Cien años de pasión por el atletismo

Blanco entregó la Distinción del COE a Rafa Blanquer que, sin poder contener la emoción, cerró el acto rodeado de sus atletas. De Marta Fernández de Castro, Niurka Montalvo, Ruth Beitia, Concha Montaner, María Pérez, Glory Alozie o Fátima Diame. «Aquí nacimos y nos preparamos, en el gimnasio o los aledaños, varias generaciones de atletas del Valencia C. F. Quiero acordarme de las dos figuras que elevaron al club al más alto nivel, Antonio Ferrer y Emilio Ponce. Dos nombres sin los que está entidad no hubiera sido así. Hemos logrado escribir una historia de cien años pero lo que está por venir no quedará atrás», declaró. «Comencé con 13 años y aquí sigo, cerca de los 80». No pudo pronunciar más palabras. Con los 250 invitados, muchos de ellos a lágrima viva, puestos en pie terminó algo que fue mucho más que una gala. Mestalla, testigo silencioso de la historia, abrazó el momento.

Hablar del Valencia Club de Atletismo no es hacerlo sólo de sus 28 Ligas Nacionales de División de Honor, 27 Copas o 3 Campeonatos de Europa de Clubes. Es hacerlo de su trabajo de cantera o de la Sección de Atletismo Adaptado, que desde enero de 2023 se creó para amplificar, impulsar, dar visibilidad y desarrollar un proyecto, cuyo primer objetivo está basado en el compromiso de fomentar una actividad fundamentalmente social. También es hacerlo de historias como la de Antonio Campos. Trabajador del Valencia durante 40 años, desde las oficinas a la conserjería de Mestalla, que se enamoró del atletismo en su pueblo, Pedralba, al fundarse un equipo de atletismo local. Ganó la primera carrera que corrió y a la tercera, también ganada, le fichó el Valencia C. F. De ahí, con Emilio Ponce de la mano, llegó una trayectoria que rozó la gloria con un diploma olímpico en Montreal 1976, donde quedó octavo. Historias que han ido hilando las décadas de un club que, tras la decisión del Valencia de desprenderse de sus secciones deportivas tras el descenso a Segunda en 1986, no impidió que un club que ya tenía 70 años a sus espaldas siguiera dando zancadas de gloria. Con el histórico nombre de Valencia Terra i Mar, hasta un presente donde brillan las segundas y terceras generaciones del club. Como Paula Blanquer: «Llevar el apellido de mi padre no me pesa, me motiva para salir a la pista y ganar». Por cien años más.