Nunca se desarraigó de Valencia. La ciudad donde nació formó parte de su vida y de su obra. Así fue hasta los últimos días de Luis García Berlanga. El centenario del director de 'Plácido' invita a pasear por el mapa personal del valenciano universal. Las calles Sorní y Barcelonina, el Ateneo, el colegio de los jesuitas, el instituto Luis Vives, la histórica Universitat de València, Balanzá y la desaparecida cafetería Lauria marcan la biografía del realizador de 'El Verdugo'. El Teatro Principal, las gradas de Mestalla o la plaza del Ayuntamiento para disfrutar de alguna atronadora mascletà fallera, también. Se suman al recorrido la Feria del Libro Antiguo, la Albufera, la plaza de toros y la antigua cárcel Modelo. Todo ayuda a trazar el plano de la Valencia de Berlanga, escenario de la trayectoria vital y artística de un cineasta de cuya muerte este año se cumple una década y cuyo centenario se conmemorará en 2021.
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En esta efemérides se ha detenido la Academia de Cine Española para homenajearle con la declaración de 2021 Año Berlanga. La propuesta ha llegado como agua de mayo. Valencia aspira a convertirse en sede de la gala de los Premios Goya en su próxima edición, deseo que lleva tiempo larvándose y empeñado en madurar.
Hablar de Berlanga es hacerlo del séptimo arte y de la ciudad donde nació y vivió hasta que en 1947 partió a Madrid para ingresar en la Escuela de Cine sin que ello le apartara de regresar junto al Turia siempre que pudo. Recuerda su hijo José Luis que su padre les hablaba de las cafeterías Lauria, Balanzá y Chacalay. Y de Mestalla, otro de los lugares a los que acudía el cineasta, gran seguidor del Valencia CF. «Cuando visitaba la ciudad le gustaba mucho pasearse por la plaza Redonda y también por el rastro en busca de algún objeto que le pudiera interesar», apunta para hablar de alquien que «no se perdió unas Fallas».
Durante los viajes en torno a las fechas de la gran fiesta de la ciudad «me llamaba para ir a la Feria del Libro Antiguo. Entonces descubría que había contactado con los libreros para hacer su encargo, generalmente antiguas ediciones de literatura erótica», reseña Rafael Maluenda, amigo y gran conocedor de la biografía de Luis García Berlanga.
Cuando en 1947 el cineasta salió en dirección a Madrid, en la maleta llevaba vivencias e impresiones del carácter de una ciudad, la suya, que en más de una ocasión las cámaras grabaron para su obra. «Nunca se desarraigó. Se sentía muy valenciano. Era una condición inherente a su carácter, algo de lo que no intentó desprenderse, no creía que fuera posible», puntualiza Maluenda.
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José Luis García-Berlanga refiere esa relación cuando reseña la presencia de los fuegos artificiales o las tracas en películas de su padre, algunas de las cuales devuelven al plano de Valencia. 'Todos a la cárcel', de 1993, acercó al director y a su equipo, del que formaba parte Maluenda, hasta la antigua cárcel Modelo. En 1997 volvió para rodar la serie 'Blasco Ibáñez. La novela de su vida' y en 1999, una vez más la capital del Turia, fue el escenario de otra de sus películas, la última: 'París-Tombuctú'. Recuerda Maluenda que durante ese rodaje se podían contemplar los primeros pasos de la Ciudad de las Artes.
No hay duda de que Valencia anidaba en Berlanga y en él lo hacía su ciudad. La prueba la ofrecen los reconocimientos de su tierra. En 1993 recibió la Alta Distinción que concede la Generalitat. Unos años después, en 1997, los pasos le dirigen a la Politècnica para recibir el birrete de doctor Honoris Causa. Y durante años fue miembro de la de la Acadèmia de Cultura Valenciana.
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Los escenarios de Valencia le acompañan desde que el 12 de junio de 1921 naciera «en la calle Sorní. Luego se trasladaron a la casa de su abuela, en el ático del Hotel Londres que era propiedad de la familia, en la calle Barcelonina», relata el hijo de quien pasó por las aulas de los jesuitas, el instituto Luis Vives y la Facultad de Filosofía. En esa ciudad a un joven Berlanga se le cruzó la Guerra Civil «no podía ir a clase, junto a sus amigos, empieza a frecuentar la sección de literatura del Ateneo y los teatros Principal y Apolo», relata Maluenda. Valencia, al extenderse hacia el futuro, contó con el nombre del director para rotular una avenida en el entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
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