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La ceremonia de entrega de los Premios Rei Jaume I, celebrada este viernes en la Lonja de Valencia, ha sido, sobre todo, un homenaje a la figura del impulsor de los galardones, el profesor Santiago Grisolía, fallecido el pasado mes de agosto a los 99 años. Todos los participantes en el acto han tenido palabras de reconocimiento para el científico, responsable de que Valencia otorgue los reconocimientos científicos mejor dotados del país.
Discípulo de Severo Ochoa, precisamente ha sido el Premio Nobel de Química de 2006, Roger Kornberg, hijo de Arthur Kornberg, Premio Nobel de Medicina en 1959 que compartió con el propio Severo Ochoa, el encargado de leer la Laudatio en memoria del valenciano, de quien ha destacado que fue «campeón de las ciencias en España». «El gran éxito de Santiago en la promoción de la ciencia en España se debió en gran parte a su calidez personal y a la generosidad de su espíritu, a su desinterés y a lo firme de su compromiso, a su sabiduría y a su dignidad. Santiago era un caballero. Los que tuvimos el privilegio de asistirle en el proceso de concesión de los Premios Rei Jaume I seguiremos haciéndolo en su memoria. Las aportaciones de Santiago a la ciencia y a la sociedad en España y a los Premios, son su legado», según Kornberg.
El Rey de España tampoco ha querido dejar de resaltar la importancia del profesor Grisolía, «un valenciano universal que dedicó su vida, su pasión y su talento a mejorar la sociedad a través de la Ciencia, a un visionario que se anticipó al futuro con avances determinantes como el 'Proyecto Genoma Humano'». «Sobre este escenario, enfrente, me recibía la siempre mirada serena, curiosa y generosa del profesor Grisolía. Maestro incansable no sólo en generar conocimiento, sino también en acercarlo a la sociedad para hacerla avanzar, pero también emprender y darle más valor económico al progreso científico», ha asegurado Felipe VI.
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El Monarca ha citado una frase del propio Grisolía en la que el científico aseguraba que «si no pedaleas, te caes». Esta afirmación fue repetida en numerosas ocasiones, recordando la vitalidad del científico, que falleció con 99 años. «Porque los investigadores nunca dejan de pedalear, participan en una carrera de fondo, una carrera en equipo y de relevos, donde cada cual comienza donde lo dejó el anterior», según el Rey, quien ha afirmado que «para completar este maratón colectivo, se necesita el apoyo firme de todo un país, la confianza plena de la sociedad y una estrecha conexión con las empresas y las mentes más emprendedoras». Y ha destacado «la relevancia de la Ciencia par dar respuesta a los grandes retos globales contemporáneos».
El presidente de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, Vicente Boluda, también ha rendido su personal homenaje a Grisolía: «Y aunque su ausencia es insustituible en esta magnífica Lonja de la Seda o de los Mercaderes, que históricamente ha acogido esta entrega, su legado es tan grande, que siempre estará presente. Un legado, unos logros, unos avances que estamos comprometidos a mantener y a aumentar. El profesor consiguió trabajar por la ciencia, la investigación y el emprendimiento, haciendo lo que mejor se le daba: unir y actuar». Boluda ha afirmado que el investigador valenciano «actuó ensalzando el talento, el rigor y la excelencia, buscando siempre el reconocimiento social de investigadores, científicos y empresarios, un reconocimiento muy habitual en los Estados Unidos de América, y que el Profesor vivió de forma muy intensa en sus años de trayectoria profesional en aquel país».
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Por su parte, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se ha referido a la ausencia de Grisolía. «Hay un inmenso vacío en esta Lonja. Se siente. Como una presencia ausente. Y es gracias a él. Al alma de estos Premios Jaume I. Hoy estará orgulloso de ver, en este acto su mejor legado. Hoy, como el buen profesor que era, sigue impartiendo magisterio».
Durante la ceremonia se ha proyectado un vídeo en el que se ha repasado la vida y trabajo de Santiago Grisolía, un valenciano nacido el 6 de enero de 1923 que se licenció en Medicina por la Universidad de Valencia en 1944. Después de obtener su doctorado en Madrid en 1949, amplia sus estudios en Estados Unidos en la Universidad de Nueva York, bajo la supervisión de Severo Ochoa. En esta universidad inicia sus investigaciones en fijación del anhídrido carbónico, tema en el que siguió trabajando el resto de su vida.
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