El padre de Asunta, el periodista Alfonso Basterra, en una imagen de archivo. EFE

La vida en la cárcel de Alfonso Basterra, el padre de Asunta: sin amigos, mal comportamiento y con tratamiento antisuicidio

El que fuera periodista vuelve a estar en el foco mediático con la emisión de la nueva serie de Netflix basada en el caso de Asunta Basterra

Jueves, 25 de abril 2024

Netflix ha vuelto a poner en el candelero de la actualidad uno de los asesinatos más sonados del panorama nacional con el estreno el próximo viernes, 26 de abril, de 'El caso Asunta', una serie de ficción «basada en los hechos reales» del homicidio de la niña Asunta Basterra, un suceso que conmocionó a España entera allá por 2013.

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Los agentes policiales detuvieron en primer lugar a la abogada gallega Rosario Porto, la madre adoptiva de Asunta, durante la cremación de la pequeña. Un día después, el juez imputó también al padre de la niña, el periodista bilbaíno Alfonso Basterra. Ambos fueron condenados a 18 años por el brutal crimen tras drogar a la pequeña y ahogarla para después arrojar su cuerpo en una pista forestal cercana a una casa familiar en las afueras de Santiago.

Ya cumpliendo condena, Porto se ahorcó en 2020 con el cinturón de su bata en la cárcel de Brieva. Era su tercer intento de suicidio en prisión. El caso de Basterra es muy distinto: lleva diez años en el centro penitenciario de Teixeiro. Jamás ha admitido el asesinato ni mostrado arrepentimiento por los hechos.

El caso deja todavía algunas incógnitas para las que no se ha hallado una respuesta. En primer lugar, el móvil que llevó a los padres adoptivos de la niña a cometer el crimen. En segundo lugar, el motivo por el que nunca se declararon culpables habiendo algunas pruebas que demostraban lo contrario.

La vida en la cárcel de Alfonso Basterra

Basterra era un periodista vasco especializado en economía con experiencia en diversos medios de comunicación y originario de Bilbao que decidió establecerse en Galicia y formar una familia con su mujer Rosario Porto. Posteriormente adoptarían a Asunta Basterra. En 2018 fue condenado por el Tribunal Supremo como autor del crimen junto a su pareja.

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Desde el juicio y su posterior condena, el padre adoptivo de Asunta ha sido visto como un hombre impenetrable por quienes han tratado con él. En ningún momento ha confesado ni mostrado arrepentimiento al respecto. También ha trascendido que su comportamiento en la cárcel ha sido conflictivo, siendo pillado haciendo contrabando con otros reclusos.

Asunta Basterra, de 12 años, y arriba sus padres Rosario Porto y Alfonso Basterra durante el juicio EFE

De hecho, el condenado fue trasladado hace dos años a un módulo más duro cuando los funcionarios le pillaron cediendo un objeto no permitido a un peligroso recluso de la cárcel. Antes de este suceso, Basterra ya había pasado por el módulo de aislamiento después de enfrentarse con otros compañeros de celda y mantener, presuntamente, un comportamiento pernicioso con los guardas de la prisión.

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Desde su encarcelamiento en Teixeiro, el otrora periodista únicamente ha salido del recinto para realizar las reconstrucciones del crimen y acudir a declarar en el juicio. Durante estos años privado de libertad, no disfrutó de ningún permiso penitenciario.

Cabe recordar que en una de las cartas que le envió a la malograda Rosario Porto, le comunicó a esta la intención de suicidarse nada más saliera de prisión: «Sé que mi vida en libertad sin ella -Asunta- sería imposible de sobrellevar».

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Por otro lado, en el momento de la muerte de Porto, el bilbaíno se encontraba en un taller ocupacional del que fue apartado para poder darle la noticia, que al parecer se esperaba. «Ni se ha inmutado», explicó en su momento el doctor José Cabrera. Por este motivo Fuente Penitenciarias decidió activar el protocolo antisuicidio.

El periodista solicitó el pasado mes de enero el tercer grado penitenciario, algo que le permitiría salir de la prisión e ingresar en un centro de reinserción social al que solo tendría que acudir para dormir. No obstante, no consiguió su objetivo, Instituciones Penitenciarias rechazó su petición, en parte por no mostrar arrepentimiento en su conducta.

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A Basterra le quedan actualmente ocho años de condena inmerso en un día a día en los que se limita a acudir a la biblioteca de la prisión de Teixeiro. Su rutina consiste en levantarse por las mañanas, ordenar la celda y hacer la cama, desayunar y rodearse de libros. No tiene relación de confianza con ningún recluso. En parte «por ese elevado concepto que tiene de él mismo. Se considera intelectualmente muy superior al resto de internos y funcionarios», explicaron el pasado septiembre trabajadores del penal al medio gallego La Voz de Galicia.

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