Sara Carbonero, ingresada de nuevo debido al cáncer

Poco hacía presagiar el pasado tres de febrero, cuando Sara Carbonero cumplía 37 años y recibía los regalos y felicitaciones de sus familiares y amigos, que apenas dos días después se vería obligada a ingresar en la Clínica Universitaria de Navarra en Madrid. Se trataría de una recaída en el cáncer maligno de ovarios que le fue diagnosticado en mayo de 2019 y del que parecía recuperada.

La periodista ha tenido que volver a ser intervenida, según ha podido confirmar en exclusiva ABC, y el pronóstico es esperanzador ya que se está recuperando y su entorno es optimista. Su marido, Iker Casillas, se encuentra acompañándola en estos difíciles momentos.

Aunque en los últimos tiempos se ha rumoreado que el matrimonio estaba pasando por una importante crisis, los dos han continuado con su vida ajenos a los comentarios exprimiendo cada minuto de la vida tal como la periodista escribía en su Instagram con motivo de su cumpleaños: «Hoy me decía una buena amiga que hay que celebrar sin mesura, que la vida es una vela soplada y un eterno deseo. Yo tengo claro el mío».

Sara Carbonero e Iker Casillas, durante estos últimos meses, han sido noticia porque planea sobre ellos una posible crisis matrimonial. Hace mucho tiempo que no se ven jutnos y desde que se instalaron en Madrid y Sara haya empezado de nuevo con su vida profesional, los rumores han ido creciendo.

Entre los rumores de ruptura, la periodista cumplía años a principios de febrero. Y el exportero quiso felicitar a su mujer en Instagram de la siguiente manera: «El baile sigue... hay que bailar hasta el final». El de Móstoles llevaba casi un año sin publicar contenido alguno de Sara. La periodista respondió a la felicitación de su marido horas más tarde con un: «#peroporsupuesto».

Luego fue la propia Sara Carbonero la que publicó una foto en su muro de Instagram para agradecer todas las felicitaciones recibidas: «Muchísimas gracias a todos por tantas felicitaciones y una cantidad de cariño que no sé cómo devolver. Hoy me decía una buena amiga que hay que celebrar sin mesura, que la vida es una vela soplada y un eterno deseo. Yo tengo muy claro el mío».