Ana, ganadora de 'Masterchef 8'

Ana ha ganado la octava edición de 'Masterchef 8'. La madrileña se lleva 100.000 euros, la publicación de su propio libro de recetas y un Máster en Cocina, Técnica y Producto que concede el Basque Culinary Center, la Facultad de Ciencias Gastronómicas de San Sebastián. En la final, Ana ha presentado como plato principal un pichón a baja temperatura acompañado con un cremoso de los interiores de la ave.

En segundo lugar ha quedado Andy y en tercera posición Iván.

La octava edición de 'MasterChef' ha celebrado su gran final tras un concurso que ha tenido a sus aspirantes confinados por la pandemia. Por primera vez han sido tres los duelistas que han luchado por el título de ganador.

En la primera prueba de la noche, los aspirantes cocinaron un plato al ritmo marcado por Martín Berasategui, el chef español con más estrellas Michelin y el chef del mundo con más estrellas en su propio país. El mejor de esta prueba pasó al duelo final.

Para la prueba de exteriores, Pepe Rodríguez invitó a los aspirantes a su restaurante El Bohío, en Illescas, para servir un menú de seis platos a los duelistas que compitieron en las siete ediciones de 'MasterChef Junior'. El mejor de esta prueba fue el último en pasar al duelo final.

En el gran duelo final, los tres finalistas estuvieron acompañados de sus familiares y compañeros de edición. Cada uno prepararó un menú completo, compuesto de un entrante, un plato principal y un postre.

Ana, la ganadora, es estudiante de Derecho y ADE, pero su sueño es estudiar cocina. Es emprendedora, tiene dos hermanos y un novio, desde hace cuatro años, con el que le gustaría casarse. Su pasión por la gastronomía le viene de cuando iba a visitar las casas de sus amigas y probaba los platos caseros que cocinaban sus madres. Ella siempre ha querido imitarlas y hacer una buena cocina tradicional. Tiene una marca de joyas con más de 20K en Instagram y algunas influencers las han lucido. Es sensible, se considera «buena persona» y «bastante desastre». Cualquier pequeña cosa que consigue hacer le hace ilusión, por lo que no se considera muy perfeccionista.