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La enorme creatividad de Vicente Arlandis y Paula Miralles –juntos forman Taller Placer– ampliamente demostrada en 'H', 'L.P.', 'Sumario 3/94' o 'Lo que ... pasa cuando no pasa nada', ha tenido su recompensa con una producción pública. Nadie duda su ingenio y su inventiva para construir y deconstruir espacios con actos absurdos e inverosímiles.

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El crítico debe informar a sus lectores de qué se va a encontrar. Está obligado a hacer saber que 'Obra pública' no es teatro convencional: es una performance de Artes Vivas con un planteamiento absurdo de homenaje al teatro Rialto desde que en 1987 iniciara su andadura con 'La marquesa Rosalinda' de Valle-Inclán. No busque argumento porque no tiene. Su enfoque es un juego imaginativo a partir de la improvisación durante el proceso de creación y ejecución de su partitura disonante y alocada, atractiva para un público poco exigente. Parte de la reutilización de ciento treinta y tres objetos, piezas de vestuario y de atrezo utilizadas en las producciones de Rialto, con un detalle para el público en recuerdo de cuando fue sala de cine. Los espectadores disfrutarán si reconocen elementos como las pelotas de 'La tempesta', por citar uno reciente, de 'El verí del teatre', 'Tres forasteres de Madrid' o 'Transterrados'.

El trabajo ha sido fuente de las creaciones de Arlandis y Miralles como reflexión acerca de cómo se nos roba el tiempo. 'El esfuerzo constante de ganarse la vida' planteaba qué se siente después de trabajar ocho horas al día o representar durante cinco años el mismo espectáculo de danza. 'Trabajar cansa' era un ciclo de tres días para indagar en la hiperactividad y la autoexplotación actual. Y 'Obra pública' también nace del frenesí laboral, representado por unos actores que no paran de montar y desmontar objetos y elementos continuamente, descritos en un inventario entregado. Hacer y deshacer desde un arranque inusual.

'OBRA PÚBLICA'

  • Teatro. Autoría y dramaturgia: Vicente Arlandis y Paula Miralles. Dirección: Vicente Arlandis, Intérpretes: Arantxa Pastor, Aris Spentsas, David Mallols, Gloria March, Héctor Arnau, Hipólito Patón, Lucía Jaén, Rosana Sánchez (En figuración, Rubén Climent, Vicente Arlandis, Paula Rausell). Escenografía: Los Reyes del Mambo. Teatro Rialto (Hasta domingo 12 de marzo)

Los ocho intérpretes construyen todo un imaginario de situaciones extrañas e inesperadas. Arantxa Pastor, Aris Spentsas, David Mallols, Gloria March, Héctor Arnau, Hipólito Patón, Lucía Jaén y Rosana Sánchez no paran a pesar de ese 'no' pronunciado por Arnau en la primera escena, lo primero dicho al sonar el despertador. Tanto trabajo en el fondo es un canto al ocio porque lo no convencional da mucho juego a la antítesis. La larga escena del montaje y desmontaje con voz en off anunciando lo que va a ocurrir a continuación, donde participan incluso los propios autores, es abigarradamente laboriosa por la acumulación de objetos y vestuario hasta lo estrafalario.

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El trabajo ha provocado discrepancias sobre su calidad y un debate acerca de la idoneidad de producir un montaje vacío alejado del gran teatro que debería exhibirse en un espacio público no destinado expresamente a las Artes Vivas y performativas como sí es el municipal La Mutant. Todos tenemos un gestor cultural dentro, como el aficionado al fútbol un entrenador, pero lo cierto es que Rialto está exhibiendo obras con bastantes toques de infantilismo y se añora algo más de exigencia adulta.

Si desea buen teatro de texto, olvídese de 'Obra pública'. Si desea nuevas experiencias intrascendentes como si no fuese al teatro, pasará una velada agradable dejándose llevar por sus cinco sentidos entre tantas imágenes y acciones. Ingenio y humor disparatado no faltan. La broma siempre es broma aunque sea el cuadro millonario del plátano sujeto al lienzo con cinta americana. Pero es una broma.

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