josé luis benlloch
Sábado, 23 de mayo 2020, 23:09
La actualidad taurina sigue en torno a la indignación que produce la desatención que le infringe el Gobierno al toreo en claro agravio comparativo con las otras actividades de la industria cultural (la tauromaquia lo es por la Ley 18/2013 de 12 de noviembre surgida de una Iniciativa Legislativa Popular que estuvo acompañada de más de 600.000 firmas) pero sobre todo porque finalmente, y eso sí es noticia, los diversos estamentos del mundo del toro han reaccionado de forma conjunta y coordinada para defender los intereses del sector.
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Una llamada con marchamo de urgencia –un «tiene que ser ya» acompañaba a la invitación– desde la Fundación del Toro de Lidia provocó una reunión de las principales figuras del toreo en casa de Roca Rey unos y por vía telemática otros, que acabó dando un impulso definitivo a la reacción del sector.
La primera consecuencia ha sido la creación de un comité de crisis que canalice las acciones reivindicativas que hasta el momento se venían produciendo de manera un tanto anárquica. Está compuesto por representantes de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), la Unión de Toreros (UT), la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET), la Unión de Picadores y Banderilleros Españoles (UNPBE), la Federación Española de Toro de Cuerda, la Federación de Peñas Taurinas de Bous al Carrer, así como de la Fundación del Toro de Lidia (FTL), entidad en la que los profesionales del sector taurino han depositado en bloque toda su confianza y ha asumido las tareas de coordinación y respuesta activa.
Según informa la propia FTL a través de una nota de prensa, «la tauromaquia exige el lugar principal que le corresponde entre las industrias culturales por su tradición, peso económico y respaldo social. La tauromaquia no va a aceptar que grupos totalitarios organizados que pretenden imponer a la sociedad qué es cultura y qué no es cultura, hagan valer su visión dogmática del mundo»; y continúa: «El mundo del toro no pide o reclama ser cultura, el mundo del toro es cultura, sin pedir permiso a nadie, especialmente a todos aquellos que pretenden imponer su modelo cultural. El pueblo no necesita permiso de nadie para expresarse culturalmente como le parece conveniente».
Desde la Fundación se insiste en recordar que la tauromaquia es el segundo espectáculo cultural por número de espectadores, solo por detrás del cine extranjero; y el segundo espectáculo de masas en vivo, solo por detrás del fútbol. «Sin embargo –subrayan–, la tauromaquia ha sido el último espectáculo en recibir respeto, consideración y apoyo durante la actual crisis de la Covid-19 por parte del Ministro». Tras hacer hincapié en que sus protagonistas han sido ninguneados y discriminados por el Ministerio de Cultura, anuncian que ha llegado el momento de reclamar el sitio que les corresponde.
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Entre los primeros acuerdos destaca el de llevar a las redes sociales las reivindicaciones del sector de una manera coordinada para lo que ha sido fundamental la disposición de las principales figuras del toreo, personalidades del mundo de la cultura afines al toreo y aficionados en general. 'La cultura no se censura' fue el mensaje elegido por la Fundación.
«Te necesitamos para decir basta a la discriminación que está sufriendo la Tauromaquia. Hagamos TT el hashtag #MinistrodeCensura para lograrlo», explicó la FTL en un comunicado. Inmediatamente y prácticamente todo el escalafón, desde Ponce, Juli, Cayetano –que ha asumido un papel de máximo compromiso público con la causa– hasta los diestros menos conocidos aparecieron en las redes luciendo mascarillas con el lema acordado.
Aunque han coincidido en la necesidad de organizar movilizaciones masivas a las que se convoque a todo el sector taurino, también a aficionados al toro y defensores de la libertad, han coincidido en que aún no es el momento y se ha recomendado aplazar los paseos de protesta que se habían convocado en diversas ciudades, entre ellas Sevilla y Badajoz, hasta que termine el estado de confinamiento y la coyuntura sanitaria no lo desaconseje y permita mostrar la verdadera fuerza del sector.
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Se hacía imprescindible una voz única que organizase la defensa de la tauromaquia. Se ha conseguido a través de ese comité de crisis que se ha anunciado desde la Fundación. Era el último round de esta batalla, están/estamos, aficionados y profesionales, contra las cuerdas. Con el aliento entrecortado. Con los pespuntes del desprecio a punto de descoser nuestras entrañas de aficionados y amantes de la libertad. Con las ganaderías camino del matadero, con las necesidades vitales (hambre) llamando a las puertas de los profesionales, con las persianas de las empresas bajadas. Con la gente del toro discutiendo entre ellos si son galgos o podencos. Poniéndole peros a los que se acercan (pocos) a ayudarnos. O encastillados en los estereotipos de buenos o malos, si sirve la simplificación, cuando es evidente dónde están los malos: enfrente; ¿o acaso no sienten los tiros?... Así que bienvenido el comité de crisis y la organización.
La postura del Ministerio de Cultura ha sido hasta ahora propia de burlangas. Hicieron creer que iban a dar lo que no pensaban dar. Y picamos. Somos de carril. O lo hemos sido. Hubiese bastado con interpretar la vacuidad oral del ministro en aquella primera declaración para no tomar el engaño pero... tomamos los vuelos de su muleta. Nos pillaron por las ganas de creer, porque necesitábamos creer. Luego salió el decreto de los subsidios a los artistas, la norma para echar una mano a la gente de la cultura en la que se nombraba a todos menos a la gente de los toros y nos ofendimos, creímos, nos vendieron que era cuestión de estrategia política, un intento para evitar roces con los socios abolicionistas y aceptamos; un ninguneo más pensamos, pero la realidad ha sido mucho más cruda que un agravio, ha sido una cuchillazo fatal, no uno, dos, porque volvieron a sacar otro decreto de ayudas y volvieron a obviar a los profesionales del toro. Y ni ante esas evidencias el ministerio sale de su tancredismo a la espera de no se sabe qué, aunque se supone: la muerte por inanición. Por eso y por más había que reaccionar.
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