A siete segundos de la gloria

Con un primer disparo que daba la primera salida a las 8:20 horas, y a ritmo de Chimo Bayo, las atletas despegaron fugazmente, dejando atrás a un mar de corredores cuya travesía daría comienzo diez minutos más tarde. Con el segundo estruendo, arrancaba la primera gran salida de los 6.000 corredores que conformaron la edición del 10K de este año. Sonrisas, gritos y emoción eclipsaron un inicio de carrera que hizo vibrar tanto a los deportistas como a los espectadores, un ambiente acorde a la grandeza del evento, que llegaría a su climax con la llegada de Margaret Chelimo a la meta. Conforme el cronómetro se acercaba a la cifra que marcaba el récord a batir, el nerviosismo empezaba a instaurarse en el ambiente.

La keniata, que había mantenido un ritmo impecable durante el recorrido, entró al paseo de la alameda imposibilitando la tarea de descifrar si la cifra marcada acabaría siendo batida o no hasta el último suspiro. Chelimo exprimió sus fuerzas hasta la última gota, pero no fue suficiente para fijar un nuevo récord mundial. Con una herida emocional reflejada en un rostro abatido por la fatiga, la keniata cayó al suelo lamentando desde el asfalto el haberse quedado a siete segundos de la gloria. En ese momento, alentada entre aplausos y el clamor de una ciudad volcada con la corredora, se confirmaba el mantenimiento del récord fijado por Joyciline Jepkosgei en 2017. Tras la ganadora, Norah Jeruto (30:08) y Sandra Chebet (30:45) completaron el podio élite femenino instantes después.

Cuando Chelimo recuperó el aliento, la bandera keniata fue la encargada de dibujar una sonrisa en el rostro de la campeona de la 10K de este año. Con ella, posó felizmente frente a las cámaras, saliendo victoriosa, pero con la pesada de losa de haber estado a punto de saborear la gloria. Instantes después de la llegada femenina, los corredores masculinos que salieron más tarde, llegaron a línea de meta. Zerei Kbrom adelantó a su rival en el último tramo de carrera, fijando en 27 minutos y 38 segundos su marca personal. Koros Kipkorir (27:39) y Kirui Kiproticha (27:54) acompañaron al Noruego en el podio. Chiki Pérez (28:39) fue el primero de los españoles en terminar el recorrido, mientras El Khayami y Jesús Ángel Olmos llegaron a meta con un minuto de diferencia. A partir de ese momento fue cuando comenzó la fiesta de los populares. El aluvión de deportistas que comenzó a inundar el final de la carrera dejó una mezcla de emociones entre las que destacaban los gritos de júbilo por superar marcas personales, y los jadeos descontrolados de los corredores que llegaron sin fuerzas al final de la 10K.

Los sanitarios tuvieron que emplearse a fondo para asistir a aquellos atletas que llegaron con dificultades a la meta, ya que no fueron pocas las piernas que apenas pudieron mantener el equilibrio en este tramo final, obligando a los corredores a caer rendidos en el asfalto de una edición de la 10K eclipsada por la alegría y el color de una ciudad que después de mucho tiempo, pudo vibrar de nuevo con el ambiente propio de las carreras previas al periodo de la pandemia.