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Quique Llopis, tercero por la izquierda, en el Autonómico del último fin de semana de agosto. IVÁN ARLANDIS
Un atleta de andar por casa

Un atleta de andar por casa

Quique Llopis eligió estudiar derecho para poder seguir entrenándose en Gandia | El valenciano está muy cerca de batir el récord de España sub-23 tras ejercitarse durante el confinamiento en el garaje con unas vallas que elaboró su padre | «Desde el principio se vio que ahí había un atleta completo y con desparpajo», afirma su entrenador, Toni Puig

Martes, 1 de septiembre 2020, 23:26

Quique Llopis es un atleta de andar por casa. Por la familiar, en Bellreguard, donde ha sido capaz de salir más fuerte del estado de alarma a base de entrenarse en un garaje. Y en su segundo hogar, las pistas de Gandia, donde Toni Puig pule con cariño y con esmero a un deportista con condiciones para pelear por una medalla olímpica en los próximos años. A sus 19 primaveras, este estudiante de derecho a distancia tiene presente y mucho, muchísimo futuro.

Acaba de imponerse en el Autonómico con una marca de 13.64. Su mejor registro en su prueba, los 110 metros vallas, está en los 13.61 de hace menos de dos semanas en Castellón. El récord de España sub-23, en manos de Javier Colomo desde 2016 (13.58), está al caer. «Somos amigos y me dice: ¡Va, que en nada me lo quitas!’. Es bueno que caigan, significa que el atletismo está evolucionando», argumenta Quique Llopis. El joven que cumplirá los 20 en octubre y estudia derecho a su ritmo apunta que él tampoco tiene apego a una plusmarca... y que su objetivo está en el podio de unos Juegos Olímpicos. Sin prisa pero sin pausa. Muchos lo catalogan ya como el sucesor de Orlando Ortega. Él no ahuyenta esa etiqueta, pero tampoco hace ostentación de ella.

Toni Puig lo explica a la perfección: «Orlando tiene 29 años y estamos hablando de todo un subcampeón olímpico. Quique tiene 19 y mucho margen de mejora, que ahora tiene el objetivo de llegar a los Juegos». Los primeros de otros dos o tres ciclos. Subiendo peldaños. Este fin de semana, por ejemplo, participa en la Copa de España. El siguiente, en el Nacional al aire libre que para muchos supondrá el carpetazo a la temporada. «El Autonómico me lo tomé como un entrenamiento y me salió muy bien. Yo creo que puedo hacer marca personal», sostiene: «Y al Campeonato de España a hacer podio... No sé si participará Orlando... Si no, a por el título nacional, que no lo tengo».

Quique Llopis está pletórico en parte porque sabe que tiene mucho por pulir y ya está entre los mejores. «A dónde puede llegar es muy relativo, deben respetar las lesiones... La evolución es buena y técnicamente hay aspectos a mejorar. De momento no tiene techo y si sigue en progresión puede llegar a disputar varios Mundiales y Juegos Olímpicos», argumenta Toni Puig.

Su entrenador de siempre... en el atletismo. Porque Quique Llopis era hace ocho años un polivalente jugador de fútbol. Delantero o lateral izquierdo, a pesar de ser diestro. «Chutaba bien con ambas piernas», precisa. Se contagió del ‘virus’ del atletismo en una escuela de verano en Gandia: «Estaba Toni de monitor. Vio que era rápido y me animó a que me apuntara. Pero yo seguí en el fútbol». Empezó la temporada en el Bellreguard, aunque sus días en el balompié estaban contados: «El ambiente no me gustaba, había padres que se pasaban los partidos insultando... Y muchos de mis amigos se lo dejaron, así que me decidí».

Se marchó al atletismo para no volver. Y Toni Puig, que ya le había echado el ojo meses atrás, tan contento. «Desde el principio se vio que ahí había un atleta completo. Destacaba en velocidad, en saltos, lanzamientos, pero le vi desparpajo porque las vallas suelen infundir miedo a los niños», señala el entrenador que empezó a moldearlo cuando era cadete... y ya no le ha soltado.

«Si no pasa nada, quiero hacer mi carrera con él y en Gandia», afirma Quique Llopis. Lo ha demostrado con hechos, pues renunció a estudiar medicina: «Debía ir todos los días a Valencia y era un poco lío para entrenar. Elegí derecho porque un tío mío es abogado y me llamó la atención. Me da igual sacármela en cuatro o seis años, ahora la prioridad es el atletismo», apunta.

El estado de alarma lo pasó en Bellreguard. Estudiando y entrenando. «Estamos cambiando la técnica. En los últimos meses hemos pasado de ocho a siete apoyos hasta la primera valla...», indica Toni Puig. Y en eso, en la técnica, se ha centrado en los 20 metros de recta que ha podido rescatar en el garaje de casa.

Enrique, su padre, que es un manitas, le confeccionó unas vallas con unas tuberías. «Me pasaba más de una hora cada día entrenando. Me acompañaba él, para que no me aburriera», indica Quique Llopis: «Luego hacía los entrenamientos que preparaba Toni. Muchos abdominales al principio, he aprovechado también las escaleras de casa... y skipping con una goma. La ayuda del Proyecto FER me permitió comprar material».

Esto le ha servido para volver del estado de alarma como un toro y con avances en esos cambios técnicos con los que ir dando bocados a su marca personal. Antes ya fue subcampeón de España en pista cubierta tras Orlando Ortega. Ahora, mira hacia 2021 con el Europeo sub-23 y estar en los Juegos como objetivos. Y todo, sin salir de su entorno. Si ha podido mejorar su técnica en un garaje, ¿para que cambiar lo que ha ido bien?

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