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Valencia, la ciudad del running, la que vio nacer a la nueva estrella del maratón, lloraba ayer desconsolada. Había personas que revisaban una y otra vez un whats app de no hace tantas semanas. Las lágrimas que brotaban les impedían leer con soltura el ... mensaje de su amigo Kelvin para felicitarles el cumpleaños o el santo. Y otros anteriores que, vista la calidad que demostró en su meteórica y truncada carrera, nadie se tomaba para nada en broma: «Volveré a Valencia para bajar de dos horas en maratón». Ese era Kelvin, el amigo, pero también Kiptum, la leyenda. «Porque nadie duda que se ha empezado a construir una leyenda», musita en las últimas horas, una y otra vez, Juan Botella, gerente de la SD Correcaminos, que añade: «Él era así, espontáneo».
Una estrella por sus tres colosales carreras... porque el desgraciado accidente que le ha cercenado la vida, junto la de su entrenador, dejará para siempre en el prólogo un idilio con el maratón que se atisbaba prolongado y exitoso. El contador de Kelvin Kiptum se para a los 24 años y en ese 1:00:35 del Maratón de Chicago. Con su muerte deja sin respuesta muchas preguntas, las más inmediatas: ¿Iba a ser capaz de bajar en Rotterdam de dos horas, en una carrera comercial y homologable? ¿Cómo se resolvería el esperadísimo duelo generacional con Kipchoge en los Juegos Olímpicos de París?
De lo que nadie implicado en el Maratón Valencia Trinidad Alfonso Zurich dudaba era de que Kelvin Kiptum cumpliría la promesa de rubricar una nueva gesta sobre la tarima azul de la Ciutat de les Arts. «Se nos cae el alma a los pies porque sabemos que amaba esta ciudad, su clima, su circuito, su gente. Y sabíamos que volvería, no sé bajaría por primera vez de las dos horas aquí, pero a él le habría encantado lograr un récord del mundo en Valencia», reflexiona Juan Botella.
Kiptum hablaba con cualquier persona que le asistiera. Con quien le entregase los botellines de bebidas especiales, con quien le diese el dorsal... Vino cuatro veces a competir a Valencia y entabló amistades eternas. La relación personal con la persona era fluida, y la profesional tampoco se aparcó nunca después de aquel 2:01:53 que le convirtió en el atleta más cotizado por las mejores carreras del planeta. La organización, de hecho, ya había contactado con su entorno para chequear las posibilidades de que corriese en diciembre, con el incentivo del millón de euros prometido por Juan Roig si se logra un récord del mundo. «Sabíamos que en 2024 es complicado después de que participase en Rotterdam y en los Juegos, pero se había empezado a hablar», confirma con tristeza Botella.
Con el estupor de haber perdido a un atleta formidable, muy profesional y extrovertido. Siempre puntual y que solía hablar sobre el asfalto. «Era el único atleta que hoy por hoy se podía sentar en una sala de prensa, decir que iba a bajar de las dos horas y que te lo tomases en serio», indica Botella. Pero es que tenía esa determinación, desde 2022, en ese histórico debut en maratón en Valencia. «Sin entrar en detalles, tenía un contrato propio de un debutante, pero nos pidió un bonus de bajar de 2:02», relata Marc Roig, seleccionador de la élite internacional del Maratón de Valencia. «Nos extrañó esa seguridad, pero accedimos. Pensamos que si lo conseguía se habría ganado ese dinero. ¡Y vaya si lo hizo!», subraya Botella.
Kiptum se enamoró de Valencia, pero Valencia también supo percibir en Kiptum un diamante en bruto. El idilio empezó en 2019, aunque en la primera cita hubo 'plantón'. «Vino de relleno al medio maratón», recuerda Marc Roig. Bueno... vino. Su mánager lo ofreció para el Medio Maratón de Valencia cuando la organización tenía ya el elenco de atletas de élite contratados. Se decidió, sin embargo, contratarlo, por contar con un reserva con el que cumplir los criterios de la World Athletics para la etiqueta de oro. Por si había alguna baja. La baja resultó ser Kiptum.
Aún así, en 2020, en la edición de élite tan limitada por celebrarse en plena pandemia, se le dio una segunda oportunidad. «Nos sorprendió su consistencia, corriendo los diez primeros kilómetros con los mejores, y acabó haciendo 58:42, que es su mejor marca en la distancia», recuerda Botella. En una carrera de locura, donde los cuatro primeros pararon el crono por debajo del que entonces era el récord del mundo en los 21.097 metros, Kelvin Kiptum había quedado sexto. Se ganó seguir en el pelotón del evento de cara a 2021, por mucho que se hubiera pasado gran parte del año lesionado. Aún así, corrió por debajo de la hora.
«Fue entonces cuando nos planteamos que debutase en maratón y le hicimos una oferta correcta de acuerdo con su nivel, con un bonus por correr rápido», comenta Marc Roig. El mánager, Marc Corstjens, prefería que hiciera su primer maratón en Ámsterdam en octubre, pero le faltaba entrenamiento. Otra casualidad. Las piezas encajaron para que la leyenda de Kiptum con el maratón empezase en Valencia.
«Fue una persona con la cabeza puesta en su sitio. Si le decías que estuviera en un sitio, ahí estaba a la hora indicada. No especulaba, cumplía en todas las competiciones. Hablaba sobre el asfalto», indica Marc Roig. Y lo hizo en esa carrera de diciembre de 2022 para la posteridad. «Recuerdo que iba en la moto y estaba alucinando», señala el seleccionador de la élite. «La carrera proyectaba 2:03, pero se puso a partir del kilómetro 30 a correr a 2.50. Lo repitió en el 31, en el 32, en el 33. Estaba en contacto con Marc Roig y nos dijimos: 'Este va a pinchar, ¡está loco!'. Pero no, demostró que esa era su seña de identidad», relata Botella.
Kiptum venció y pasó por el Maratón de Valencia como una estrella fugaz. Dejó un grato recuerdo, amigos y esa promesa de volver que ya no podrá cumplir. «Ha sido la gran figura de nuestra carrera en los últimos años. Lamentamos esta triste pérdida, esperábamos compartir con él otros grandes éxitos en la ciudad», apuntó Paco Borao, presidente de la SD Correcaminos, club organizador de la prueba.
Quién sabe si esa espontaneidad de la que tanto se habla no motivó un regreso a Valencia en 2023. Cuentan que solía decir 'sí' a lo que le proponían. Por ejemplo, sorprendió que tras su primera gesta firmase con la marca de ropa china Qiaodan. Pese a ello, se presentó en Londres vistiendo Nike, lo que enfureció a los representantes de la marca asiática. Hubo una agria discusión en el hotel de élite el sábado, cuando los ejecutivos llegaron a amenazar al atleta con llevarlo ante los tribunales. Unas horas después, en un día lluvioso y con malas condiciones, paró el crono en 2:01:25, quedándose a 1un puñado de segundos del récord del mundo de Kipchoge.
Tras aquella polémica y definitivamente atado como atleta de Nike, a la marca le interesó difundir su imagen por el mercado norteamericano. Valencia pujó fuerte, pero el keniano acabó corriendo en Chicago, donde destronó a Kipchoge con la plusmarca vigente de 2:00:35. A ambos atletas se les ha comparado una y otra vez desde que Kiptum irrumpiera en 2022 en Valencia.
El atleta de 24 años poco tenía que ver con Kipchoge, más allá de la similitud de los entrenamientos con mucho volumen y tiradas largas. Kiptum era un hombre religioso y hablaba un inglés medio. Escribiéndolo, simplemente se defendía. Kipchoge es más reflexivo y metódico. El atletismo se perderá un relevo generacional apasionante, con un duelo estelar en los Juegos de París. Más allá de eso, un accidente atroz deja devastada a una familia y a cientos de amigos.
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