JORGE ALACID
Viernes, 18 de marzo 2022, 23:28
Mediado el infausto año pandémico 2021, en el Instituto Cervantes se celebró un acto singular: una mañana de junio, los herederos de José Luis García Berlanga abrieron la celda donde dormía el legado del cineasta, cuando estaba a punto de cumplirse el centenario de su nacimiento. Berlanga, que había depositado su tesoro trece años antes, no defraudó a nadie. Ni a sus nietos Fidel y Jorge, que se encargaron de descubrir el tesoro, ni a sus admiradores, que aspiraban a que el director de 'El verdugo' hubiera depositado en la caja fuerte alguna noticia al respecto del inédito proyecto, nunca materializado, de activar la cuarta parte de su trilogía 'nacional', formada por 'La escopeta nacional', 'Patrimonio nacional' y 'Nacional III'. Y, en efecto, ahí estaba ese misterioso libreto, cuyos avatares encerraban su propia película. Una historia dentro de la historia que ahora ve la luz, aunque en formato libresco: la editorial Pepitas publica ese guión que se creyó perdido, cuyo título, '¡Viva Rusia!', se puede leer como una especie de última broma de Berlanga.
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En realidad, no fue el cineasta valenciano quien bautizó con ese provocador título su obra nonata. Corresponde tal honor al único autor vivo del cuarteto responsable de '¡Viva Rusia!', el periodista y escritor Manuel Hidalgo, quien relata para LAS PROVINCIAS las muy berlanguianas peripecias que siguió al encargo de sumarse al trío responsable de la factura inicial del guión: el propio Berlanga, su inseparable Rafael Azcona y Jorge, hijo del director, fallecido en 2011, un año después de que muriera su padre. Los tres habían alumbrado una versión original para la fallida película (nada menos que 163 páginas), que llegó a manos de Hidalgo a través de una conexión común con Andrés Vicente Gómez, el productor que se iba a ocupar de convertir la trilogía 'nacional' en una tetralogía.
Pero no hubo tal: aunque Hidalgo, además de darle nuevo nombre al proyecto, podó el original, afinó la carpintería y perfeccionó el guión mediante una estrategia también muy berlanguiana, consistente en una serie de charlas en cafeterías tan del gusto del genial director valenciano, la producción encalló en tierra de nadie. La culpa de que el proyecto fracasara no está clara: ni siquiera el propio Hidalgo atina con la respuesta al enigma. «¿Por qué no prosperó? La verdad es que no lo sé», acepta. Y añade: «Hay que tener en cuenta que un guionista hay un momento en que se desvincula. Tú entregas tu libreto y pasas a otras tareas, pero yo aventuro que no prosperó por varios problemas que se dieron a la vez. Uno, muy importante: iban a interpretar la película los mismos actores de las anteriores sagas. Es decir, que estamos hablando de unos ocho o nueve actores de primera fila, que tenían que ser esos y no otros, así que hubo problemas de fechas con otros compromisos que tenían, un par de ellos se pusieron enfermos... Ese factor del reparto fue clave». Contratiempos a los que Hidalgo agrega otro inconveniente: «Desmoralizó también no recibir la subvención solicitada, que por dos veces se denegó». «Además», prosigue, «era una película muy cara de producir, como todas las de Berlanga, pero tal vez incluso más. Había escenas con animales salvajes, un disparatado safari en la finca de los Leguineche... Todo se quedó en vísperas».
Hidalgo, que subraya la idoneidad de publicar en formato libro el guión, como es norma en la literatura dramática, aprovecha para reivindicar la conexión del imaginario berlanguiano con el universo propio de una cumbre de la dramaturgia nacional: Valle Inclán. Recuerda que ese aire esperpéntico que nutre las creaciones del artista valenciano se emparenta con títulos como 'Luces de bohemia', en cuanto que ambos retratan la sociedad de su tiempo desde una óptica común, esa visión deformada de la realidad que triunfa en '¡Viva Rusia!' y nace de la obsesión de Berlanga por completar su trilogía 'nacional' con una obra que reflejara en un espejo cóncavo la España del felipismo, «ese mundo de los banqueros, de los empresarios vinculados al PSOE», apunta Hidalgo. Del tardofranquismo de 'La escopeta nacional' a la España de la Restauración monárquica de 'Patrimonio nacional', la sociedad convulsionada por el 23F que dibuja en 'Nacional III'... a esta obra en cuyo libreto se observa esa mirada sarcástica tan propia del cineasta valenciano, «su espíritu de crítica y sátira», en palabras de Hidalgo.
Un espíritu que murió con Berlanga: cuando le preguntan qué director sería capaz de llevar al cine ese guión desde una mirada análoga, Hidalgo se toma unos segundos antes de responder. Luego recuerda cómo el cine del fallecido José Luis Cuerda recuerda a Berlanga y cita luego a José Luis García Sánchez, que colaboró con Rafael Azcona como el maestro valenciano y también en algo se parece. Menciona incluso a Alex de la Iglesia, cuyo gusto por el exceso pudiera emparentar su obra con la gramática berlanguiana, pero acaba descartando esta utopía de ver '¡Viva Rusia!' hecha cine algún día. «Es una posibilidad muy remota», admite. «Debería respetarse la idea de que estaba concebida para ser encarnada por una serie de actores inolvidables», señala. «Hoy no sería viable en su literalidad», explica, en alusión a la «disparatada historia» que se cuenta en el libro que ahora ve la luz: una singular mezcla entre las vicisitudes consustanciales a los Leguineche y esa conexión española con los Romanov, los enloquecidos descendientes de los últimos zares. Dos familias que compiten en «golfería y lampancia», observa Hidalgo, en el contexto de la desmembración de la antigua URSS. Una línea del guión que justifica el título que hace 30 años se le ocurrió a Hidalgo. El título que cobra una nueva vigencia en el actual contexto geopolítico.
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-Menudo don de la oportunidad publicar ahora '¡Viva Rusia!', en plena invasión de Ucrania.
-Es que esto de ahora ya nos supera. Nos rebasa por completo. Lo que hay que recordar que se tituló así hace 30 años, con ese nombre registrado en estudios y documentación, como se vio al abrir el legado de Berlanga en el Cervantes. Vemos que ya dejó el guión con este título. El nombre había trascendido y cuando se pensó en publicarlo como libro estaba claro que había que mantener el título.
-O sea, que la publicación aquí y ahora es pertinente.
-Por supuesto. Disfrutará con su lectura todo el mundo que haya visto sus otras tres películas. Es un libro que tiene interés para todo cinéfilo y todo admirador de Berlanga. Y es formidable imaginar mientras lo leemos cómo hubiera sido la cuarta. Es un complemento perfecto.
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