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NOELIA CAMACHO
Valencia
Miércoles, 31 de julio 2019, 00:27
A la Diputación de Valencia se le acaban las competencias de Cultura. Tras Sona la Dipu y la Institució Alfons el Magnànim, que serán tuteladas por la conselleria que dirige Vicent Marzà, ahora le ha tocado el turno al malogrado teatro Escalante, sin sede fija y deambulando por salas de la ciudad desde 2016.
La Conselleria de Cultura tomará las riendas del Escalante. Al fin, pensarán muchos profesionales de las artes escénicas valencianas, que habían denunciado, entre otros aspectos, la «orfandad» que asolaba al escenario dependiente de la Diputación, un proyecto que sobrevive sin espacio permanente desde que hace tres años abandonara el edificio de la calle Landerer donde había sido el emblema del teatro infantil valenciano durante tres décadas por los importantes daños en la estructura del inmueble.
Sin embargo, una reunión mantenida entre el conseller Vicent Marzà y la diputada de Cultura, Glòria Tello, avanzada por Europa Press, ha devuelto la esperanza al proyecto y ha sentado las bases de la transferencia de competencias del Escalante. Fuentes consultadas por LAS PROVINCIAS aseguraron ayer que no hay fecha ni concreción en los plazos y que «ahora se va a empezar a trabajar». En este sentido, desde la conselleria insisten en que, como ha ocurrido con el certamen musical Sona la Dipu y la Institució Alfons el Magnànim, Cultura asume la gestión del espacio «para asegurar su continuidad y convertirlo en un proyecto autonómico».
«Hemos iniciado las gestiones. La intención es que durante los próximos meses nos pongamos a trabajar para hacer la transferencia de la Diputación a la Generalitat», afirmaron. Poco más se conoce salvo que la supervivencia pasa porque el teatro tenga sede fija. Ya lo dijo el que hasta este sábado, momento que finaliza contrato, es el director del proyecto, Josep Policarpo. El gestor alertó de que sin espacio permanente la entidad ha tenido dificultades a la hora de producir espectáculos. El propio Policarpo, en su despedida, deslizó que la solución al problema era la transferencia de competencias a la conselleria. «Si hay voluntad de transferencia, no me parece mala idea. Competencialmente, tendría todo el sentido del mundo que pasara al Institut Valencià de Cultura (IVC). Será un proceso laborioso que se tiene que afrontar políticamente; pediría responsabilidad a los políticos para que se sienten y lo planteen. Sería una salida digna, realizable y que solventaría el problema», afirmó en aquel momento.
Además, no era un hecho que se sacó de la manga, ya que los responsables de la Diputación ya habían abogado por esta alternativa en varias ocasiones. Pero además, tal y como adelantó LAS PROVINCIAS, la dirección general de Cultura y Patrimonio se interesó por el edificio de la calle Landerer en abril de 2018. Concretamente, la directora general Carmen Amoraga visitó el inmueble y estuvo acompañada por los responsables de la Fundación Patronato de la Juventud Obrera, dueños del palacete. En ese momento, simplemente se quería conocer el estado del espacio, cuya rehabilitación, según habían argumentado desde la corporación provincial a la hora de justificar su marcha del edificio, era de seis millones de euros.
Aún con todo, aún quedan escollos por salvar. El primero: la convocatoria del concurso público para la dirección del teatro. Policarpo se marcha y la Diputación no ha sido capaz de lanzar el procedimiento en busca de candidatos. Un hecho que va a dilatar en el tiempo que el proyecto tenga responsable. La propia Tello aseveró que se hará «en breve», pero tampoco especificó plazos.
Este hecho suscitó numerosas críticas. Hasta diez asociaciones del sector de las artes escénicas mostraron hace escasas semanas su malestar con la situación, denunciaron el «vacío en la gestión» y exigieron «una nueva convocatoria con urgencia o que se le proporcione continuidad al proyecto de Policarpo hasta que la administración lance una nueva convocatoria pública». A su obligada itinerancia por los espacios teatrales de la ciudad, ahora debemos sumar la orfandad temporal del proyecto Escalante», aseveraron en un duro comunicado firmado por todas las entidades.
Al Escalante se le acaban las vidas. Pasar a estar bajo la gestión de la conselleria puede ser la tabla de salvación de un proyecto que vuelve a encarar una nueva temporada sin sede fija, con una imposibilidad tal a la hora de producir que sólo presentará un espectáculo propio y, además, tirando de reposiciones de montajes pasados para poder seguir atrayendo a los espectadores.
Para 2019-2020, el teatro presentará 'Lluna', de L'Horta Teatre. El resto del grueso de la oferta se sostiene gracias al regreso a los escenarios de tres obras que obtuvieron un reconocido éxito en los últimos años: 'Les aventures de T. Sawyer', 'Anna i la màquina del temps' y 'Yolo' -que se incluirá dentro del ciclo escénico de Navidad-.
Además, seguirá recalando en distintos espacios. Concretamente, en el teatre Martín i Soler de Les Arts, el Principal, el Centro del Carmen y La Mutant, todos de titularidad pública, quienes han cedido sus escenarios para que pueda seguir desarrollando la cartelera.
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