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Aula de pintura en la última sede del Círculo de Bellas Artes de Valencia. Jesús Signes
Último desprecio al Círculo de Bellas Artes de Valencia

Último desprecio al Círculo de Bellas Artes de Valencia

Cuadros de Sorolla, Pinazo, Benlliure, Genaro Lahuerta y Muñoz Degrain permanecen encerrados en un almacén desde 2017 Cultura aún no ha asumido la colección pictórica de la institución que se disolvió hace ya un año

Laura Garcés

Valencia

Sábado, 4 de julio 2020, 00:24

Cuadros de Sorolla, Pinazo, Muñoz Degrain, Perís Aragó, Genaro Lahuerta, entre otros artistas que constituyen la colección del extinto Círculo de Bellas Artes, duermen desde 2017 en un almacén a la espera de que alguien los quiera, se acerque a recogerlos y cuelguen de paredes desde las que pueda contemplarse su valor. Es la última muestra del desdén con el que la Administración autonómica ha tratado al Círculo de Bellas Artes, entidad que hace un año se vio abocada a extinguirse asfixiada por las deudas. Los socios votaron la disolución de la entidad el 30 de mayo de 2019 ante la inviabilidad economica.

La Conselleria de Cultura todavía no ha asumido la colección cuyo destino ha de ser el Museo de Bellas Artes de Valencia y así los cuadros llevan en un almacén desde que el Círculo tuvo que cambiar de sede al no poder asumir la hipoteca, obstáculo al que luego se unió el conflicto por la reclamación de una deuda de 1,8 millones de euros por parte de la Generalitat al Círculo.

¿Qué día saldrán del olvido esas pinturas? Se desconoce cuándo llegará la colección del San Pío V. Pero de momento habrá que esperar a que se resuelva el concurso de acreedores al que tuvo que acudir el Círculo para responder a la deuda que le reclamaba la Conselleria de Cultura y que para pagarla la entidad ofreció su colección de arte.

Según ha podido saber LAS PROVINCIAS el camino a seguir se encuentra ahora en el punto de que el administrador concursal se pronuncie para que las obras puedan depositarse en el Bellas Artes. Mientras, los cuadros se guardan en un almacén hasta donde periódicamente se desplaza el que fuera el último secretario del Círculo para confirmar que todo está en orden. Para corroborar que se cumplen los criterios preceptivos para una correcta conservación. El Círculo desapareció hace un año, pero las obras llevan mucho tiempo más sin que nadie pueda disfrutarlas.

Todo en medio del proceso concursal que se desencadenó en diciembre de 2019 después de que los esfuerzos por parte de los últimos directivos de la entidad resultaran infructuosos al no encontrar apoyo de la Administración, pero tampoco en el ámbito cultural y social de la ciudad del Turia. El concurso de acreedores era el peor final, el que la entidad quiso evitar en todo momento, pero no fue posible.

Sobre la historia de los último tiempos del Círculo de Bellas Artes pesó como una losa -tanto que no se pudo soportar- la adquisición de un palacete en la calle Cadirers para su sede. La imposibilidad de afrontar la hipoteca desalojó en 2017 al Círculo para trasladarlo a la calle Maldonado. El palacete se vendió por 1,2 millones y todo parecía solucionado. Pero pronto la Conselleria de Cultura reclamó una deuda de 1,8 millones tras la enajenación.

El montante exigido por la Administración respondía a una subvención de 2001 que tendría que devolverse porque la concesión de la ayuda contemplaba la cláusula de que en caso de vender el edificio se tenía que devolver el dinero, ya que la ayuda debía invertirse en mantenimiento y equipamiento del inmueble. A esa cantidad se sumaban los intereses de demora: 600.000 euros.

Empezó la lucha por salvar al Círculo. Tras encuentros y desencuentros con la Conselleria de Cultura, e incluso la mediación de Presidencia de la Generalitat para solventar un asunto que parecía enquistado en el departamento que dirige Vicent Marzà, la entidad consiguió que Cultura aceptara el patrimonio pictórico del Círculo como dación en pago. Pero ahora todo está a expensas de que se resuelva el concurso.

Además, está pendiente que el Archivo del Círculo de Bellas Artes se deposité en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, institución a la que el Círculo ofreció, y esta aceptó, el depósito de sis libros y documentos, entre los que se descubren datos de interés para el estudio de la vida social y cultural de Valencia.

Dos centenares de cuadros nacidos de la creatividad valenciana

Más de 125 años de vida y una brillante trayectoria en el panorama artístico cultural de la capital del Turia acompañaron hasta su extinción a una institución cuyos fondos atesoran obras de Sorolla, Pinazo o Muñoz Degrain, entre otros artistas. En total posee cerca de dos centenares de pinturas. Uno de los tesoros que están en los fondos es el boceto de 'La vuelta de la pesca' (1894), lienzo de gran formato obra de Sorolla. Es una de las piezas clave en la pintura del valenciano.

El cuadro constituye una de sus primeras manifestaciones de la playa de Valencia. Es un estudio para un lienzo posterior, de unas dimensiones de 43 por 63 centímetros y que el Círculo de recibió en 1949. Muestra un buey rojizo que en la obra definitiva se presenta al espectador en primer plano en el arrastre de la barca hasta la playa.

Además, la colección cuenta con 18 obras de Ignacio Pinazo, entre tablillas, cuadros y dibujos. El artista de Godella retrató en dos ocasiones a Constantí Llombart, quien presidió Lo Rat Penat. La primera vez, al parecer, la obra no resultó satisfactoria para el artista, y el lienzo quedó en el estudio del pintor. A su muerte fue donado por la familia al Círculo de Bellas Artes.

También están presentes en la colección Muñoz Degrain y artistas que, si bien no alcanzaron la fama de los anteriores, lograron hacerse un hueco en la historia del arte. Ahí están José Benlliure, Genaro Lahuerta, Salvador Tuset, Antonio García, Francesc Pons, Antonia Mir, Josep Peris Aragó y Francesc Val, entre otros.

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