Eludo el debate sobre la idoneidad de las adaptaciones de clásicos. Entre la transgresión y la arqueología hay un abanico de posibilidades. La del drama ' ... La vida es sueño' de Calderón de la Barca del director inglés Declan Donnellan y el escenógrafo Nick Ormerod, el primer encargo de Lluís Homar con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, coproducido con LAZONA y Cheek By Jowl, estrenada en el Barbican de Londres, está transformada en un vodevil con puertas pero manteniendo los conceptos filosóficos, el trazado de personajes y la trama.

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La mayor parte del público disfrutó. Otra considerará sacrílegas las permutaciones y el tono de comedia: el criado Clarín es mujer, el conocido monólogo de Segismundo arranca con un tartamudeo hasta su aceleración, o el rey Basilio está siempre presente como un fantasma testigo de los sucesos. Obviemos algunos excesos ingeniosos poco útiles, como la repetitiva canción de la radio y la conga. La presencia de Rosaura está debilitada y la primera salida de Segismundo al patio de butacas es excesivamente larga.

LA VIDA ES SUEÑO

  • Teatro. Autor: Calderón de la Barca. Adaptación: Declan Donnellan (dirección) y Nick Ormerod. Reparto: Ernesto Arias, Prince Ezeanyim, David Luque, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Goizalde Núñez, Antonio Prieto, Irene Serrano. Teatro Principal.

La excelente dicción de los actores y la dirección sobre el muro verde con puertas dan viveza. Alfredo Noval es un Segismundo impetuoso, aunque a veces sobreactúe. Goizalde Núñez se llevó más aplausos como un bufonesco Clarín y Ernesto Arias (Basilio), David Luque (Astolfo), Rebeca Matellán (Rosaura), Prince Ezeanyim, Manuel Moya, Antonio Prieto e Irene Serrano están eficaces con una coralidad precisa.

Curiosa e interesante adaptación con un contraste entre el divertimento y lo transcendente, más una valiente fortaleza en la enunciación del conflicto.

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