El Juli no ha visto con buenos ojos el sistema de sortear los puestos y las ganaderías en Madrid que ha impuesto Simón Casas en un intento de buscar nuevos alicientes. «Los toreros se ganan en el ruedo elegir cuándo y cómo jugarse la vida. Poner en una rifa a una persona de carne y hueso que se juega la vida en una plaza no creo que sea lo más lógico», le contestó a Berlanga cuando le inquirió sobre el tema sin que ello suponga una renuncia a innovar para mejorar. «Un cambio tan relevante y tan revolucionario debería pasar por un acuerdo previo con todos los que componemos la Fiesta. Creo que las imposiciones a ese nivel nunca son buenas. El papel del empresario es crear un espectáculo, no echar a suertes las combinaciones de toros y toreros. Si reducimos su papel a eso, se convierte en una rifa». Y acabó: «El bombo es una idea revolucionaria, que puede traer cosas buenas, crear interés en algún momento específico, dar oportunidades y favorecer la igualdad, pero no debe aplicarse a costa de una imposición a todo el toreo».
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