El dinero no da la felicidad

Su conflicto es aparentemente sencillo: las disputas de tres hijos independientes con vidas distintas acuden a casa de sus padres. Esperan lo peor pero el motivo es inesperado y crecerán las disputas y problemas de raíz crematística. Los cambios de conducta se sucederán en el debate entre los sentimientos y lo interesado.

La adaptación de Ximo Solano subraya la contradicción paterna de ser de izquierdas más de palabra que de hechos con toques acertados. Destacan las interpretaciones. Toni Agustí muestra su potencia en su avidez económica y la conducción de las conductas de sus hermanos con una energía modulada. Fenomenales Manuel Canchal, joven con empleo basura de crítico literario, y Laura Romero, la pequeña que sigue estudiando medicina a los treinta y dos años. Los veteranos Pilar Almería y Enric Juezas conducen con precisión la intriga. Un conjunto soberbio en los diálogos y en los silencios y ocultamientos, con un vestuario de Isabel Requena diferenciador de la situación social de cada personaje en una escenografía naturalista.

Lástima que el día del estreno las dos últimas escenas fueran tan embrolladas y vodevilescas que estropearan el resultado de la «negociación». El paso de las representaciones dará lustre a esta divertida comedia.