'Caballero Luna' o el héroe que patina ante el riesgo creativo

Si el vivir cada día de un profesional de la crítica cinematográfica es complicado, tener que escribir también de series, atendiendo a la evidente demanda y a la clara expansión del medio audiovisual, ha supuesto una mayor carga de trabajo. No basta con ver una película de hora y media -con suerte-, también hay que devorar varios capítulos de una temporada, sino toda la sesión del tirón, para poder dar una opinión con coherencia. Meterse en el cuerpo una avalancha de episodios sin prescripción facultativa puede alterar el sueño, problema que sufre el protagonista de 'Caballero Luna', la última apuesta de la alianza entre Marvel y Disney, cuyas cuatro primeras entregas ya hemos degustado.

A falta de dos episodios, podemos desinflar la expectación sin miedo a morir bajo un aluvión de tuits enojados porque, objetivamente, la serie estrella de Disney+ es más interesante por lo que quiere ser que por lo que finalmente es. Empieza con muchas ganas pero se enrevesa sin necesidad, recordando a otras producciones del sello sin terminar de perfilar su tono. Inevitable no tener en mente 'Venom' cuando se representa la supuesta personalidad disociativa del personaje principal, cuya dualidad no casa bien narrativamente, aunque funcione a otros niveles, por ejemplo si apelamos al sentido del espectáculo. Oscar Isaac, punta de lanza del proyecto, hace un trabajo excelente, enseguida empatizas con su rol inicial de perdedor abrumado por las circunstancias, antes de su aceptación como héroe con poderes.

A pesar de sus notables conocimientos en historia y arqueología, trabaja de dependiente en la tienda de regalos de un museo de reliquias. Por la noche duerme atado a una columna de su destartalada buhardilla porque confunde los sueños con la realidad: a veces se despierta en lugares inhóspitos con la memoria mermada hasta el punto de no recordar nada de lo que ha hecho durante los últimos días. Su presentación y los primeros pasos de la historia van por buen camino, pero el desarrollo en los siguientes episodios es cansino, rozando lo anodino, hasta el punto de sembrar la duda ante el búfer que señala la continuación de la aventura 'online' bajo demanda.

'Caballero Luna' vuelve a interesar en su cuarta entrega, donde se funde con 'Legión', adaptación de otra cabecera de Marvel a reivindicar, cuyas tres temporadas están disponibles de manera discreta en la plataforma que acoge el material audiovisual de la Casa de las Ideas. Los límites de la locura estallan y cualquier cosa puede pasar, afectando al curso del universo cinematográfico de Marvel.

En parte, la farragosa historia frena en su segundo y tercer capítulo por el galimatías que se marcan a costa de la mitología egipcia, vista de aquella manera, y la presencia constante de un villano incómodo, no en el buen sentido. Ethan Hawke no lo hace mal, recordando mucho a Kevin Bacon ejerciendo de malvado en 'X Men. Primera generación', pero su papel como líder místico de una secta, bastón en mano, huele a cerrado. Por su oscuras intenciones, se antoja un Thanos de medio pelo, la originalidad no cabalga con la entrega del conocido actor de 'Antes del amanecer'.

El personaje de Caballero Luna -apareció por primera vez en un cómic en 1975, creado por Doug Moench y Don Perlin- no es de los más populares de la factoría Marvel, aunque cuenta con numerosos seguidores que señalan sus historietas como una obra de culto. Es de agradecer que no se apueste únicamente por trasladar a imagen real las tribulaciones de los superhéroes más famosos, pero la maniobra puede conllevar serios cambios en el espíritu original.

Es arriesgada la apuesta, las escenas de acción, bien resueltas, no abundan, y se invita al público a resolver el rompecabezas empatizando con un protagonista abrumado por un caos mental evidente.