El toreo macizo de Rufo acabó salvando la tarde
El toledano cortó dos orejas y salió por la puerta grande la tarde de San Juan | Primera corrida de toros retransmitida por A Punt tras años marginados de la pantalla autonómica
Y al final la luz. Y en este caso el toreo bueno. Ese de mano baja y trazo curvo que se agarra a la garganta ... de los buenos aficionados. Lo firmó Rufo que a la postre fue el gran triunfador de la tarde. Cuando el toledano cogió la muleta en ese sexto estaba la tarde de San Juan prácticamente vencida por un sino anodino que le había alejado de lo que la festividad y la personalidad de la plaza obligaba. Un voluntarismo excesivo y poco brillante había sumido todo en la mediocridad. Visto lo visto, nada definitivo. En aquel último momento el diestro toledano asentó las plantas, se atalonó se dice ahora y se metió en el toro que en honor a la verdad respondió a la exigencia. Templanza y tempo, el justo para que los muletazos surgiesen encadenados: nacían y se remataban y volvían a nacer lejos de la trampa de ese toreo seguido de pantalla fija y engañosa que tanto se lleva. El toro, bueno, con clase y una duración que no habían tenido sus hermanos, respondía a la exigencia del toreo recio y hondo que aplicaba el toledano. Así que cuando Rufo montó la espada ya se pudo dar la tarde por bien empleada. Media estocada y una oreja que sumada a la que conquistó en su primero le franqueaba la puerta grande.
En su primer turno Rufo ya había dado muestras de su buen concepto. El toro no logró subir la nota de la corrida que para entonces ya iba por el camino de una excesiva dulzura y un claro déficit de carácter. En este caso lo que no puso el toro lo puso Rufo. Mandón y seguro buscó la emoción en la corta distancia, entre los pitones, que es territorio donde el que sea capaz de llegar, altera los pulsos del auditorio que es uno de los objetivos de la corrida. La colocación de la espada, bajita, no fue óbice para que se le concediesen la primera oreja de la tarde.
La plaza se llenó en más de su mitad y las cámaras de A Punt volvían retransmitir toros después de superar la censura de una ideología nada respetuosa con los gustos y las creencias de una parte importante de la sociedad valenciana. Hubo despeje musical previo, se interpretó el himno de hogueras y la bellea del foc ocupó plaza en el palco presidencial.
Noticia relacionada
Manzanares, rey de espadas en Alicante
El primero de la tarde no fue nada, ni fuerzas, ni raza ni siquiera malas intenciones y Castella no pudo rescatarlo de su indiferencia bovina. Demasiado tiempo anduvo con él. Brilló la suavidad capotera del torero galo al recibir al toro cuarto que salió como sobrero tras aparecer descoordinado el titular. El arranque de la faena en los medios, con pases cambiados, activó al público que venía de la merienda como está mandado en Alicante y a también a la banda que atacó un pasodoble sin que la suma de todo ello dejase huella ante el devenir de otro ejemplar que fue muy a menos. El conjunto de la obra no conmovió a nadie.
La facilidad de Luque fue una vez más la nota definitoria de su primera faena. Tan torera y difícil virtud tiene el riesgo de quitarle importancia a la obra y es lo que sucedió. El toro, venido a menos, acusó un exceso de arrobas o una falta de raza que acabó condicionando en exceso su juego. La obra tuvo momentos, pocos, de delicada brillantez, y en el conjunto del trasteo el torero siempre estuvo por encima del toro. Lo mató de una buena estocada precedida de un pinchazo. Su segundo se acabó antes de comenzar la faena y ni la decisión ni los buenos propósitos del torero, ni siquiera las jaleadas luquecinas fueron suficientes argumentos para darle entidad a la faena que finalmente fue premiada con una oreja.
Ficha | Toros de Zacarías Moreno (4º bis), de pobre juego. Sebastián Castella, ovación y ovación. Daniel Luque, ovación y oreja. y Tomás Rufo, oreja y oreja. Entrada: Algo más de media plaza.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.