![Las valencianas rompen las reglas de la literatura romántica](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2025/02/13/1492378355-RglEBfMfdnDBOC0IeUdXePJ-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Son las nuevas voces de la literatura romántica. Tienen centenares de lectores y han cambiado las reglas del género. Ya no se habla de amores tóxicos, de caballeros que salvan a damiselas en peligro. Tampoco emerge eso de 'quien bien te quiere te hará llorar'. Porque como autoras no son ajenas a la realidad social, a la diversidad, a temas tan en boga como la salud mental. Han renovado un tipo de literatura que ya no es rosa. Y, además, son ávidas lectoras, dominan las redes sociales y conocen muy bien a su público. Además, se miran en el espejo de otras grandes del género como Megan Maxwell o las valencianas Elísabet Benavent y Alice Kellen. Son las nuevas 'ellas' y, además, también han nacido en la Comunitat.
Con motivo del Día de San Valentín, LAS PROVINCIAS ha reunido a tres escritoras de literatura romántica. La cita es en la librería La Madriguera, un espacio de referencia el género en Valencia. Las invitadas son Carla Martí, que acaba de presentar su primera novela, 'Estrellas de ciudad' (Contraluz) y una autora que conoce muy bien el sector editorial. No sólo trabaja en él sino que tiene cientos de seguidores en las redes y hasta un podcast donde se habla de libros y literatura. Como Martí, también debuta en la novela Silvia Sáez, que acaba de llegar a las librerías con 'La teoría de la desconexión' (Roca Editorial). Sáez, además, ha colaborado con Máximo Huerta en la gestión de la librería que el escritor tiene en la localidad de Buñol, municipio natal de ambos. El trío lo completa Elena Motagud, otra escritora valenciana, profesora de profesión, y quizás más veterana en estas lides. Acaba de lanzar 'La soledad de un cielo sin estrellas' (Cross Books), su primera incursión en el denominado 'new adult', un género que orientado a un público lector que ya se acerca a la veintena. Durante años, Montagud había orientado su producción literaria al género romántico y erótico. Ahora, sin abandonar las historias de amor, ha emprendido una nueva senda.
Las tres han cambiado las reglas de la novela romántica. Han hecho que hablen de salud mental, de relaciones que huyen de la toxicidad, de diversidad, de conflictos de familiares... y, obviamente, de historias de amor. Pero ya no se quedan en el chico conoce chica. Hay mucho más y, sobre todo, muchos lectores. «Por suerte, ya no se llama literatura 'rosa'», comienza diciendo Carla Martí. Ella, como Sáez y Montagud, es, ante todo, lectora. Pero lo de escribir es algo que todas, y en ello coinciden, han cultivado desde siempre.
«Yo he escrito toda mi vida. Escribo desde que supe que podía crear mis propias cuentos. Empecé autopublicando y ahora he podido hacerlo con una gran editorial», asegura Silvia Sáez. Ella, como Carla Martí, debutan con dos historias muy cuidadas. «Yo trabajo en el sector editorial y lo conozco. Por eso, pese a la ilusión y las ganas, he tenido los pies en la tierra», añade Martí. La visión de Elena Montagud, con más de una década de experiencia, es la otra cara de la moneda: «Yo me he llevado muchos chascos, muchas estafas del sector editorial. Pero he seguido escribiendo».
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Las tres son renovadoras del género. O, más bien, nuevas voces que lo han hecho evolucionar. ¿Cómo ha cambiado la literatura romántica? «El género se ha ido adaptando», dice Sáez. «La sociedad ha avanzado y, por tanto, la novela romántica también. Nuestras historias, lo que contamos, son el reflejo de lo que pasa en las relaciones amorosas, en los conflictos familiares...», asegura Martí. Para Montagud, el género todavía está estigmatizado pese a que tiene muchos lectores. Hay clichés y prejuicios sobre un género que, ante todo, lo consumen mujeres. Aunque el paradigma está cambiando. «Cada vez hay más chicos que se animan a leer estas historias y que las devoran, les encantan. Mira el fenómeno 'Alas de ónix', de Rebecca Yarros, es todo un éxito», coinciden.
Y a esos lectores también les deben que las historias las protagonicen «personajes empoderados». «Ya no hace falta que la protagonista sea una súper heroína que puede con todo. Vivimos en un momento en el que todas las voces son válidas, hay diversidad», argumenta Martí. Y todo ello cabe en unas tramas que también se centran en la importancia de cuidar la salud mental, de mostrar realidades diversas, de defender relaciones alejadas de lo tóxico, de personajes de carne y hueso, con problemas sociales...
¿Y qué les inspira para escribir? «En mi caso, a mí es el arte. La música, los libros, las series... También el entorno, pero sobre todo la cultura», cuenta Martí. «En mi caso, una canción puede darme una historia. Yo soy profesora y me encanta estar atenta de cómo viven las relaciones los chavales del instituto, esos primeros amores», afirma Montagud. Pero si en algo coinciden las tres es que la literatura romántica -y todos los subgéneros como el 'dark romance', la 'romantasy', las 'romcom', más picante y erótica como la 'spicy'...- no es ni mejor ni peor que otros géneros. «No creo en el concepto de alta y baja cultura, de alta o baja literatura», dice Martí.
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¿Se miran en el espejo de Alice Kellen, de Elísabet Benavent y de otras autoras con millones de ejemplares vendidos? «Creo que hay que ser constante y no tener miedo a fallar. No es fácil pegar ese 'boom' y en el caso de Alice Kellen lo suyo ha sido una carrera de fondo«, afirma Sáez. »Creo que leí que se publican unos dos mil libros al mes, de todas las temáticas y géneros. Al final es complicado pero hay que ser constante y luchar por mantenerse«, asevera Montagud.
En definitiva, tres escritoras, tres autoras, que leen como escriben y escriben como leen. Y como viven. Tres jóvenes que crean libros llenos de amor, que huyen de tópicos, y que cada vez tienen más adeptos. En el Día de San Valentín, regalar literatura puede ser un gran gesto de amor y cultura.
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