de prensa de la época.... Junto a esta selección de documentos se expone el 'Retrato de Mabel Rick, Señora de Pérez de Ayala', última obra de Sorolla, que dejó inacabada al sufrir mientras lo pintaba la hemiplejía que le apartaría definitivamente del trabajo. A esta obra se suman dos esculturas, una de ellas inédita: la máscara funeraria que el escultor Mariano Benlliure realizó en su lecho de muerte y la mano del pintor esculpida por Ricardo Causarás.
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'Retrato de Mabel Rick, Señora de Pérez de Ayala', (1920), obra que dejó inacabada Sorolla.
LP
Asimismo, un publicación científica en forma de periódico de la época completa la muestra. Éste reúne una selección de artículos sobre Sorolla publicados en prensa entre 1920 y 1933 y una serie de breves ensayos escritos por las comisarias que contextualizan y clarifican lo sucedido.
¿Cómo murió Sorolla?
El 17 de junio de 1920, mientras retrataba a Mabel Rick en su jardín, Joaquín Sorolla sufrió un derrame cerebral que le impidió seguir haciendo aquello con lo que más disfrutaba: pintar. Obligado a vivir alejado de pinceles y paletas, pasó tres años rodeado de sus familiares, amigos y discípulos, que constantemente escribían preguntando por la salud del enfermo, deseando una mejoría que por desgracia nunca se llegó a producir.
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La muestra, que abrirá sus puertas este martes 24 de enero, se enmarca en las celebraciones por el primer centenario del fallecimiento de Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), cuya programación oficial arrancó el mes pasado con la inauguración en el Museo Sorolla de la exposición 'Sorolla. Orígenes', centrada en los primeros años de producción del pintor. «Como si de un alfa y omega se tratasen, '¡Sorolla ha muerto!¡ Viva Sorolla!' cierra el círculo al analizar sus tres últimos años de vida, su etapa más desconocida, cuando ya enfermo tuvo que dejar de trabajar», destacan sus responsables.
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