Kiptum, tras la rueda de prensa previa al Maratón de Londres del año pasado, donde se desató la polémica. REUTERS

El contrato firmado por Kiptum tras su éxito en Valencia y no cumplido, causa de la misteriosa visita antes de su accidente mortal

Los representantes de la marca Qiaodan, que habían sido detenidos, declaran que su intención era renegociar el acuerdo con el atleta

Viernes, 16 de febrero 2024, 13:09

La muerte del plusmarquista mundial de maratón, Kelvin Kiptum, en el trágico accidente en el que también pereció su entrenador sigue envuelta por el misterio. Horas después del siniestro, el padre del deportista reclamó que se investigue el siniestro, del mismo modo dio ... a conocer la enigmática visita de unos hombres a su casa, preguntando por su hijo. Cuando les pidió que se identificasen, según su versión, estos optaron por marcharse.

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Este relato disparó las teorías y las sospechas, y desde Kenia las informaciones reportaban que las autoridades locales estaban buscando a estos hombres. Este miércoles trascendió que habían sido detenidos y que la policía iba a interrogarlos. Ahora ha trascendido que se trata de unos representantes de la marca Qiaodan, que se habían desplazado para negociar con el atleta.

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¿Y qué tiene que ver una firma de ropa china con Kiptum? Pues es la compañía con la que el atleta firmó un contrato después de su fulgurante debut en maratón, con el estreno más rápido de la historia (2:01:53) y triunfo en Valencia. Días después de aquel exitoso estreno en la distancia de Filipides, Qiaodan aprovechó la coyuntura para desplazarse a Kenia y ponerle al africano un contrato sobre la mesa de 100.000 dólares, según algunas versiones y este lo rubricó.

Quienes le conocían destacan el carácter afable y extrovertido del atleta, a quien le costaba decir que no, y posiblemente no era consciente de lo que implicaba el acuerdo. Lo que pasó entre ese momento y su puesta en escena en el Maratón de Londres, donde se quedó a 16 segundos del récord del mundo, sólo lo sabe él y su círculo de confianza. El hecho es que Kiptum se plantó en la capital británica vestido con Nike, lo que desató las iras de los ejecutivos de Qiaodan.

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De hecho, los representantes de la marcha china, que se habían desplazado para arropar a su nueva gallina de los huevos de oro, abordaron a Kiptum en el hall del hotel de élite, después de la rueda de prensa previa al Maratón de Londres. Testigos presenciales hablan de una ácida y desagradable discusión, en la que los ejecutivos llegaron a amenazarle con acudir a los tribunales.

Kiptum corrió en 2:01:25 tras aquel episodio y en un día lluvioso, firmando una exhibición, para algunos incluso más portentosa que la de Chicago. El keniano corrió el major norteamericano, en parte, porque Nike quiso apuntalar la imagen de su nueva estrella en un mercado, obviamente, primordial para la marca estadounidense. ¿Evitó esa estrategia una vuelta a Valencia, ciudad a la que declaró su amor en público y en privado, el año pasado? Quizás. Nunca se sabrá.

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Para la historia queda ese 2:00:35, también con Nike. Y los entrenamientos con vistas a una gesta histórica para la humanidad que Kiptum quería protagonizar en abril en Rotterdam. Lo que habría ocurrido en el maratón neerlandés es ya cosa de ciencia ficción. Qiaodan aún soñaba con que ese derribo de la barrera de las dos horas se llevase a cabo con su ropa, y esa era la intención de los ejecutivos al viajar a Kenia. El atleta había devuelto el dinero a la firma asiática, pero esta aspiraba a renegociar el acuerdo con el deportista. Días después de esa visita a su domicilio paterno se produjo el accidente mortal. Mientras siga la investigación, lo que se diga más allá de esto son conjeturas.

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