Constelación Sinisterra

Por esta razón, ha sido un acierto encomendarle 'En la oscuridad todo se mueve', adaptación a danza contemporánea de la obra de teatro 'El lector por horas' del valenciano José Sanchis Sinisterra, uno de los grandes autores europeos contemporáneos, creador de 'Ay, Carmela'. En el argumento, Celso contrata a un novelista para leer textos en voz a alta a su hijo ciega. A partir de ahí surgen las inquietudes de ambos y la difícil relación entre padre e hija.

Serrano ha sabido convertir esta adaptación en un modelo de trasvase de géneros escénicos. A partir de la lograda dramaturgia de Xavi Puchades, logra la implicación del espectador hasta sumergirlo en un universo sensitivo transmitido por las acciones y una fuerte carga visual opuesta a la ceguera de la protagonista. La acción sucede en una piscina, elemento metafórico. El padre aquí está convertido en un guardia de seguridad, nada perfecto, y custodia a la hija encerrada en una caja. El lector es el socorrista. Tres actrices con el rostro cubierto con el pelo representan los miedos interiores de ella, Lorena.

Su planteamiento coreográfico tiende hacia el teatro físico. Explora así en nuevas posibilidades de la danza, incluso con acrobacias. Cuida los detalles al máximo y la expresividad va más allá del movimiento. Aprovecha la dramaturgia elevando el conjunto de acciones al uso total del espacio escénico tomados por los seis intérpretes, resolutivos salvando diversos riesgos como no ver porque sus cabellos cubren sus ojos. Incluso incluye un momento de respiro con la escena de las nadadoras sincronizadas.

Esta plástica visual alimenta la oscuridad. La iluminación con mucho azul de David Orrico y Nacho Roland actúa y refuerza la sensación inmersiva, aunque podría haber dado un enfoque individualizado a la intérprete al bajar por la barra. Ayuda el perfecto vestuario de Pascual Peris entre el azul y el naranja, colores en contraste que cuadran con el de las butacas del Rialto y el de la portada del libro publicado de la obra respectivamente, el socorrista y el salvavidas. El efecto envolvente no sería posible sin la escenografía de Luis Crespo, enorme trabajo funcional y bañando las paredes del escenario. Piscina, baldosines, tobogán y un trampolín forman un conjunto donde navega una caja desplazable desde dentro.

Lo menos positivo es el espacio sonoro de Yves del Río. En el primer acto consigue la inmersión y empuja. Sin embargo, en el segundo el espectador se olvida de la música porque no produce ninguna sensación. Cuando la partitura no golpea, aporta poco en danza.

La obra se enmarca dentro de un ciclo denominado 'Constelación Sinisterra': una trilogía compuesta por este espectáculo de danza, otro de circo contemporáneo a estrenarse a final de mes, 'Verde casi negro', y la propia representación de 'El lector por horas' coproducida por la mítica sala Beckett del teatro fronterizo de Sanchis Sinisterra, el Teatro de la Abadía y el Institut Valencià de Cultura. Una apuesta de riesgo acertada este primer acto excelente de Paula Serrano.