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David Cantero es uno de los presentadores mejor valorados por la audiencia. :: mediaset

David Cantero: «A nadie le interesa a quién voto o a quién rezo»

David Cantero continúa líder con los informativos de Telecinco.«La gran noticia sería que los científicos han descubierto la cura definitiva contra el cáncer»

NURIA ROZAS

Martes, 27 de octubre 2015, 00:03

David Cantero (Madrid, 1961) no nació con una cámara bajo el brazo, pero casi. Tras 30 años delante y detrás de ellas, puede presumir de ser el presentador de informativos más visto a las tres de la tarde.

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Pasa de la corbata, ha informado alguna vez en bañador, comenzó con los cables... Es un presentador atípico.

En mi vida privada la corbata prácticamente no existe, delante de la cámara es imprescindible. Muchísima gente espera de nosotros ese aspecto serio, riguroso y elegante que proporciona esa prenda. Lo que realmente hace de mí un presentador atípico no es el vestuario, sino una condición única: haber hecho mucha calle antes de hacer mucho plató. Ahí radica la diferencia, sé muy bien lo que hay que hacer, conozco bien lo que hay que hacer a los dos lados de esa frontera.

¿Qué noticia le gustaría dar?

Muchas que no acaban de producirse. Pero por encima de todas que los científicos han encontrado la curación definitiva contra el cáncer. ¡Esa sería la gran noticia! Pero para que llegue ese día habrá que dar mucho más dinero a los investigadores. Ellos son los verdaderos héroes y no están siendo bien tratados por el poder.

¿Y qué opina de los nuevos formatos de hacer periodismo como los de Jordi Évole o Ana Pastor?

¿De verdad cree que son nuevos formatos? Lo que con tanto acierto hacen Jordi o Ana lleva inventado mucho tiempo, es muy complicado innovar. Lo importante no es el formato sino los matices que sus personalidades o forma de preguntar aportan al programa.

¿Qué le parecen el coleta morada, Pablo Iglesias, y el naranjito, Albert Rivera?

No hablo de política, ni de religión, ni de pasiones deportivas. A nadie le interesa a quién voto, a quién rezo o a quién animo. Pero le diré que cualquier cosa que suponga aire fresco hay que celebrarlo.

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¿Qué le hace llorar?

La verdad es que últimamente pocas cosas. Llorar es algo muy necesario, pero hace tiempo que no lloro fácilmente. Va por rachas.

Además de presentador es pintor. ¿Por cuánto podríamos comprarle un cuadro?

He vendido muchos cuadros, unos 200, y la mayoría bien cotizados y muy bien pagados. Ahora mismo ninguno bajaría de los tres mil euros. Pero los que tengo no están en venta, son lienzos muy queridos.

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Ser piloto es su vocación frustrada. ¿Suplió esa adrenalina como reportero?

Pertenezco a una familia de aviadores, llevamos dentro la pasión. Me hubiera encantado dedicarme a ello pero ser reportero durante tantos años me permitió vivir experiencias que, de otra forma, jamás habría conocido. Tuve toda la adrenalina que quise y más, y de la buena. Le contaré una anécdota, una vez me tocó hacer un reportaje con pilotos de caza, los top-gun españoles, y uno me confesó que envidiaba mi profesión y yo le confesé que yo la suya. Los seres humanos somos raros e inconformistas.

Dice que no lo fue porque era demasiado golfo y bohemio. ¿Cuándo dejó de serlo?

Bueno, por golfo y bohemio y por no querer tirarme un montón de años bajo la disciplina militar. Si no tienes dinero para pagarte la carrera, como era el caso de mi familia, la única salida era formarte como piloto en una base aérea; mi padre, mis tíos y mis hermanos pasaron muchos años volando para el Ejército.

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Fue reportero en Roma. ¿Qué recuerdos tiene de la ciudad?

Los mejores. Roma me acogió de inmediato y me transformó en un verdadero romano, en un italiano adoptivo. Aún añoro esa ciudad y ese país extraordinario.

A Ana Pastor le dio un ataque de risa con Montoro, a Javier Ruiz se le olvidó el nombre de Sadam Husein en mitad de la guerra... ¿Y a usted?

Me ha pasado de todo. Olvidos y cambios de nombres, equivocaciones de todos los colores, atragantamientos, despistes, sustos, risas, esas menos y le diré porqué. En una ocasión, presentando con una compañera muy guasona, nos dio tal ataque de risa que hubo que cortar la emisión. Sucedió en el Canal 24 Horas de TVE y aprendí que eso puede salir caro y me juré que nunca volvería a pasar.

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