Una escena de la serie 'Descendientes del sol', que está arrasando en Asia. :: r. c.

Un dramón para un continente

La serie surcoreana 'Descendientes del sol' acumula más de 2.000 millones de visitas en una web china

E. OLAVERRI

Lunes, 18 de abril 2016, 20:22

Quince capítulos han bastado para que un continente tan diferente como Asia esté pendiente de una serie. Un auténtico dramón, con sus dimes y diretes, crisis sentimentales, malos malísimos y una pareja de protagonistas guapos, jóvenes y casi perfectos. Vamos, una telenovela con todos los ingredientes que termina esta semana con su capítulo 16. Un punto y final a la primera temporada de 'Descendientes del sol' que tiene en ascuas a millones de chinos, al primer ministro tailandés y a millones de televidentes de Corea del Sur, país de procedencia de la serie. 'Descendientes del sol' no tiene un argumento muy original. El capitán de un ejército en misión de paz en un país en guerra ficticio, Uruk, comienza una relación con una médica que trabaja en una ONG.

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Y gracias a ese contacto entre el militar (interpretado por Song Jong-ki) y la cirujana (Song Hye-kyo) empieza a surgir el amor, sus alegrías y sus problemas. Una producción de la cadena KBS que ha arrasado en Corea del Sur desde que comenzó a emitirse el 24 de febrero y que ha repetido éxito en el extranjero, recordando la ola surcoreana de música pop (K-pop) y de dramas (K-drama) que se expandió en Asia a principios del siglo XXI.

En China, la página web de 'streaming' iQiyi.com lleva contabilizadas más de 2.000 millones de vistas acumuladas. La serie también es el tema más buscado y comentado en Weibo, el Twitter local, lo que provocó que las autoridades tomen cartas en el asunto.

La culpa la tiene 'la enfermedad de Song Jong-ki', como definió el Ministerio chino de Seguridad Pública al efecto que produce el actor entre el público. «Persiguiendo a las estrellas, hombres o mujeres, no os encaprichéis demasiado porque a veces las palabras irracionales pueden hacer daño», recordó el Gobierno en Weibo para evitar disgustos con este fenómeno, que arrasa en China por ir a contracorriente.

El bombazo esperado

En vez de grabar unos capítulos y esperar la reacción de la audiencia -y la censura- para cambiar la línea argumental, los productores hicieron los 16 capítulos de una tacada. Pasó el corte gubernamental y la tele pagó 3,2 millones de euros por el bombazo de la temporada. Mucho más que 'Mi amor venido de las estrellas', el culebrón de éxito de 2014. Pero además de la historia de amor, el éxito de la serie es el contexto: todos los países se ven reflejados.

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«Asia ha sufrido decenas de desastres naturales, como tsunamis o terremotos, y la serie difunde un sentimiento universal de humanidad», juzga Yun Suk-Jin, profesor de literatura coreana en la Universidad Nacional de Chungnam. «Además, pasa en el extranjero y no en Corea», agrega este profesor a AFP. El ser poco surcoreana, triunfa... hasta en los palacios más nobles.

La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-Hye, pidió que se abrieran los estudios en la localidad de Taeboek para que el público disfrutara de los decorados y ser un reclamo turístico. El primer ministro tailandés, Prayut Chan-O-Cha, aprecia el sentido del sacrificio, de la obediencia y del deber.

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