Chiki Pérez se disfraza de gigante en Valencia

La garganta de José Garay no da más de sí. El entrenador del Cárnicas Serrano había perdido casi toda esperanza de que el mirlo blanco del equipo, Chiki Pérez, acabara el medio maratón en menos de 61 minutos. El arranque del atleta manchego fue fulgurante espoleado por el grupo importante de africanos, y nadie podía descartar que el menudo corredor explotara en el segundo 10.000. Así que Chiki Pérez aparece, velocísimo, en la recta de meta. El reloj corre casi tan rápido como él. Queda tan poco tiempo que parece un imposible pasar por debajo del arco antes del 1:01, pero Chiki alarga todo cuanto puede la zancada, infla el pecho y le pide una tregua al corazón. La gente del Cárnicas Serrano alucina con el tramo final de este atleta sin 'haters' que acaba de firmar la segunda mejor marca española de todos los tiempos. Lo primero es alzar los brazos y desacelerar; lo segundo, buscar a su gran compañero de fatigas, Toni Abadía, para fundirse en un abrazo casi interminable.

«Sabía que lo podía hacer, pero no lo iba pensando en carrera. Simplemente iba intentando no pinchar, mantener el ritmo y cuando he mirado el reloj, he pensado que no llegaba y de repente pensé que no estaba tan lejos. Apreté y al final ha pasado», apuntaba un Chiki aún fatigado por tanta zancada. El objetivo del corredor de Ciudad Real había bailado cientos de veces durante la carrera. Salió a ritmo de conseguirlo, lo vio inalcanzable, volvió a confiar y pum. «He salido de ritmo por debajo de la hora, pero mantener eso es imposible. A partir del kilómetro 10, he reseteado la cabeza. Pensé: 'ahora es un 10.000 y debo intentar ir a 2.56, 2.57 o 2.58 como mucho, como si empezara de cero y sin pensar en todo lo que quedaba. Iba un africano conmigo y cuando yo lo intentaba, él avivaba el ritmo. Gracias a él he hecho el ritmo que ha hecho», analizaba Chiki.

En el ecuador de la carrera sufrió un pinchazo en el costado que tampoco consiguió doblegarle. El atleta de Carrión de Calatrava, un especialista del 10.000, era una de las grandes esperanzas del Medio Maratón de Valencia Trinidad Alfonso EDP, muy centrado en esta edición en la élite española. A Chiki las calles de la ciudad del Turia le van a las mil maravillas. «No sé qué tiene Valencia, de verdad. Todas mis marcas en ruta están hechas aquí», recuerda el manchego. De hecho, su próximo reto es el maratón y debutará en la distancia en la prueba valenciana. El plan, quedarse aquí a entrenar estos meses y, ojalá, «conseguir la clasificación para el maratón de los Juegos Olímpicos».

«Si me caigo, me he caído»

Once corredores habían culminado los 21 kilómetros de Valencia antes de la gesta de Chiki. Se habían cumplido los pronósticos porque esta vez ir a por el récord absoluto en hombres era una quimera. Chiki López tenía en sus piernas la posibilidad de dar una de las mayores alegrías del medio maratón: «Como me pasó en el 10.000, me ha tocado esprintar casi ya sin fuerzas hasta el final». Cuando la figura de Chiki ya se adivinaba en recta de meta, bajar de los 61 minutos era ya cuestión de cara o cruz. Prácticamente una moneda al aire. «Desde lejos, piensas que puedes, pero el cuerpo dice: 'no, no, no'. He sido más fuerte que eso y he pensado que si me caía en la llegada, pues me he caído», decía de forma gráfica el manchego. «No me iba a ver en otra así, así que decidí dar el máximo en el esprint y por fin lo pude conseguir», apuntaba Pérez, que no tiene ojos ni casi tiempo para saludar a todos los que pasan a felicitarle. Chiki paró el crono valenciano en 1:00:58, todavía muy lejos de la estratosférica marca (59:52) que Fabián Roncero tiene en su poder desde el medio maratón de Berlín de 2001.