Antes de los Juegos de Tokio, Claudia Conte sonreía con nerviosismo cuando alguien le decía que en ella había materia prima de atleta olímpica. «Al ... final me lo voy a creer», deslizaba. Y se lo ha creído, tanto que ha cultivado ese inconformismo que la hacía progresar hasta tal punto que quizás sea hora de podarlo. La pupila de Manoli Alonso es también un libro abierto. Habla poniendo al descubierto sus emociones. Como cuando afirmaba que quizás se confiaba demasiado en ella, o ahora que al fin ella también apuesta por sí misma. Con esa evolución ha llegado también la presión, que a veces gasta malas pasadas: irse hundida de un campeonato de España del que sales con el oro colgado como en Nerja, o realizar una autocrítica feroz después de hacer marca personal en el Mundial.
Publicidad
«El primer día ha sido fantástico, el segundo no ha tenido nada que ver», comentó Conte, en declaraciones difundidas por la Federación Española, tras acabar en la madrugada de ayer novena en el heptatlón del Mundial. La discípula de Manoli Alonso había concluido con 6.194 puntos, lo que es marca personal. Había peleado hasta la prueba de los 800 con Katarina Johnson Thompson por el puesto de finalista y hasta había coqueteado en la jornada del domingo con acercarse al récord de España de María Vicente, fijado en 6.304 puntos.
En Nerja se recriminó no haber disfrutado de la competición, pues una de sus máximas siempre ha sido comparecer en el tartán con una sonrisa. El domingo se divirtió. «Siempre quieres más. En la altura me quedé cerca del 1.89 (hizo 1.86, marca de la temporada) y en el lanzamiento de peso pudo ser mejor (llegó a 12.46)», indicó Claudia Conte, que había iniciado la competición de combinadas con 13.65 en los 100 metros vallas, marca personal.
Escuchando a Conte, su segundo día fue un desastre. «La longitud me ha costado, a mí y a varias de las que hemos competido», señaló sobre la primera prueba, en la que tenía la llamada a cámaras a las 8.30 para estar en pista a las 9.30. Se plantó en los seis metros. En la jabalina llegó a los 44.69 metros con evidentes molestias en la espalda: «No ha sido una gran pérdida de puntos». Pero cada lanzamiento era un latigazo, a pesar de competir infiltrada, que dolía casi más mentalmente.
Publicidad
«En la pista me he animado, pero en el 800 he pagado todo ese desgaste mental», señaló la de Benicàssim con un poso de resignación. «Había estado entrenando bien en las últimas semanas, tenía el fondo, esperaba dar más», detalló, quizás pensando en Nerja, donde salió disparada, jugándoselo todo a un cara o cruz casi suicida. Acabó pagando su atrevimiento en la segunda vuelta, pero aquello le sirvió para replantear el Mundial. Ayer corrió en 2:14.14: el asalto al récord de España era ya imposible, pero no el octavo puesto que sí logró en el pentatlón del Mundial indoor. Acabó novena, con marca personal. Para estar satisfecha, excepto para una Claudia Conte autoexigente, inconformista, que percibe que no tiene techo y que quiere volar cada vez más alto.
Otra inconformista es Yulimar Rojas, primera tricampeona mundial de triple salto, para lo que necesitó un mejor brinco de 15,47. «No ha sido uno de mis mejores días, quería una marca mejor», señaló la venezolana después de hacer historia. También sumó su tercer título Mutaz Essa Barshim en salto de altura, mientras Soufiane El Bakkali triunfó en los 3.000 obstáculos. Faith Kipyegon mantuvo su hegemonía en los 1.500 metros.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.