¿Cómo murió Ángel Cristo y a qué edad?

La emisión en Antena 3 de la serie 'Cristo y Rey' devuelve a la actualidad la relación de la mediática pareja que formaron hace ya más de 40 años el domador Angel Cristo y la vedette Bárbara Rey.

Ángel Papadópulos, conocido como Ángel Rey, nació en Ayamonte (Huelva) en 1943 y murió en Alcorcón (Madrid) en 2010 a los 66 años. Un infarto agudo de miocardo se llevó por delante la vida del famoso domador, que vivió una vida intensa y llena de excesos.

En 1980 se casó en Valencia con Bárbara Rey, bajo la carpa de su circo, instalado en la plaza de toros. Allí, ante un improvisado altar custodiado por un crucificado llegado desde un convento de religiosas de Alaquàs y tras un acceso a la plaza salpicado de luces y flashes, la vedette y el mejor domador del mundo se dieron el «sí quiero».

Trabajó con tigres, leones y elefantes y sufrió múltiples accidentes en el circo, alguno de ellos de gravedad. En el año 1990 sufrió en Lérida uno de los más graves de su carrera profesional, cuando tres leones y un tigre se abalanzaron sobre él y le causaron heridas en el cuello, tronco y extremidades, así como fractura de seis costillas.​ Los mismos animales le atacaron de nuevo ese mismo año y una vez más tuvo que pasar por el quirófano.

En junio de 2001, Angel Cristo hizo una huelga de hambre frente a la Dirección General de Agricultura de la Comunidad de Madrid para pedir que la Administración regional le devolviera cinco leones y un tigre incautados hacía entonces más de un año. Cristo reclamaba también la devolución de su circo, embargado en Almendralejo (Badajoz) en 1998.

Tras una vida plena de acción y tormentosos y mediáticos romances, Ángel Cristo vivió sus últimos años trabajando en un espectáculo automovilístico, cuando ya sufría de espondilitis anquilosante. Vivió durante años en una caravana en Linares.

El 3 de mayo de 2010, Ángel Cristo ingresó de urgencia en el Hospital Universitario de Alcorcón, donde falleció a consecuencia de un infarto agudo de miocardo a los 66 años.​ Fue enterrado en el cementerio de la Almudena de Madrid, aunque el domador​ había encargado en Valencia un panteón custodiado por leones que nunca llegó a ocupar.

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