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CARMEN VELASCO
Viernes, 10 de junio 2022, 01:18
«El día más triste que pasé en el Café Comercial fue cuando tuve que echar a la calle a Leopoldo María Panero. ¡Yo leía ... sus libros! Conocía la historia de su familia. Su propia madre lo metió en un manicomio; y su padre era el gran poeta del franquismo, Leopoldo Panero. Incluso conocía a su psicoanalista, mi amigo Jorge Alemán. Pero llegó al Café Comercial con los pantalones manchados, meados, y bebiéndose las copas de vino tinto de un trago, con esos ojos grandes, desorbitados, que había contemplado tantas veces en clientes que buscan bronca, a punto de estallar. Cuando le cobré, enseguida, porque no sabía lo que iba a pasar, me lanzó las monedas a la mesa, entre migas de pan, tiritas usadas y un par de llaveros. Pero era Leopoldo María Panero, el autor, en 1987, de 'Poemas del manicomio de Mondragón', brutales, desgarradores, donde se mezcla la rabia y el dolor, con la incomprensión de un niño encerrado (...) Cuando le acompañé a la puerta, él no se resistió, lo entendió, ya lo habían echado de otros lugares. Sólo le dije »¡Lo siento maestro!«. Juantxo Bohigues (Gandia, 1965), que antes de escritor fue camarero del emblemático local madrileño, narra esta anécdota en 'Café Comercial. La casa de todos', el último libro de Rafael Soler (Valencia, 1957). Soler, además de poeta y escritor, es uno de los salvadores del Café Comercial. Es socio y forma parte del equipo, pilotado por Alejandro Pérez Alburquerque y Caleb Soler, que reabrió el establecimiento en 2017.
Luis Alberto de Cuenca narra la hazaña de Rafa Soler a la perfección: «Su suerte estaba echada. Iba a morir. Su sentencia de muerte estaba a punto de firmarse. Pero en el último instante, al modo en que el Séptimo de Caballería rescataba al puñado de héroes del Far West cercados por pieles rojas poco amigables en las películas de nuestra niñez, apareció el poeta valenciano Rafael Soler. No estaba solo. Estaban su hijo Caleb y unos amigos detrás de la maniobra salvífica. Pero él acaudillaba la rebelión contra la muerte de uno de los locales históricos más significativos de la capital, y consiguió, consiguieron, evitar esa muerte con tesón, con ideas nuevas, con implicación empresarial muy profesionalizada y, sobre todo, con amor, con mucho amor por la cultura, que, a partir del momento en que el Café Comercial estuvo a salvo, pasó a protagonizar todas y cada una de las iniciativas que surgieron a borbotones de la mente de Rafa, que no fueron, ni son, ni serán pocas. Una Cultura a la que le va mejor la C mayúscula».
Soler, autor de los poemarios 'Ácido Almíbar' y 'Vivir es un asunto personal', entre otros títulos, se ha encargado de recopilar la historia del Café Comercial contada por sus protagonistas, parroquianos ilustres y gentes de bien. ¿Por qué surge este libro? «Durante los dos años que estuvo cerrado el establecimiento, palpé mucha nostalgia del Café Comercial. Cuando algún grupo de escritores o poetas nos encontrábamos siempre surgían anécdotas y vivencias. Fue entonces cuando afloró la necesidad de reunir esos testimonios», explica Soler a LAS PROVINCIAS. Esas historias ya no se perderán gracias a la publicación de 'Café comercial, la casa de todos', que ha salido a la venta esta semana.
Además del propio Soler y Juantxo Bohigues, los valencianos que cuentan su vivencia en el establecimiento de la madrileña glorieta de Bilbao son la actriz y presentadora Carolina Cerezuela; el escritor y director del Instituto Cervantes, Gonzalo Manglano; el presentador y novelista Máximo Huerta; el periodista Ferrán Garrido; y la poeta Ana Ares. «Todos los que están en el libro son amigos», explica Soler, quien lamenta que mucha gente se ha quedado fuera. «No están todos los que son, pero sí son todos los que están», remarca el valenciano, que impulsa 'Lunes literario de Café Comercial'.
La actriz alicantina cuenta, junto a Jaime Anglada, el día en el que cantó hasta el amanecer en el local: «Fue una noche de las que todavía te hacen sonreír (...) Ya formamos parte de su historia». El periodista Máximo Huerta evoca su estancia allí escribiendo «seguramente el inicio de 'La noche soñada' o el final de 'No me dejes'». «Eran mis tiempos. Los que había elegido yo para mi Café Comercial para escribir, para leer, para quedar con otros escritores o con algún amor que duraba lo que tardaba en regresar a la ficción», narra el último Premio Fernando Lara 2022 en 'Café Comercial, la casa de todos'.
Por las páginas del libro editado por Muddy Waters Books desfila una clientela que ya quieran otros: Luis Landero, Manuela Carmena, José María Merino, Carlos Aganzo, Luis Alberto de Cuenca, Inma Chacón, Sol Carnicero, Ángel Antonio Herrera... Todos tienen vinculación con el Café Comercial.
El libro, una exquisitez de 330 páginas, incluye ilustraciones de Victoria de Diego y María Yelletisch. La primera inmortaliza espacios, rincones y momentos históricos del castizo local y la segundo ha creado una galería de ilustres en la que no faltan Carmen Martín Gaite, Blas de Otero, Almudena Grandes, Antonio Mingote, José Luis Sampedro...
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