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Es la más docta de las casas de España. La dueña de la palabra, y de todas las palabras. La vigilante más leal sobre cuanto se dice y se escribe en sus dominios. Es la Real Academia Española (RAE). La que limpia, fija y da esplendor a la lengua. Lo viene haciendo más de 300 años, desde 1713. Por los escaños lingüísticos, 'numerados' con letras, ya sean mayúsculas o minúsculas, han pasado en todo ese tiempo cuatrocientos ochenta y cinco académicos de número conforme a la suma anotada hasta el 19 de mayo de 2019 por la RAE, institución que se enfrenta a retos como el mantenimiento de la cohesión de la lengua, el acceso al mundo digital y el aumento de la presencia de mujeres entre sus miembros.
Y para afrontar los desafíos que el idioma español tiene ante sí, ¿qué valencianos arriman el hombro sentados en esas sillas con nombre de letra? En la actualidad es Manuel Pérez Saldaña, catedrático de Filología de la Universitat de València (UV), el único originario de estas tierras. Pérez Saldaña es académico correspondiente por la Comunitat Valenciana. Alcanzó la condición que ostenta en la Docta Casa tras participar en la redacción de la Gramática. «Cuando se renovaron los académicos correspondientes, algo que había estado parado durante un tiempo, hubo una amplia inclusión de miembros de todos los territorios», apunta Pérez Saldaña. A él le correspondió dar nombre a la parte reservada a la Comunitat.
Hoy habla con LAS PROVINCIAS y recuerda que con el fallecimiento en 2021 del poeta Premio Cervantes Francisco Brines, la institución quedó huérfana en estas tierras. Eso sí, entre los más de cuatrocientos nombres entregados a velar por el idioma español, la revisión de la nómina histórica de académicos de número encierra doce valencianos más un caso particular: Enrique Ramos, Joaquín Lorenzo Villanueva, Antonio Aparisi y Guijarro, José Alemany y Bolufer, Julián Ribera, Juan Navarro Reverter, José Martínez Ruiz 'Azorín', Federico García Sanchiz, Rafael Lapesa Melgar, Vicente Enrique y Tarancón, Francisco Brines, Manuel Alvar. Éste y Lapesa llegaron a ser directores. También fue académico, pero en una situación especial, Luis Fullana Mira. Aunque hoy la presencia de la Comunitat sea la mínima, la trayectoria de la institución luce la impronta valenciana que corre por las venas del cuidado que se ha dado y se da al español.
¿Son muchos, pocos? El profesor Pérez Saldaña no se inclina por lo uno ni por lo otro. Defiende que «en todas las épocas ha habido valencianos destacados» y apunta nombres como el del «helenista José Alemany y Bolufer, que fue quien contestó la entrada de Luis Fullana Mira, que entró en una situación interesante como era acoger en la Academia las diferentes lenguas del Estado. Aquello fue por decreto, en 1924, pero después se suspendió». Quienes entraron por esta vía no tuvieron la letra que acompaña a cada uno de los numerarios con puesto vitalicio, «no aparecen en el listado oficial, pero sí que fueron miembros y la RAE lo considera».
Extrae también del abecedario de académicos al cardenal Vicente Enrique y Tarancón, el político e ingeniero Navarro Reverter, el escritor Azorín, el poeta Brines, «uno de los mejores escritores de su generación» y a Lapesa, «un gran lingüista que también hay que reivindicar».
A la madrileña calle Felipe IV se llega por la valía cultural demostrada, desde los medios de comunicación que son grandes generadores de lenguaje o porque los elegidos responden a un perfil técnico, que si bien es lo menos conocido por el gran público, sí es muy necesario para que la institución cumpla sus fines.
En respuesta a esas exigencias, la nómina revisada muestra brillantes valencianos sobre la misma mesa en la que brillan por su ausencia las valencianas. Desde 1713 en la RAE todavía no han ingresado mujeres de la región. El primer nombre femenino que obtuvo letra en uno de los cuarenta y seis prestigiosos asientos fue el de la escritora cartagenera Carmen Conde. Llegó en 1979, cuando la institución ya contaba sus días por siglos. Marcó un hito. Hoy son ocho, pero ninguna de la Comunitat. «Este es un tema que deben trabajar las instituciones, incorporar a las mujeres que tienen mayor capacidad y relevancia en los distintos ámbitos. Se está trabajando en esa línea y es interesante que se haga», advierte el catedrático.
Se desprende de sus palabras que ese es un reto, pero no el único que tiene ante sí la Real Academia. «Mantener la cohesión del idioma, que es algo sobre lo que se ha trabajado mucho; no sólo lo hace la RAE, también las academias americanas. La coordinación de todas ellas es muy efectiva». Es la respuesta que ofrece el académico valenciano para señalar los desafíos que a su juicio tiene la institución ante sí. Y hay más. En el horizonte de los nuevos tiempos, el catedrático de la UV observa otro reto: «Acceder de manera adecuada al mundo digital, estar presentes, que todas las herramientas que ofrece ese universo estén también en las lenguas que queremos proteger y promover. De lo contrario es muy difícil. Es importante que las lenguas se doten de estos recursos.La RAE trabaja mucho en esta línea».
La lengua se mueve, no para, «Es creativa», dice el catedrático. Con cada generación cambia. No se la puede dejar de la mano. Para eso está la RAE, para vigilar de cerca el estado de salud, que Pérez Saldaña asegura que entre los valencianos «es bueno». A juicio del académico «en Valencia se habla un castellano muy neutro en el sentido de que no hay especificidades muy llamativas, las hay». Pero llegados a este punto, salta a la conversación un matiz que devuelve al término reto: «Hay aspectos que se tienen que mejorar y trabajar, la educación es muy importante, que transmita buenos modales lingüísticos en castellano y en valenciano».
Como en tantos otros asuntos, la educación se descubre como la gran aliada para el mañana de una lengua que, como apunta el catedrático de la UV tiene «un futuro bueno». El español «lo habla un importante número de personas, tiene una gran cultura e historia, y se están poniendo medios para entrar de forma adecuada en el mundo digital».
En el esfuerzo por ganar el mañana está implicado el académico valenciano, y en el acervo cultural e histórico que encierran las palabras dichas y escritas en español se puede descubrir la huella de los valencianos que le precedieron. También la historia y el presente de Valencia están vinculados al idioma por el que vela la Docta Casa.
Históricos valencianos en la Academia
Francisco Brines
Oliva, 1932-Gandia, 2021. El poeta, premio Cervantes, ingresó en la institución en 2006
Manuel Alvar
Benicarló, 1923-Madrid, 2001. Electo en 1975, ocupó la dirección entre 1988 y 1991
Vicente Enrique y Tarancón
Burriana, 1907-Valencia, 1994. El cardenal se integró en la RAE en 1970
Rafael Lapesa
Valencia, 1908-Madrid, 2001. Ingresó en 1954. Fue director interino en 1988
Federico García Sanchiz
Valencia, 1886-Madrid,1964. Llegó a la RAE en 1941
José Martínez Ruíz, 'Azorín'
Monóvar, 1873-Madrid, 1963. El escritor alicantino ingresó en la RAE en 1924
Juan Navarro Reverter
Valencia, 1844-Madrid, 1924. Ocupó su silla en la Docta Casa en 1914
Julián Ribera Tarragó
Carcaixent, 1858-La Pobla Llarga, 1934. El arabista valenciano ocupó su aasiento en la RAE en 1912
José Alemany y Bolufer
Cullera, 1866-Madrid, 1934. Fue el primer valenciano que llegó a la Academia en el siglo XX, en el año 1909
Antonio Aparisi y Guijarro
Valencia, 1815-Madrid, 1872. El jurista, político y escritor resultó electo en 1866, pero no llegó a ocupar su asiento
Joaquín Lorenzo Villanueva
Xàtiva, 1757-Dublín (Irlanda), 1837. El religioso ingresó en la academia en diciembre de 1796 tras haber sido miembro honorario
Enrique Ramos
Alicante, 1738-Madrid, 1801. Militar, economista y dramaturgo que ingresó en la RAE en 1782
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