ARANTZA FURUNDARENA
Sábado, 17 de marzo 2018, 01:25
Detrás del paraguas plegable, del hilo dental, del primer tratamiento contra la leucemia y del precedente del wifi hay un cerebro de mujer. «Las niñas se hinchan a leer cuentos de princesas cuando hay historias mucho más interesantes», opina la ilustradora barcelonesa Sandra Uve. Ella ha recopilado esas historias en el libro 'Supermujeres superinventoras' y ahora se las explica a su hija de cinco años.
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- ¿Qué superpoderes tenían estas heroínas?
- Tengo catalogadas a unas 3.000 y muchas tenían una cantidad de cargas familiares brutales. Su lucha a veces es todavía más ejemplar que el propio invento.
- ¿Por qué estudiamos a Edison y no a Martha Coston?
- Porque el mundo está escrito en masculino y eso tiene que cambiar. Este libro pretende que en las aulas lo mismo que se enseña a Fleming que a Rosalind Franklin.
- Lo tuvo duro la pobre Rosalind.
- Sus compañeros de laboratorio le fueron robando todo el desarrollo de la investigación, se postularon al premio Nobel y lo ganaron, pese a que ella les había denunciado. Encima, se dedicaron a vapulearla. «Esta pobre mujer que a veces nos ha ayudado en el laboratorio es una acomplejada», decían.
- ¿Qué historia le ha conmovido más?
- La de Mae Jemison, la primera mujer negra que viajó al espacio. Era bailarina de ballet y viendo un episodio de 'Star Trek' dijo que se iba a convertir en astronauta. «¿Negra y mujer? ¡Imposible!», replicó su madre... Años después fue una de las primeras chicas en viajar al espacio y diseñó un patrón de movimiento para los astronautas inspirado en el ballet.
- Resulta que la patente que más dinero ha reportado a España tiene nombre de mujer.
- Sí, más de cuatro millones de euros se ha embolsado el CSIC gracias a la bioquímica Margarita Salas. Que no tenga aún el premio Princesa de Asturias me parece denigrante.
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- ¿Y qué me dice de Ángela Ruiz Robles?
- Soy superfán de Angelita. Una mujer de armas tomar. Aparte de tener tres hijas se dedicó a la docencia hasta que no le quedaba apenas vista. Enseñaba a chicas sin recursos. Y entre otros inventos hizo la enciclopedia mecánica que hoy se considera como el precursor del e-book.
- Y yo que pensaba que el insufrible sujetador lo había inventado un hombre...
- El auténtico instrumento de tortura era el corsé. El sujetador, si no lleva aros, es soportable, ja, ja, ja... Y lo inventó una mujer.
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- ¿Le ha llamado alguna editorial para incluir a sus inventoras en los libros de texto?
- De momento no. Estoy esperando. Mi objetivo es poder hacer un libro para las escuelas que dé visibilidad a estas mujeres.
- Y que las niñas tengan otros referentes.
- Exacto. En los talleres que imparto, cuando ellas descubren a todas estas inventoras, ven que es posible. Necesitan esos referentes y no el de las princesas de Disney.
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