Un valenciano que se corona campeón de invierno

Para Pablo Martínez Sebastiá (25 de septiembre de 2005), no hay mejor motivación que lograr éxitos. Sobre todo si son «inesperados». Así, el pasado fin de semana consiguió una gran inyección de moral para los meses de temporada que restan y a corto plazo, para la puesta punto del duatlón que se celebrará en Avilés.

En Andorra, el triatleta del CEA Bétera Triatlón terminó el primero en el Mundial Junior. 4,1 kilómetros de carrera a pie, 4, 9 km de bicicleta BTT y otros 4,9 km de esquí de fondo para convertirse en campeón del Mundo de Invierno. «No me lo esperaba porque había participantes muy fuertes. Salí rápido para ir tomando ventaja sobre mis rivales. Sabía que el atleta de la República Checa tenía mayor ventaja en el esquí y quise apretar desde el principio, era consciente de que él iba a intentarlo porque nadie se desplaza desde allí a Andorra sin posibilidades...».

La estrategia le salió perfecta y fue su madre la encargada de darle las buenas noticias: «Cuando completé el tramo en bicicleta, ella me dijo que tenía un par de minutos de ventaja y consideré que era un buen margen».

Precisamente el ciclismo es uno de los puntos más débiles de este valenciano. Dice que en «comparación con otros de su edad», no está al nivel más alto. Pero todo es cuestión de práctica para un chico que ha crecido con el deporte como uno de sus pilares: «Antes jugaba a fútbol, natación y atletismo». A los 7 años probó el triatlón. Y le «encantó». Lo hizo gracias a su padre, Javier. Él es amante de esta modalidad, de hecho también participó en el triatlón andorrano, con las piernas sobre el suelo pero con la mente siempre en su hijo.«Sufriendo y controlando» desde fuera estaba su madre.

El motivo de alegría de Pablo del pasado fin de semana es incluso triple. Representaba también a la Federación Española de Triatlón por lo que junto a él ganó todo un país. Precisamente representar a España es uno de sus sueños a largo plazo. Como todos los deportistas sueña «con unos Juegos Olímpicos o un Mundial absoluto».

Tiene claro que el deporte formará siempre parte de su vida. Lo que no tiene claro es que estudiará en un futuro. Tiene tiempo. Se ha planteado ser enfermero o policía o incluso profesor de Educación Física. Pero poco a poco. Cursa todavía 4º de ESO. Está en el exigente Complejo Deportivo de Cheste. «Una suerte», reconoce. Aunque desde fuera su día a día resulte abrumador: «A las 6:45 horas nos levantamos: entrenamiento de 8 a 9 horas; instituto 10 a 14:30 horas, después si puedes haces la siesta o estudias y el entrenamiento de tarde suele ser a partir de las 16:30 horas, cenar, descansar y vuelta a empezar».

Pero allí es «feliz». Compartir espacio con otros deportistas es algo que le «ayuda» en muchos momentos: «Compartimos inquietudes, las mismas sensaciones ante las competiciones, nos animamos, encontramos ese entendimiento que quizás con otras personas que no sientan esa pasión por un deporte sea más complicado».

De pequeño veía más triatlón por la televisión que ahora. Reconoce que tener referentes como «Gómez Noya a nivel nacional o Aguayo en la Comunitat» es importante para el deporte. Pero él tiene a su mayor fuente de inspiración en casa, su padre. «Es la persona que mejores consejos me ha dado siempre, me acompaña a los campeonatos y está junto a mí en viajes. Es muy importante para mí que esté a mi lado». Aunque su mayor consejo tiene que ver más con la vida: «Siempre me ha dicho que haga lo que me más me guste». Aunque piensa en el «día a día», y no se obsesiona con las marcas, en este 2021 tiene «objetivos marcados»: «Quedar en el Top 15-20 en el duatlón de Avilés». Más adelante llegará el triatlón de Pontevedra aunque hay que ir «paso a paso» sobre todo en esta época.