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Martes, 29 de enero 2019
Pedro Cavadas, el cirujano responsable del primer trasplante de cara en España, realizado hace ahora diez años, ha pisado por primera vez 'El Hormiguero'. Una noche que ha servido al prestigioso médico valenciano para sincerarse sobre algunos de los momentos más duros de su trabajo.
Cavadas cuenta con cientos de hitos médicos: la reconstrucción de parte del rostro y la mano izquierda con técnicas microquirúrgicas del keniano Lonunuko, un hombre que fue herido por el ataque de una hiena en territorio Samburu. La reconstrucción de una separación de la columna vertebral y la pelvis, la operación del ciclista de Xàbia que sobrevivió al atropello en Oliva en mayo de 2017 o el reimplante de mano que realizó a un marine del ejército de Estados Unidos.
Unos logros que han alzado a este cirujano entre los médicos más reputados del mundo. Pero que también le han dejado mal sabor de boca. Uno de ellos, la pérdida de un amigo, el paciente al que le realizó el primer trasplante de cara y que falleció tres años después. «Aquello me dolió mucho, me quitó una coronaria y media», ha reconocido el cirujano del Hospital de Manises. «Este trasplante era el menor mal de todas las malas opciones», ha asegurado Cavadas. A pesar de todo su esfuerzo y dedicación con este paciente, «lo complicado siempre viene después de las operaciones», ha adelantado el médico. «Cuando las medicaciones de las operaciones van acompañadas por otras enfermedades, la situación se complica», ha reconocido. Esto sucedió hace siete años, cuando su paciente murió debido a las «complicaciones» derivadas de la medicina que tenía que tomar después de la operación. Uno de los peores recuerdos que el valenciano se lleva de su profesión.
Sobre este paciente solo tiene buenas palabras: «Es un caso muy curioso. El paciente murió, pero fue un auténtico y verdadero valiente. Su muerte me dolió mucho, porque ya era mi amigo, de verdad», ha confesado Cavadas. «Recuerdo perfectamente aquel día. Tuvimos retraso en el vuelo en el que volvíamos de Kenia. El vuelo iba con mucho retraso, pero finalmente presionamos para poder llegar a tiempo e hicimos el trasplante. Pero claro, eso solo era el comienzo. La cirugía es muy compleja, son todo problemas». Sobre la relación tan estrecha que tenía con este paciente, Pablo Motos le preguntó si es «buena idea» hacerse amigo de los pacientes. «En general no, pero eso es una cosa que uno no decide. Ese paciente en concreto era un tío con una calidad humana tan desbordante que era imposible no hacerse amigo suyo. De 0 a 10 en calidad humana, era un 11. Cuando murió, te mueres con él. Fue un golpe duro, duro... durísimo», ha reconocido Cavadas.
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