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Tensión, emociones desbocadas, miedo y valores, el toreo más descarnado como fundamento de la última de feria, desnudo de imposturas, la vida puesta en juego ... de verdad, sin tópicos, un vértigo entre la fiesta y el drama; la solidaridad como telón de fondo, la tragedia de la DANA como argumento de la tarde, respaldo institucional, la más alta representación del estado junto al pueblo, Felipe VI cercano y cálido, gracias, le adivino feliz ante tanta adhesión… felicidad reciproca, reconfortante ante la tragedia y la incertidumbre que nos toca vivir. Orgullo de valenciano, orgullo de español en tarde de toros y fallas, civismo y respeto en la plaza y además entrega en el ruedo, toros bravos, toreros valientes… Por todo ello la clausura ferial fue tan dura como feliz, ejemplar por momentos, una reconciliación con la vida, una mirada serena ante la muerte cuando el toro segundo prendía por el pecho al joven Borja que instantes después pedía a los doctores déjenme salir, déjenme salir en un canto de entereza y responsabilidad ante el compromiso adquirido ¡Vengo a torear y quiero torear!.
Son las cosas del toreo entre las que campea la imprevisibilidad. La gloria y el drama detrás de cualquier detalle. A tardes vacías de contenido y argumentos, que las hay, le pueden suceder tardes como las de ayer abarrotadas de frentes informativos, que hace que no sepas por donde comenzar la crónica, que te preguntes qué ha sido más relevante. Cortesía obliga, relevante ha sido la presencia del Rey que quiso sumarse a la fiesta de los valencianos sin alharacas ni protocolos más allá de la imprescindible seguridad de un Jefe de Estado, así que se suprimieron los himnos, las recepciones y los palcos de respeto: una barrera del tres para sentir el calor de los valencianos en un día de fallas: paseo, mascletá, comida y toros. Luego los maestros le brindaron los primeros toros «Majestad, por su apoyo a la tauromaquia» ... «Majestad por su apoyo a las víctimas de la DANA» … ¡ Va por usted! … Añadir que los toreros lucieron luto riguroso en sus capotes de paseo y que se guardó un minuto de silencio antes de comenzar la fiesta que a punto estivo de transmutarse en drama apenas comenzada.
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Les tengo que contar la cogida de Borja. Espeluznante. Dura y difícil. Quiso asegurar el triunfo en el momento de la verdad. Se perfiló en largo y atacó en la rectitud como hacen los valientes, puso el corazón donde es obligada la técnica y eso fueron demasiadas ventajas para el toro, que le esperó, alargó su guadaña derecha y lo prendió por el chalequillo. Lo zarandeó con rabia, siguió zarandeándole, el momento fue eterno, lo soltó y lo volvió a prender hasta estamparlo contra las tablas. La impresión que dejó cuando lo recogieron las asistencias era fatal. Camino de la enfermería una sensación de horror recorría la plaza, el corazón, el pecho, el vientre… apuntaba el público impactado. En la enfermería le sobraba carácter a Borja para pedir que retrasasen la suelta de sus toros que salía, que le esperasen. Imposible, ni podía ni le dejaron los doctores.
A ese toro Borja le había arrancado la faena con diez doblones, diez, de poder y dominio. Había que imponerse al carácter encastado del de La Quinta. Lo necesitaba y ni aun así se entregó el toro que mantuvo su viveza y sus cosas de santacoloma. Cazador a la espera, amenazante, sin acabar de humillar, pedía mando y Borja acertó a dárselo, aunque nunca llegó a entregarse el toro. Luego vino la tragedia, nada para lo que pudo ser. Son las cosas del toreo, la verdad que en ocasiones olvidamos.
Otro protagonista de la tarde, épico y triunfal fue Román. Sin previo aviso, sin anestesia ni preparación se las tuvo que ver con seis toros (parece abonado) que de saberlo hubiesen exigido mentalización, listeza, buen pulso y corazón fuerte. Todo lo tuvo, cortó dos orejas y pudo cotar alguna más si no falla con la espada. Toreó por momentos templado, donde no le llegaba los conceptos lidiadores le reverberaba el corazón, no volvió la cara en ningún, no sería Román, ni siquiera cuando comenzaron a abandonarle las fuerzas en el sexto, en ese momento difícil se mantuvo en pie con orgullo. No habrá sido la tarde en la que mejor toreó, pero si la más meritoria, tarde de torero bravo.
Párrafo aparte merece la corrida de La Quinta, bien presentada, encastada, exigente, interesante, más para el público que para los toreros que se vieron exigidos en todo momento. De pronto piensas ¡Que difícil es ser torero! Toros, incluidos los más toreables, que no perdonaban. Toros de los que no regalaban nada, pero si respondían al buen trato. Y permitía que respondiese el público con generosidad. Prohibidas las distracciones. Si hay que utilizar una expresión clásica diría que valía La Habana estar delante, pero aquella Habana. La mansedumbre huidiza del sexto no empañó la categoría de la corrida ni menguó el cartel de la divisa. Si se busca variedad, ahí la tienen.
En este capítulo torista mención especial al tercio de varas del quinto. Espectacular en el galope, codicioso en la entrega, bien picado y bien toreado por Puchano a caballo. Toro de los que cambian el guion habitual de las corridas. Gran toro que no quiere decir que fuese toro fácil, en ese caso seguramente salvo milagro, no sería bravo y este de nombre Famoso, fue realmente bravo. Corridas como la de ayer le aseguran puesto singular a la divisa en las grandes ferias, le suman prestigio y premian una labor de años de los criadores que les rescataron de la desaparición.
Y se acabó la feria. Lo ha hecho en lo más alto como deben ser las grandes faenas en el toreo.
A pesar de que en los primeros momentos se temió que Borja Giménez llevaba alguna o varias cornadas, finalmente el parte médico reveló que el diestro presenta varios varetazos y contusiones en la espalda y región lumbar, en abdomen y en hombro izquierdo además de otras contusiones de pronóstico reservado. Pasó a la Casa de la Salud para estudio radiológico.
Román: «Majestad, con el máximo respeto y admiración le brindo la muerte de este toro. Su compromiso con España y con todo el pueblo valenciano que tanto ha sufrido tras la Dana ha sido un ejemplo para todos. Muchas gracias por estar cuando siempre le necesitamos. ¡Va por usted y por España!. ».
Borja Jiménez: «Majestad, le brindo este toro para agradecerle todo lo que hace por España, como defiende a España y cómo ha defendido a toros los valencianos cuando ha ocurrido esta desgracia. Le deseo que tenga muchísima suerte en toda su vida y que este aquí con nosotros muchísimo tiempo».
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