Hermano mayor. Jairo calienta junto a David Serrano, que es una especie de hermano mayor para él.
Atletismo

El atleta que escapó de los suburbios

A los 7 años su padre le rompió un plato en la cabeza, a los 14 era un asiduo ante el juez y ahora sueña con ser olímpico

Moisés Rodríguez Plaza

Lunes, 23 de noviembre 2015, 00:12

Llaman a la puerta en una vivienda de protección oficial de Albalat dels Sorells. Se escucha movimiento dentro del piso. Pasan los segundos, casi transcurre un minuto hasta que alguien se digna a abrir. Por primera vez, están frente a frente. David, titulado en derecho y en criminología, miembro del grupo de medidas judiciales en abierto de la provincia de Valencia. Jairo, un ficha: con 15 años y poco más de metro y medio de altura colecciona robos, peleas y todo tipo de altercados. "¡Otro listillo! ¡Pues no se lo voy a poner fácil!", piensa el joven mientras saborea una calada del porro que estaba fumando. Esboza una sonrisa cuando escucha a David, cuyo acento denota que es castellano parlante. Le hablará en valenciano.

Publicidad

El técnico aparenta no inmutarse, aunque por dentro siente una especie de ansiedad: "¿Dónde me he metido?". Respira. "¿Te gusta correr?". Jairo responde afirmativamente. Durante el siguiente mes, uno y otro se enzarzaron en un pulso. El chico siguió hablando en valenciano, elevó el consumo de marihuana y trataba de escaquearse del taller de atletismo al que debía acudir como parte del dictamen del juez de menores por una infracción que, según afirma, no cometió.

"Fue un amigo, pero culpa mía por acompañarle. De todas formas, si no me hubieran pillado aquel día, igual hoy no estaría aquí", desliza Jairo, quien actualmente es otro Jairo. Conocer a David, el "listillo" al que abrió la puerta porque le obligó su madre, le cambió la vida. "Ahora sueño con ser profesional del atletismo. Dicen que tengo condiciones. Quiero ser campeón de España e ir a unos Juegos Olímpicos".

Jairo es, desde el sábado, lo que más odiaba: un mayor de edad. No confiaba en las personas mayores. Hasta que David apareció por su vida, sentía que todos los adultos le habían fallado. El primero, su padre. Es el menor de siete hermanos y otros tantos sólo por parte de su progenitor. Un día, con siete años, pidió con insistencia la comida a su madre. Ella tendió una ración de espaguetis a su hijo menor. De repente, sin mediar palabra, su padre apareció por la cocina hecho una furia y estampó el plato de porcelana en la cabeza del crío. "Tenía problemas de salud, el pobre hombre. Él también pasó ocho años en una residencia", justifica ahora.

Aquello fue la gota que colmó el vaso. Con nueve años, ya fumaba y con el paso del tiempo encadenó infracciones. "Crecía en un entorno de broncas casi diarias. Con la familia desestructurada me puse a romper cosas por diversión y de vez en cuando robaba alguna moto", relata Jairo. Entre los 11 y los 14 años estuvo más tiempo en centros de menores que en casa, algo que prefería. Aunque el Jairo actual es otro joven, aquello hizo mella: "Ese ambiente era duro, pero mejor que estar con mi familia. Ahora resido con mi madre y mantengo el contacto con mi hermana Cristina. Ella y yo nos hemos apoyado siempre. Del resto no quiero saber nada".

Publicidad

Su padre había fallecido en la residencia y Jairo avanzaba hacia una mayoría de edad con un horizonte sembrado de droga, alcohol, fiesta y altercados. Nada más. Y entonces, apareció su hermano mayor. David. "Primero pensé que era un listillo más. Decidí que iba a tomarle el pelo, pero luego me di cuenta de que era buena persona. Comenzó a inculcarme los valores del atletismo y empecé a correr", recalca.

Aquello fue un punto de inflexión para él. David Serrano es un apasionado del running. Natural de Caudete (provincia de Albacete), es uno de los técnicos de la Fundación Diagrama. Esta entidad gestiona las medidas judiciales a menores en medio abierto (esto es, delitos que no suponen el internamiento en un centro) en los municipios en que no las gestiona el propio ayuntamiento. "Yo salgo a correr todos los días a las 7. En algunas etapas de mi vida lo he hecho varias veces al día. Es mi pasión", comenta. Tanta, que enganchó a su mujer, Natacha López. Ambos pertenecen al Cárnicas Serrano y son muy conocidos en el entorno del atletismo popular. Juntos protagonizan ahora otra carrera contra el cáncer de mama que le detectaron a Natacha este verano.

Publicidad

David tiene dos proyectos vitales. Apoyar a su pareja para vencer a la enfermedad y ser el hermano mayor que Jairo nunca había tenido. "Te encuentras con chavales con unas historias tremendas. Vivo el running, que transmite unos valores de solidaridad, compañerismo, superación... todo lo que ellos necesitan. Así que decidí aplicarlo a mi trabajo", explica.

Seguir como voluntario

Jairo ha sido su primera gran victoria. No fue fácil. "Ha tenido recaídas, pero David nunca se rindió. Quedaba con él en alguna rotonda para ir a correr y si no acudía, iba a su casa a por él", comenta Ismael Giménez, al que conoce desde la infancia y que también trabaja en la Fundación Diagrama. El coordinador de ambos es José Antonio Martí, quien ve ahora a Jairo como un arma para rescatar a otros chavales: "Cuando acaban las medidas judiciales, los chicos pueden seguir colaborando como voluntarios, y eso es lo que va a hacer a partir de ahora. Él estuvo tres o cuatro meses renqueante. Hubo un tiempo en que creíamos que no conseguiríamos nada. En julio fuimos a una carrera al circuito de Cheste, y entonces cambió todo".

Publicidad

Para entonces, Jairo ya corría asiduamente. Había dejado de fumar porros, aunque no el tabaco. Pese a ello, destacaba por sus marcas sobre el resto de los chicos. La prueba consistía en dar dos vueltas al trazado. Al completar la primera, sintió un intenso dolor abdominal y abandonó. Al final, sus compañeros empezaron a burlarse: "¡La leyenda, la leyenda!". Jairo, avergonzado, se escondió en un rincón, donde al poco apareció David. "¿Qué pasa?" "Me duele..." "¿Que te duele? ¿Has visto a Natacha? ¿Sabes que tiene cáncer? Se lo dijeron la semana pasada, y ahí está. ¿La has visto quejarse?".

Algo se movió dentro de Jairo. Miró a los ojos vidriosos de su hermano mayor. Dirigió la vista hacia Natacha. Tomó una decisión. Jairo ahora tampoco fuma tabaco. No sale de fiesta: "Si salgo es a buscar internet, para descargarme alguna foto de una carrera". Después de lo de Cheste, se lo tomó más en serio: "David me pasó planes de entrenamiento. Quedé tercero junior en Almàssera y Albuixech, y primero en la carrera de la Diabetes y en Albalat dels Sorells. Quiero dedicarme a esto. Entrenar todos los días".

Publicidad

Es otro Jairo. El que ha recibido el premio de la Fundación Diagrama. El que ha fichado por el Cárnicas Serrano. "El día que lo presentamos a la directiva y se puso la misma camiseta que el olímpico Nacho Cáceres, estaba emocionado. Con 18 años recién cumplidos, la técnica de carrera que tiene y las marcas que está consiguiendo, hay atleta", comenta Álex Salvador, director de márketing de Cárnicas Serrano.

"Le va a ayudar el entrenador de los atletas de elite. No tiene techo. En distancias como 800 y 1.500 puede hacer cosas increíbles", comenta David, que asiente tímidamente cuando se le pregunta si ve a Jairo con posibilidad de ganar competiciones nacionales o de llegar a unos Juegos Olímpicos. De momento, lo que tiene satisfecho a este profesional del rescate de menores con problemas sociales es que su gran pasión, el running, ha salvado a un chico que parecía abocado a las cloacas.

Noticia Patrocinada

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad