Grises, negros y claros

El concierto había empezado con el estreno absoluto de «Alma Grial» de David Moliner. El joven compositor valenciano es sin duda una de las voces compositivas de la actualidad a tener en cuenta. En «Alma Grial» muestra un estilo algo ecléctico en el que cuesta encontrar un verdadero lenguaje propio. Por otra parte, se echa de menos algo de voluntad de síntesis en el uso del material y una mayor justificación de los amplios medios orquestales.

En la segunda parte se ofreció la sinfonía «Inacabada» de Schubert. Alexander Liebreich sorprendió con una versión grandilocuente impregnada de un impostado estilo romántico que parece de otra época. Además, optó por una amplia cuerda más propia de Brahms que de Schubert lo que no contribuyó a la flexibilidad.