Soy lo que soy

Esta adaptación de la obra de teatro de Jean Poiret realizada por Jerry Herman y Harvey Fierstein en 1983 para Broadway presenta la plácida vida de Albin y Georges, una pareja propietaria del club nocturno 'La Cage aux Folles' de Saint Tropez (Francia). El conflicto surge cuando Michel, hijo de Georges, anuncia su deseo de casarse con la hija de un diputado ultraconservador, férreo defensor de valores tradicionales. El clímax y la máxima tensión llegarán con el encuentro de las dos familias para una cena con imprevisible resultado.

La popularidad del televisivo Àngel Llàcer, conocido por su papel de duro e histriónico profesor de canto en 'Operación Triunfo' o jurado de 'Tú sí que vales' y 'Tu cara me suena', proporciona el atractivo necesario para su éxito. Y se agradece en estos tiempos de ideas excluyentes la pedagogía de la idea de vivir y dejar vivir realizada por un famoso con una obra que es un canto a la libertad, a la tolerancia, a la aceptación de la diferencia, al amor y a la vida.

Meritoria es la adaptación de Roser Batalla y Roger Peña al mantener el respeto al original aunque añadiéndole toques peculiares de la revista y el vodevil tan nuestros. La puesta en escena es espectacular: buena música en directo, excelente sonorización, cambios de escenografía, coreografías bien trazadas, detalles cuidados al máximo y un vestuario vistoso en un ambiente estético de cabaret, un Folies Bergère de variedades. Resultan llamativas las plataformas móviles donde se ejecutan números o se celebra la cena de las familias, y planteamientos como el reverso de una actuación con la acción detrás del telón del decorado. Sorprende la pericia de la rapidez de los cambios de decorado e indumentaria, evitándose largas pausas que restan atención e implicación del espectador.

Se notan los ochenta profesionales que dan un resultado milimétricamente ejecutado. Quince actores con oficio para los distintos personajes configuran un elenco que responde a las exigencias de un libreto teatral y una partitura musical difíciles. El más llamativo, evidentemente, es Àngel Llàcer. Sirve un Alvin encantador con frescura y mucho desparpajo al límite. Divierte mucho en un excepcional momento cuando elige a varios espectadores para subir a un concurso en el escenario, donde sale su impostada personalidad televisiva. Transmite en su justo grado la comicidad y la ternura, no sin excluir sus tics histriónicos conocidos con los que se mete al público en el bolsillo. Pero no menos bordada es la interpretación del experto en musicales Armando Pita como Georges. Es quien soporta el peso de la acción con una entrega equilibrada junto a Llàcer. El resto del elenco cubre las expectativas y la interpretación sobreactuada de Jacob –justificada– es deliciosa, recordando incluso al camarero de la película 'El guateque'.

No hace falta viajar a Madrid para ver musicales. También vienen a Valencia con el mismo elenco. Y aquí se producen algunos con mucha dignidad, como el de esta obra, 'La jaula de grillos', con adaptación del tristemente desaparecido Juan Vicente Martínez Luciano y dirección de José Saiz.

Diversión ideal para desentumecerse durante estas fechas navideñas.