El último informe remitido por la Udef a la jueza que investiga la compra de obras de arte en el IVAM durante el mandato de Consuelo Císcar recoge las quejas de los especialistas ante la falta de colaboración de algunas entidades bancarias a la hora de aportar la información.
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El objetivo de la policía era establecer posibles vínculos entre el dinero que recibió el hijo de Gerardo Rueda por la venta de sus obras -no originales según los expertos del Ministerio de Cultura– y otros investigados en la causa. En concreto, si Císcar recibió dinero del descendiente del artista a cambio de la adquisición de las piezas. El IVAM llegó a pagar más de cuatro millones de euros por las obras de Rueda que, según las especialistas, no se pueden considerar auténticas y nunca debieron ser compradas por una entidad pública como es la institución valenciana.
Las sospechas de los agentes se concentraban en el producto BBVA Factoring porque, al parecer, el banco adelantó cerca de dos millones de euros al hijo del artista que después fueron reintegrados por el IVAM como abono de las obras. La Udef perseguía la «trazabilidad» de esos fondos desde la citada cuenta bancaria. Sin embargo, no ha sido posible establecer ese recorrido «porque a día de hoy no se tiene la información completa», lamentan los agentes. Respecto a otro de los productos bancarios que figuraba a nombre de Rueda tampoco se dispone de información debido al tiempo transcurrido.
Hay que tener en cuenta que estas operaciones se realizaron por parte del IVAM entre 2004 y 2006 mediante dos contratos en los que se condicionó la donación de una serie de obras –cuyo supuesto autor era Gerardo Rueda– a la adquisición onerosa de otras, pero, según denunció la Abogacía de la Generalitat, esas obras fueron manufacturadas más de diez años después del fallecimiento del artista, en mayo de 1996. La clave de este asunto reside precisamente en eso, en dilucidar si las obras de Rueda se pueden considerar o no auténticas. Los especialistas consultados en la causa, al margen del experto buscado por el hijo del artista, no admiten dudas acerca de la definición: no originales. Concluyen que las obras adquiridas por el museo valenciano se tratarían, en realidad, de interpretaciones libres de su hijo, pero que carecen de cualquier valor económico.
La causa judicial afronta ya la recta final del procedimiento. De hecho, la jueza ultima ya el auto de procesamiento, según informó recientemente la agencia EFE. Se trata de una resolución que pone punto y final a la instrucción y da traslado a las partes para que acusen, soliciten más diligencias o pidan el archivo si no creen que existan indicios delictivos.
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No es este el único problema judicial que afecta a Císcar ni a su familia. De hecho, existe otra pieza separada en el conocido como caso IVAM por el supuesto amaño de contratos en la institución así como el uso de recursos del museo para intereses particulares. Destaca en este punto la situación de Rablaci, hijo del matrimonio formado por Císcar y el exconseller Rafael Blasco -actualmente está siendo juzgado por la segunda y tercer pieza del caso Cooperación-. El descendiente está investigado por usar supuestamente los recursos de la pinacoteca para promocionar su carrera artística.
De hecho, la Policía apunta a que se hicieron coincidir diferentes exposiciones del artista en el extranjero en el mismo periodo que el IVAM montaba eventos también en esos mismos países.
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