Mujeres de manos amarillas

Nos traslada al universo del nacimiento del fútbol femenino en Inglaterra. En 1917, once trabajadoras de una fábrica de armamento de Sheffield encuentran un balón abandonado y comienzan a jugar mientras sus maridos combaten en la guerra mundial. Estas pioneras rompieron el techo de cristal pasando de obreras a porteras, defensas o delanteras según su forma de ser.

La forma de oratorio coral de frases encadenadas como montaje cinematográfico posee un ritmo trepidante. Las ágiles interpretaciones aprovechan la fastuosa escenografía y el potente aparato musical, aunque no serían necesarios treinta minutos para presentar a los personajes hasta la confusión cuando quedan perfectamente definidos con sus acciones posteriores. Las dos horas restantes son magistrales y de enorme solidez narrativa. Los diversos tipos femeninos están dibujados para encandilar: la mujer discreta invisibilizada, la hindú en busca del centro espiritual, la rústica, la eterna solterona (excepcional el monólogo de Ana Rayo), la joven soñadora con Juana de Arco, la sindicalista lectora de 'El Capital', la marginada por la familia, la de palabras incongruentes, la intelectual de frases sentenciosas y las sacrificadas. Son unas Lisístrata del teatro clásico cuya rebeldía se manifiesta en el fútbol.

No es tan perfecta como 'Lehman Trilogy', pero brilla y cumple su objetivo de concienciar divirtiendo. Una buena elección de Lorena Palau antes de su triste partida. Vaya para ella esta reseña como humilde recuerdo.